
Enero de 2007. Steve Jobs sube al escenario del Moscone Center con esa sonrisa que conocemos todos. La audiencia espera expectante lo que Jobs consideraba tan innovador como la Macintosh en su día. Pero había algo que los asistentes no sabían: lo que Jobs estaba a punto de presentar era, técnicamente, ilegal.
Y es que, durante dos años, Apple había estado negociando en secreto con Cisco por los derechos del nombre iPhone. Dos años de conversaciones que no llegaron a buen puerto. Dos años que terminaron con Jobs tomando una de las decisiones más arriesgadas de su carrera: presentar el iPhone sin tener los derechos del nombre.
El iPhone que existía antes del iPhone
La historia comienza en realidad mucho antes de 2007. Cisco ya había lanzado su propio iPhone en diciembre de 2006, apenas 19 días antes de la presentación de Apple. Pero aquí viene lo curioso: no era solo un iPhone, sino toda una gama de dispositivos que llevaban años en el mercado.

¿Qué era exactamente el iPhone de Cisco? En realidad, deberíamos hablar de "los iPhones de Cisco". La empresa había heredado la marca cuando compró InfoGear en 2000, y desde entonces había lanzado múltiples modelos:
- Los InfoGear iPhone originales (1998-2001): los primeros teléfonos con funciones básicas de internet
- La serie Linksys iPhone CIT (2006): modelos como CIT200, CIT300, CIT310 y CIT400, teléfonos VoIP inalámbricos para el hogar
- La serie Linksys iPhone WIP (2006): modelos WIP300, WIP320 y WIP330, con capacidades Wi-Fi

Todos estos dispositivos eran teléfonos VoIP (Voice over Internet Protocol) que te permitían hacer llamadas a través de Internet en lugar de usar la línea telefónica tradicional. Su gran atractivo era la integración con Skype: podías hacer llamadas usando tu cuenta de Skype directamente desde el teléfono, sin necesidad de encender el ordenador.

Los dispositivos tenían pantallas pequeñas donde podías ver tu lista de contactos de Skype, hacer búsquedas en Yahoo y navegar por algunas funciones básicas de Internet. Eso sí, nada de pantalla táctil, música o navegación web completa.

Steve Jobs necesitaba poder llamarlo iPhone
¿Por qué no buscaron otro nombre? La respuesta es muy simple: "iPhone" era perfecto. Encajaba como un guante en la familia de productos Apple: iPod, iMac, iTunes... Cambiar el nombre habría roto toda la estrategia de marca que habían construido durante años. Y aunque hoy en día Apple ya no pone la "i" en sus productos precisamente para evitar estos problemas, hace casi veinte años llamarlo "Apple Phone" no estaba en la mente de Steve.
Así que Jobs se encontró en una encrucijada: o renunciaba al nombre perfecto con el que había soñado, o se saltaba las reglas del juego. Y ya conocemos a Steve Jobs. Si la negociación tradicional en los despachos no funcionaba, había que llevarla a su terreno: el escenario.
Jobs no solo era un genio del producto, era un maestro del teatro y la psicología de masas. Entendía que el poder de la percepción pública podía ser mucho más fuerte que un registro de marca. Su plan era inundar el mundo con el "iPhone de Apple".
La apuesta era que, una vez que el mundo se enamorara de su dispositivo, la posición negociadora de Cisco se desmoronaría. ¿Qué poder tiene un papel si el corazón y la mente del público ya han elegido un bando?

Y funcionó. El 9 de enero de 2007, Jobs presentó el iPhone ante una audiencia entusiasmada. Al día siguiente, Cisco demandó a Apple por uso indebido de marca registrada, tal como era de esperar. Pero el "daño" ya estaba hecho: el mundo entero estaba hablando del iPhone de Apple, no del de Cisco.
La negociación en las sombras
Lo que pasó después fue una masterclass en negociación corporativa. Cisco buscaba una orden judicial para prohibir a Apple usar el nombre "iPhone". Apple argumentaba que nadie iba a confundir ambos productos porque eran completamente diferentes.

Mes y medio después de la presentación, ambas compañías llegaron a un acuerdo. Los detalles nunca se hicieron públicos, pero ambas pudieron usar el nombre bajo una licencia compartida. Nadie sabe cuánto pagó Apple, pero considerando que el iPhone ha generado más de un billón de dólares desde entonces, cualquier cantidad habría sido una ganga.
Esta no fue la única vez que Apple usó esta estrategia. En 2010, tuvieron que volver a licenciar de Cisco otro nombre: "iOS". Hasta entonces, el sistema operativo del iPhone se llamaba "iPhone OS", pero con la llegada del iPad necesitaban un nombre que abarcara ambos dispositivos. Una vez más, Cisco tenía los derechos (para su software de routing) y Apple tuvo que negociar.

Hoy, dieciocho años después, es imposible imaginar el iPhone con otro nombre. Para los que llevamos siguiendo a Apple desde hace décadas, esta historia ni siquiera sorprende. Es la misma audacia que les llevó a lanzar un Mac sin disquetera o un MacBook sin puertos USB convencionales.
Al final, lo que Cisco tenía era la marca registrada de un teléfono. Lo que Apple creó fue un icono cultural. Y en esa batalla, Steve Jobs sabía que un papel firmado tenía pocas posibilidades contra un producto que el mundo entero desearía tener en su bolsillo.
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La noticia El gran secreto del primer iPhone: Steve Jobs lo lanzó sabiendo que era ilegal y forzó una negociación millonaria en la sombra fue publicada originalmente en Applesfera por Guille Lomener .
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