Noticia Dungeon Keeper: lo que no debe ser un free2play

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El remake de Dungeon Keeper para dispositivos móviles a cargo de EA lo tenía muy fácil. Adaptaba un juego que, por su naturaleza, casaba perfectamente con la filosofía del videojuego para este tipo de dispositivos y estábamos hablando de un clásico que, allá por el 1997, se alzó como un referente gracias al increíble trabajo de BullFrog. Sorprende, pues, que no solo no hayan aprovechado el viento a su favor si no que una compañía como EA haya tomado el tipo de decisiones que ha tomado.

Hemos hablado largo y tendido durante decenas de artículos y noticias sobre videojuegos que se han echado a perder por algo tan importante cómo su modelo de negocio, llegando a eclipsar títulos excelentes en lo jugable o lo técnico (recordamos Real Racing 3 como uno de los casos más sangrantes). Con Dungeon Keeper lo tenían tan fácil como echar un ojo a estrategias seguidas por los tower defense más exitosos del momento. Pero no, lo que podemos descargar gratuitamente en la Google Play Store es una oda a la filosofía del micropago abusivo e intrusivo.

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Para ser justos, hay que decir que el trabajo sobre el juego en sí es notable. Las mecánicas y filosofías siguen intactas, se ha adoptado un diseño algo más cartoon y los controles están bien adaptados. Pero esto se rompe en mil pedazos cuando entra en juego la economía, dominada por las gemas en este caso, típica divisa de pago disponible en los juegos de este tipo.

Y lo hace, dificultando el progreso normal y lógico dentro del juego. Disponemos de maná, oro y rocas como bienes dentro del juego, siendo éstos dos últimos los usados, en la mayoría de ocasiones, para mejorar y avanzar. El problema viene cuando se crea un exagerado efecto dominó en el que el juego apunta descaradamente al uso de las gemas para jugar a un ritmo relativamente normal. Y esto es así porque las cantidades de oro y rocas que se piden para cualquiera mejora son desorbitadas, llegando a necesitar más de las que podemos almacenar, viendo cómo aumentar la cantidad de piedras que podremos almacenar nos supone otro coste desorbitado.

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Y así, para poder realizar tareas realmente simples como excavar huecos en la tierra, podemos llegar a esperar más de 48 horas de tiempo real si no queremos pasar por caja. Y son muchos más los momentos en los que esta esperpéntica estrategia enfocada al micropago constante queda patente y deja claro que si nuestra intención es jugar sin soltar un euro, podremos estar semanas para completar pequeñas salas.

Además, como dato tan curioso como bochornoso encontramos el sistema de calificación del juego. En él, como es usual en la mayoría de juegos para móviles, se nos insta periódicamente a votar con un número de estrellas la calidad del juego. Pero con la diferencia de que no podemos elegir algo tan sencillo como el número de estrella que queramos. Tendremos un botón que servirá para darle “de una a cuatro” estrellas y otro para darle cinco directamente. ¿Lo mejor? Que si elegimos darle al “1-4″ se nos lleva a una página de atención al cliente, evitando que votemos negativamente al juego. Como decía, bochornoso.

Dungeon Keeper, concluyo, es un ejemplo ideal de una cosa: cómo no estropear un buen juego con un modelo de microtransacciones que llega a ser insultante para el jugador.

Más información – Dungeon Keeper en Androidsis

El artículo Dungeon Keeper: lo que no debe ser un free2play ha sido originalmente publicado en Androidsis.

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