En cierto sentido, el transporte de metro define en gran parte la personalidad de una ciudad. Como ejemplo de ello tenemos el característico metro de Londres, también apodado como “el tubo” debido a la forma de sus túneles; o el metro de Berlín, cuyas estaciones llegaron a utilizarse como refugios antinucleares durante la Segunda Guerra Mundial. Así, el metro de metro de Estocolmo tampoco se queda atrás.
Como afirman en la página oficial de turismo de Suecia, 90 de las 110 estaciones que conforman la red de metro en Estocolmo se encuentran adornadas por diferentes obras de arte. Unos 150 artistas han utilizado ese particular lugar para exhibir sus trabajosos, lo cual también sirve para amenizar la monotonía tan característica de los viajes en metro.
Montar en el metro de Estocolmo también implica ver esculturas, mosaicos, pinturas o relieves, entre muchas otras formas de expresión artística. Por ejemplo, entrar en la estación “Solna Centrum” es similar a entrar en una cueva, mientras que en la de “Kungsträdgården” se encuentran excavaciones arqueológicas.
De hecho, popularmente suele decirse que es “la galería de arte más larga del mundo”. Sin ninguna duda, está claro que, por desgracia, el metro es un lugar mucho más transitado que los museos, pero eso no parece ser ningún problema en Estocolmo.
Créditos: Alexander Dragunov
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