Hay nombres que con solo escucharlos ya sabes al instante de qué saga se está hablando y que han logrado ganarse a pulso un hueco indiscutible en la industria de los videojuegos. Antes de convertirse en una de las palabras más potentes de esta afición que todos compartimos, DOOM estuvo muy cerca de contar con un nombre bastante diferente y, por qué no decirlo, muchísimo más horrible.
Durante las primeras fases de desarrollo, los creadores del legendario FPS barajaron la posibilidad de llamarlo Attack of the Attackers, lo que perfectamente suena a película de serie B o a una parodia en vez de asociarlo a algo que pudiera revolucionar el género. Por suerte, la idea no terminó convenciendo a nadie del equipo porque no lograba transmitir la fuerza necesaria y ese nivel de destrucción que se buscaba para este proyecto.
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Fue entonces cuando John Carmack encontró la inspiración en el lugar más inesperado: una película de la década de los 80. En El color del dinero, estrenada en 1986, Tom Cruise interpretaba a un joven jugador de billar que entraba en una sala con un estuche con un taco. Es entonces cuando alguien le pregunta qué lleva dentro, a lo que el responde de forma breve y concisa: "¿Aquí? Doom".
La palabra, tan corta y contundente, le transmitió a Carmack justo lo que buscaba, una sensación de amenaza que pudiera causar una gran destrucción, así que sintió que ese era el nombre que necesitaba. Por lo tanto, dejó atrás Attack of the Attackers y apostó por una sola palabra que pudiera ser más fácil de recordar y de asociar a esta franquicia en la que la acción y la brutalidad siempre ha estado a la orden del día.
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La noticia El DOOM que conocemos hoy estuvo a punto de tener un nombre tan nefasto que habría cambiado el destino de la saga fue publicada originalmente en Vida Extra por Sergio Cejas (Beld) .
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