Tim Cook ya lo hizo una vez. Este año puso un millón de dólares de su propio bolsillo para el comité inaugural de Donald Trump. Ahora es Apple quien aparece en otra lista de donantes. Esta vez no es para una ceremonia: es para levantar un salón de baile gigantesco en plena Casa Blanca, con un presupuesto de 300 millones de dólares y capacidad para 900 personas.
La compañía de Cupertino está en la lista oficial junto a Amazon, Google, Meta y Microsoft. Porque cuando hay que estar cerca del poder, las diferencias ideológicas se quedan en casa.
El Ala Este de la Casa Blanca ya son escombros
Ni una semana han durado los muros históricos del Ala Este, construido en 1902 y reformado durante la II Guerra Mundial. El derribo se ha completado a toda prisa para levantar en su lugar una sala de baile de casi 8.000 metros cuadrados, preparada para 900 invitados. Trump dio luz verde a la demolición sin tener todos los permisos públicos en regla, generando indignación entre las organizaciones de preservación histórica.
Este anexo, más allá de cifras y ladrillos, era la entrada formal de visitas, espacio clave para eventos sociales y el despacho de varias Primeras Damas, desde Eleanor Roosevelt. Ahora queda reducido a escombros para dar paso al salón de baile de Trump.
De Apple a los reyes del cripto, todos invitados al baile
El baile (el de donaciones) tiene protagonistas de altura: Apple, Amazon, Google, Meta, Microsoft y HP. Y junto a ellos, pesos pesados industriales, financieros y la élite del mundo cripto, con nombres como los gemelos Winklevoss y Coinbase. No hay confirmación de la cifra exacta que pone Apple, pero estar en la exclusiva lista de grandes compañías que financian la obra ya dice bastante.
El nuevo salón se promociona desde la Casa Blanca como símbolo de grandeza nacional y de la capacidad de Trump para movilizar aliados empresariales en sus proyectos más ambiciosos.
Si Steve Jobs se enfrentaba con los presidentes, Tim Cook ha perfeccionado el arte de meterlos en el bolsillo. Su apuesta (y la de Apple) es el pragmatismo: mantener puertas abiertas, influir desde dentro y garantizar una relación directa con el poder, sea quien sea el inquilino. En el fondo, es una partida de ajedrez donde las piezas se mueven con millones, influencia y gestos como esta megadonación para un espacio que huele tanto a negocio como a historia.
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¿Qué gana Apple aquí? Estar en la foto con el poder asegura acceso, estabilidad y, sobre todo, la posibilidad de incidir en las reglas del próximo baile: el de los lobbies, la regulación y los intereses comerciales de cara a los próximos años. Solo diré una palabra: aranceles. Por eso, Apple no solo se apunta al evento: prefiere estar en la pista, cerca de quien dirige la orquesta, aunque la factura sea de cientos de millones y la polémica, monumental.
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La noticia El millón de dólares para la inauguración de Trump no fue suficiente: Apple vuelve a donar, ahora para su salón de baile de 350 millones fue publicada originalmente en Applesfera por Guille Lomener .
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