Un año más mi ya no tan niña empieza el curso y junto con la compra de todo el material escolar llega el momento de comprar una mochila que aguante el inmenso peso de los libros de texto. Cada año me pregunto si no sería más fácil que llevara todo ese peso en un simple tablet con sus libros de texto y actividades. Y cada año mi sueño (y el de muchos padres) choca con la dura realidad: a nadie le interesa este cambio. Y es que el negocio de los libros de texto es una perfecta maquinaria engrasada para sacar dinero e incluso, si algún día pivotara la balanza en favor de las nuevas tecnologías, seguiríamos siendo exprimidos como vacas asturianas.
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