Noticia El cambio climático también llegará al espacio pero a nadie le importa

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La cumbre del COP21 se presenta como el evento que sustituirá de una vez por todas al obsoleto protocolo de Kioto. ¿Qué ocurrirá y qué podemos esperar de uno de los eventos más importantes a nivel mundial?


Ojalá dentro de unos meses tenga que volver a este mismo texto, darle al botón de "editar" y tragarme mis palabras. Eso significaría que las cosas han cambiado mucho. Y que hay esperanza de un futuro mejor. Hasta entonces, no puedo hacer más que resaltar la visión que el mundo entero parece tener sobre el cambio climático. Los que todavía se muestran acérrimamente incrédulos (que no escépticos) sobre el calentamiento global, deberían saber que durante el próximo diciembre, en París, se celebrará la La cumbre del COP21 es un evento que cuenta con representantes de países de todo el globo, políticos, expertos en medio ambiente y periodistascumbre del COP21, un evento mundial que cuenta con representantes de países de todo el globo, políticos, expertos en medio ambiente y periodistas. La finalidad del COP21 no es otra que llegar a un acuerdo final con el que renovar el obsoleto "tratado de Kioto".

Esta cumbre surge bajo la evidencia de que existe un cambio climático; y que si no hacemos nada las consecuencias serán, sencillamente, catastróficas para el planeta y todas las especies que lo habitan. El objetivo es confeccionar un acuerdo capaz de poner de manifiesto las medidas que cada país tomará en consecuencia. Este texto, anunciaba el astronauta Thomas Pesquet, será llevado al espacio por él mismo como símbolo de la importancia que tiene. Este gesto de buenas intenciones pretende iluminar el panorama mundial. Una acción con claros tintes políticos que entremezcla la buena fe con la reivindicación: el cambio climático llega al espacio. Pero lo mejor de todo es que hasta ahora parece que a nadie le ha importado lo más mínimo. Sí, se han hecho reuniones, se ha discutido y se han llegado a acuerdos. ¿Y todo para qué? Para nada.

El cambio climático y el COP21


La cumbre COP21 es el paso final de más de 20 años de negociaciones. En ella todos los países de las Naciones Unidas están presentes. Miles de delegados han discutido durante años los acuerdos que sustituyan al tratado de Kioto. Este protocolo, que entró en vigor en febrero de 2005 (aunque ya para entonces tenía casi una década) abogaba por unas acciones que redujesen sensiblemente la emisión de gases de efecto invernadero por parte de todos los países implicados. La COP21 o "Paris 2015" viene a actualizar y sustituir dicho tratado. A sustituirlo por varias cuestiones. La primera es que, por supuesto, se ha quedado obsoleto en vista a los mejores análisis y las evidencias científicas que han surgido durante estos años.

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Adriana Braña | Prysma


Pero también porque el protocolo de Kioto no es suficiente. A la vista está que no ha funcionado como esperábamos, consiguiendo solo una reducción parcial de la velocidad con la que aumentan las emisiones. Esto se debe a los incumplimientos, la mala gestión y, por supuesto, a que nuestros conocimientos en un tema tan complejo crecen cada día. El objetivo del COP21 no es otro mantener el aumento de temperatura por debajo de los 2ºC en las próximas décadas. Esto no es una tarea nada, pero nada fácil. Para hacerlo, según los modelos científicos, los países deberán reducir, en conjunto, la cantidad de emisiones totales. Para ello, precisamente, se hace la discusión y se llegan a los acuerdos de quién pagará qué. Porque sí, efectivamente, al final todo es una cuestión de dinero.

La política y el negocio de los gases


Al final, el COP21 no es sino un juego. En él los países se reparten las emisiones y negocian con ellos. La intención, a priori, es buena. Pero ¿hasta qué punto llega a convertirse en un hecho? Lo cierto es que la mayoría de países en vías de desarrollo se quejan de una cosa muy clara: las grandes súper-potencias tiene una ventaja esencial. Reducir las emisiones de gases tiene un coste. Y no sale barato. Los países en desarrollo, normalmente, tiene una cantidad de emisiones relativas menor que los países más desarrollados. Y sin embargo uno de los puntos más discutidos en la anterior COP20 fue el hecho de que se les exija lo mismo que a los países que tienen más capacidad de actuar.



Los países más implicados, de hecho, parecen poner buena cara y darse por satisfechos con algunas medidas que no son suficientes. Ya os contamos que según los datos recabados por Peter F. Sale, los arrecifes de coral, por ejemplo, están condenados independientemente de las medidas tomadas en la COP21. No es el único ecosistema que se verá afectado, como ponen de manifiesto numerosos biólogos y ecólogos de todo el mundo. Y mientras tanto, nadie en la calle sabe lo que es el COP21. Esta cumbre no termina de ser lo que pretende: una lucha a nivel mundial para frenar el cambio climático. No. Se queda en el puro negocio de la política.

La guerra y sus bandos


Dentro del COP21 existen tres bandos principales, los cuales están formados por una coalición de países que se encuentran en una misma región. Como es lógico, estos bandos no llegan a un acuerdo que beneficie a todo el mundo. Cada cual "barre para su casa". Y al final perdemos todos. Exponemos a los protagonistas de este juego: en primer lugar está el G-20, los países industrializados y representados por Europa y E.E.U.U. La Like Minded Development Countries o LMDC es una coalición amero-El G-20, la AILAC y la LMDC son las coaliciones principales dentro del COP21asiática (también conocidos como Like minded) que incluye países China, Bangladesh, India, Malasia, Pakistán, Argentina, Bolivia y Venezuela entre otros. La Asociación Independiente de Latinoamérica y el Caribe o AILAC, que incluye a Colombia, Chile, Costa Rica, Panamá, Guatemala y Perú.

Mientras que los primeros son los países que más emisiones tiene, su poder económico tiene intereses en las ayudas que han prestado a otros países en vías de desarrollo. Por su parte, la LMDC controla una gran cantidad de combustibles fósiles y se muestra crítica (e incluso contraria) al G-20. la AILAC, por su parte, en un loable esfuerzo, se ha comprometido a reducir a 0 las emisiones contaminantes para 2050. Mientras que algunos países creen necesario invertir directamente en la mitigación a largo plazo mientras que otros abogan por el corto plazo. Esto tiene serias diferencias en materia económica.



Las medidas a largo plazo son más costosas, sin duda, y sus resultados más difíciles de apreciar. Los países con menos medios son los primeros que se oponen a estas medidas, mientras que el G-20 opina que cada país debe hacerse cargo de estos gastos. La adaptación inmediata, sin embargo, es más fácilmente asequible por parte de los países de menor envergadura tecnológica. Sin embargo, los expertos no dudan en afirmar que sin combatir la pobreza y el malestar económico de los países menos desarrollados, es imposible llegar a buen puerto. Cuestión que divide ampliamente las opiniones de los países más desarrollados, quienes no están dispuestos a ceder terreno en los acuerdos.

El fracaso del COP20


Y en mitad de esta vorágine, al final, nadie pone verdaderas soluciones. Para sustentar lo que digo no hace falta irse muy lejos. El pasado COP20, celebrado durante el 2014, pretendía asentar las bases de un borrador con el que llegar a la cumbre del COP21. Sin embargo, ¿qué ocurrió? Muy sencillo. Durante la cumbre de Lima, los países necesitaron 13 días para llegar a un acuerdo satisfactorio para todas las partes. Esto se debió, precisamente, a no querer regular en ninguna de las cuestiones. ¿Cuál fue el resultado? Un "borrador" más bien flojo, descafeinado y sin fuerza. En él, algunas de las novedades explican que los países deben reconocer sus emisiones a la vez que entender que existen responsabilidades diferentes (y obligaciones diferentes). Otra de las cláusulas consiste en incluir referencias a la financiación de las ayudas de las naciones ricas a los países menos desarrollados para enfrentarse a los efectos del cambio climático.

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Imágenes de la cumbre del COP20 en Lima


También se incluyó la necesidad de detallar que las ayudas económicas de los países ricos se destinen a los países que sufren pérdidas y daños debido al cambio climático. Por lo demás, el borrador de la COP20 no asentó grandes precedentes. Releamos un poco más arriba. ¿Nos dice algo alguna de las cláusulas añadidas? ¿No? Por supuesto que no. Y es que el borrador, como ya hemos dicho, es un borrador muy diferente al que se esperaba llegar al COP21. Y, mientras tanto, la sociedad no se entera de lo que se está gestando. Probablemente una de las cumbres mundiales más importantes, que decidirá nuestro futuro y el futuro de toda la humanidad y los seres que habitan este pequeño planeta y parece que a nadie le importa. Bueno sí, a Thomas Pesquet, que se llevará el acuerdo al espacio. Total, parece que aquí abajo nos da igual. Ojalá el día que el acuerdo del cambio climático llegue al espacio alguien recapacite y ponga su grito en el cielo.

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