La posición actual de Barcelona en el ecosistema español de startups la deja en ventaja frente a Madrid. ¿Continuará esta tendencia?
Las cifras no engañan. Las startups y empresas tecnológicas afincadas en Cataluña consiguieron financiación por valor de 176 millones de euros en 2014, convirtiéndose un año más en la región española con mayor peso dentro del panorama tecnológico.
Estas cifras, compartidas por Webcapitalriesgo en su informe anual, han vuelto a reabrir el eterno debate sobre la coexistencia de varios ecosistemas de startups (Madrid, Barcelona, Valencia), la conveniencia de que así sea en vez de apostar claramente por uno o las superfluas conversaciones sobre quién la tiene más grande.
Las cifras de la discordia
El crecimiento experimentado por las empresas tecnológicas catalanas (y principalmente barcelonesas) en lo que a financiación se refiere ha sido muy importante. Mientras que en 2012 y 2013 éstas consiguieron 67 y 52 millones de euros, respectivamente, la cifra se disparó hasta 176 millones el año pasado.
Mucha culpa de ello la tiene Scytl, la empresa de voto electrónico que consiguió más de 70 millones de euros de financiación de varios fondos de capital riesgo internacionales, entre los que destaca Vulcan Capital, firma de inversión asociada al cofundador de Microsoft Paul Allen.
Estos 176 millones suponen un 193% más que lo conseguido por las empresas afincadas en Madrid y un 935% más que las valencianas, que es la tercera región española en el ranking.
Si bien es cierto que la diferencia entre Barcelona y Madrid no fue tan pronunciada en años anteriores (+11 millones de euros en 2013 y +7 millones en 2012), también lo es que el patrón se viene repitiendo desde hace varios años e, incluso retirando el "efecto Scytl" de la ecuación, Cataluña seguiría manteniendo una ventaja creciente sobre Madrid, de aproximadamente 34 millones de euros.
La diferencia en número de operaciones, como se puede ver en la tabla sobre estas líneas, también es significativa.
Partiendo de la base de que analizar ecosistemas tecnológicos exclusivamente desde una perspectiva financiera parece un tanto incompleto, lo cierto es que la inversión es en muchos casos una pieza fundamental en el ámbito de las startups y una de las claves para alcanzar crecimientos exponenciales.
Por estas y otras muchas razones, aunque el análisis a partir de estos datos pueda parecer demasiado sesgado, tiene sentido realizarlo para aprender un poco más sobre lo que tenemos entre manos.
Como dijo Walter Kobylanski -inversor a través de Danka Capital y cofundador de Selltag y Gigas- en Twitter, “medir hasta qué punto esto significa que hay más probabilidades de conseguir financiación en Barcelona y Madrid” es interesante, puesto que “podría ser importante si vas a elegir dónde establecer tu empresa”.
Las posibles razones de la diferencia
Las razones de las diferencias existentes entre Cataluña (o Barcelona) y otras regiones españolas son varias. Luis Cabiedes, del fondo Cabiedes & Partners, afirmaba en una entrevista que la ciudad condal tuvo la suerte de contar con un grupo de empresas y emprendedores en los años 90 que sembraron lo que ahora otros muchos otros recogen.
“Emprender es viral”, decía Luis, “y empresas o grupos como Inspirit, Intercom, Servicom u Olé crecieron en los años 90 y han sido cantera de muchas otras startups desde entonces”.
Más tarde, en plena burbuja puntocom, aparecieron otras iniciativas como Atrápalo, eDreams o Itnet que volvieron, una vez más, a contribuir al desarrollo y evolución del ecosistema.
Estas olas de innovación, unidas a una administración que según Luis y muchos otros expertos está centrada más en “ayudar que en intervenir” (sirvan el distrito @22, Barcelona Activa o Mobile World Capital como ejemplos), un nutrido grupo de escuelas de negocio e ingeniería y la imagen de Barcelona en el exterior (aspecto clave para atraer talento extranjero, que es muy abundante en la ciudad), se han convertido en factores importantes para situar a Barcelona en su posición actual y ayudan a explicar la diferencia con Madrid o Valencia.
Sirva también como indicador del crecimiento de Barcelona el hecho de que la ciudad cuenta con cerca de 1.000 empleados en el ámbito del gaming y con empresas locales de la talla de Social Point y otras extranjeras que han establecido allí grandes sedes, como King.com, Gameloft o Ubisoft.
En el caso de Madrid es interesante destacar que en los últimos años han surgido numerosas iniciativas similares que intentan promocionar el emprendimiento y también que la mayoría de fondos de capital riesgo tienen su sede en la capital española. Lo más importante, sin embargo, es el nacimiento y crecimiento de importantes proyectos como CartoDB, ADTZ, Jobandtalent o Ticketea.
Por otro lado, y de una forma más orgánica, **Valencia ha sido capaz de crear una comunidad importante de desarrolladores, empresas y aceleradoras que ayudan a explicar su importante crecimiento en los últimos años.
¿Decantarse por uno o que todos convivan?
Si uno echa un vistazo a la mayoría de ecosistemas repartidos por todo el mundo, con la excepción de Estados Unidos, se observa una cosa: en casi todos los países una ciudad o región domina el mercado, adoptando el resto un papel secundario o de apoyo.
En España la tendencia parece clara hacia una creciente importancia, y quién sabe si dominio, de Barcelona en el ámbito tecnológico y de las startups. Algunas voces defienden que dada la situación especial de Madrid y Barcelona, situadas a tan solo dos horas y media de distancia en tren, tiene sentido apoyar ambas candidaturas. Otros, basándose en lo que ocurre en la mayoría de países, defienden que lo más sensato es apostar por uno (Barcelona) e intentar que crezca lo máximo posible.
Si bien parece complicado predecir qué va a pasar en este sentido -y a muchos agentes de los ecosistemas les produce bastante indiferencia este tipo de discusiones-, todo parece indicar que Barcelona se ha convertido en caballo ganador. Lo interesante estará en ver si la tendencia en el medio plazo es hacia el equilibrio entre las regiones o si, como algunos predicen, las distancias continúan engordando y el despegue de Barcelona a nivel europeo termina por completarse.
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