
Android Wear ha recibido su mayor actualización hasta la fecha, y marca un avance en esta pequeña plataforma similar a otros vividos en Android.
Siempre he dicho que después de las tablets, me hacía mucha ilusión la llegada de lo que parecía la próxima tendencia: los smartwatches. Personalmente, las propuestas previas a 2014 no me convencieron, ya que aunque eran bastante buenas, estaban algo adelantadas a su tiempo. En ese sentido, para mí Android Wear era el salvador, y cuando se presentó su SDK y smartwatches como el Samsung Gear Live, todo parecía excelente.
Pero llegó el momento de probar, y la experiencia dejaba mucho que desear a priori. Batería muy escasa (aunque más tarde se corrigió), lentitud general en el sistema, desconexiones del smartphone, gestos poco intuitivos, pocas apps, y sobre todo, poca accesibilidad. Por ello, pese a que me encantaba el hardware, la experiencia por el lado del software me pareció algo pobre. A partir de ahí perdí un poco la esperanza de ver algo una buena renovación hasta el Google I/O de este año. Sin embargo, ha llegado una gran actualización antes de tiempo. ¿Logrará solventar los errores?
El reloj autónomo

El Samsung Gear S se acerca a la idea de smartwatch autónomo.
Mi compañero Nicolás Rivera siempre ha defendido que su smartwatch ideal era autónomo, es decir, que lo puedes llevar alejado del teléfono y aun así mantiene sus funciones. ¿Cómo? Con una tarjeta SIM. En Android Wear, aún no encontramos esa funcionalidad, pero sí que ha llegado al fin soporte para WiFi. Esto quiere decir que podremos conectar nuestro reloj a la red WiFi doméstica en vez de al Bluetooth 4.0 de nuestro teléfono, con lo que se aumenta la señal. Sin embargo, lo más importante no es tanto eso sino que ahora las notificaciones irán a través de los servicios de Google. Tal y como lo entiendo, podemos ir a correr sin móvil llevando sólo el Watch, y si nos preocupan nuestras notificaciones, podemos conectarnos a una red pública y contestar alguna notificación. Muy bueno.
Organización y novedades de la interfaz



Por último, el nuevo Android Wear incluye la posibilidad de pasar de tarjeta en tarjeta con un leve giro de muñeca, algo que agradeceremos cuando tengamos las dos manos ocupadas. La pega que le veo a esto es que en un sentido es cómodo, pero la muñeca acaba sufriendo y en el que sería el gesto de ir a la anterior, encuentro que la muñeca queda en una postura muy antinatural.
Conclusión: el avance es real

A falta de probarlo esta actualización de Android Wear me transmite que Google no ha abandonado la plataforma y se lo está tomando en serio, aproximadamente un año más tarde de su presentación. En mi reseña del Moto 360 dije: "si fuimos pacientes con Eclair, Donut, Froyo y Gingerbread, ¿por qué no serlo con Android Wear?". A día de hoy lo sigo pensando, y creo que las mejoras son palpables. Android Wear seguirá teniendo, por el momento, problemas de planteamiento, así como graves problemas de soporte de aplicaciones (cuantitavivos y cualitativos), pero lo de hoy es un pequeño salto adelante.
Si cuando probé el Moto 360 mi sensación fue la de estar probando un producto a la altura de Eclair, lo que he visto me ha transmitido ser el Froyo de Android Wear. Un sistema que en 2010 trajo uno de las mayores oleadas de avances importantes que se recuerdan en Android. Lo de después, es historia. Aún quedaba mucho para llegar a la madurez, pero se alcanzó.

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