Nintendo Switch 2 ya lleva varios meses en el mercado dando sus primeros pasos con unos cuantos videojuegos que ha ido recibiendo y que se han convertido en grandes obras por las que merece la pena hacerse con la consola. Donkey Kong Bananza se ha ganado a pulso un hueco en las colecciones de los aficionados de Nintendo con una nueva aventura en la que su característica principal se basa en grandes rasgos en arrasar con prácticamente todo lo que te encuentras por el escenario.
Desde luego, este aspecto de la jugabilidad fue el que más me conquistó de todos junto con sus coleccionables y lo adictivo que se volvía tratar de desbloquear el 100%. Por eso mismo, cuando Nintendo anunció por sorpresa que el título se iba a ampliar con una expansión, me dio mucha alegría pensando que sería una buena manera de pasar muchas más horas a los mandos llevando a cabo una destrucción desmesurada. Y en gran parte ha sido así, pero el DLC también ha cometido un fallo que es una losa que, a mi parecer, le pesa demasiado.
Esta expansión en concreto, con el nombre de Isla de DK + Caza de esmeraldas, incluye una zona completamente nueva ambientada en la mítica isla de Donkey Kong que ha aparecido en tantos juegos de la franquicia y que destaca por su montaña tan gigantesca con la cabeza de este simio tan carismático. Todo un paraíso tropical que cada uno puede explorar libremente y donde es posible encontrarse con viejos amigos, como el loro Squaks y el rinoceronte Rambi, además de Cranky Kong, Diddy Kong y Dixie Kong para hacerse fotos con ellos.
Pero en este lugar se encuentra también un invitado inesperado, como es Void Kong. El jefazo de la Void. Co ha dejado de lado sus maquiavélicos planes y ahora lo único que le interesa es apoderarse de la mayor cantidad de esmeraldas que pueda. Es ahí cuando DK y Pauline entran en escena, ya que requerirá la ayuda de ambos para apoderarse de toneladas de unidades de estas joyas de color verde y es lo que da pie a un modo de juego completamente nuevo en forma de roguelike.
Básicamente, Void Kong va encomendando misiones a la pareja de protagonistas en las que deben eliminar a unos enemigos en concreto, destruir un tipo de material de terreno en particular, buscar un objeto, etc. En el caso de cumplir con éxito la tarea, a cambio recibirán una cantidad muy suculenta de esmeraldas y mejoras para potenciar las capacidades de DK. Y es que nuestro protagonista pierde todas sus facultades e incluso sus transformaciones en los distintos animales.
Más allá de ofrecer una jugabilidad tremendamente frenética, por lo que se vuelve tan complicado el proceso se debe a que las partidas van por rondas con un tiempo limitado y en cada una de ellas hay que pagar a Void Kong una tasa de esmeraldas que va en aumento, por lo que no puedes relajarte ni un solo instante. Más que nada porque en los niveles de dificultad más elevados la cantidad de joyas a apoquinar es demasiado elevada, aunque eso se puede suplir con las mejoras que obtienes por llevar a cabo misiones o encontrar bananas.
Pero si hay algo que me ha encantado también es que este modo de juego no se limita únicamente a la isla de DK, sino que también transcurre en otros escenarios que se han visitado durante la aventura principal. En mi caso, como me encanta arrasar con todas partes del terreno, reconozco que el modo de juego me ha parecido que ofrece un entretenimiento descomunal. Sobre todo porque cada partida se siente muy diferente por las misiones que plantea y por las ventajas que vas obteniendo. Todo ello con el fin de obtener la suficiente cantidad de esmeraldas para desbloquear nuevos trajes y otros elementos exclusivos.
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Entonces, ¿cuál es el problema de esta expansión? Pues precisamente ese, que es una expansión. Por muy adictivo que pueda resultar, me cuesta encontrarle una justificación al hecho de que valga 19,99 euros hacerse con este DLC cuando se nota claramente que es un contenido que ha sido recortado por completo para venderlo por separado. Es un modo de juego que perfectamente podría haber formado parte del título principal y eso lo habría convertido en un juegazo mucho más especial todavía, pero es injustificable esta decisión que se ha tomado.
Además, es que tampoco es algo a lo que le vayas a dedicar un puñado de horas enorme. Es algo con lo que puedes pasar un rato de vez en cuando para no saturarte demasiado, y porque una vez has desbloqueado todas las recompensas no tiene un mayor aliciente. Como mucho el seguir obteniendo monedas que se pueden canjear en estatuas para decorar los alrededores de la isla de DK. Sin embargo, este lugar no es como el resto de mundos que puedes visitar con sus bananas, fósiles, etc., porque aquí no hay absolutamente nada de eso y eso provoca que se sienta que se ha desaprovechado una barbaridad.
Por lo tanto, hay que tener muy en cuenta a lo que se viene a la hora de adquirir Isla de DK + Caza de esmeraldas. Si buscas más formas de pasar el rato y de disfrutar del juego de una manera completamente nueva y divertida, es probable que esta expansión te conquiste, pero el precio es demasiado doloroso y es lo que inclina la balanza al hecho de que no resulte tan recomendable. Sinceramente, es una verdadera lástima, porque se trata de una decisión errónea difícil de pasar por alto y que, puestos a pagar, por la mitad de precio habría resultado algo más imprescindible.
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La noticia Donkey Kong Bananza potencia con un gran acierto lo que mejor sabe hacer con su DLC, pero comete un error imperdonable fue publicada originalmente en Vida Extra por Sergio Cejas (Beld) .
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