Muchas películas no cuentan con asesores para el marco histórico, por lo que se pueden encontrar errores garrafales de cosas que están fuera de contexto. Algunos incluso podrían llegar a arruinar la película, y estos son algunos que quizás no sabías.

Esos guerreros con faldas
Sí, no se puede negar que ‘Braveheart‘ es una de las grandes películas de todos los tiempos, y uno de los mayores logros de Mel Gibson. De hecho, nunca una batalla de hombres con falda había llegado a ser tan masculino. Aún así, esto es un error.
Es cierto que las faldas escocesas, los kilts, se inventaron mucho más tarde, pero la verdad es que no usan kilts, sino una prenda propia de los Highlands. ¿Entonces cuál es el error? Que William Wallace no pertenecía a las Tierras Altas, sino a las bajas, a las Lowlands. Así que sí, sigue siendo un error, no histórico, pero sí de falta de contexto.
¿Quién dice que los historiadores no son útiles? Con lo sencillo que sería poner en nómina a un experto, y no cagarla de este modo.
Todos a la silla eléctrica
‘La milla verde‘ es una de esas películas de las que todo el mundo habla y se ha echado por la tele una y otra vez. Puede tener su gracia, hasta que nos damos cuenta de que todo gira en torno a un error histórico.
La película se ubica en una cárcel de Louisiana en los años 30 del siglo XX, en la que encierran a todo aquel que va a ser ejecutado en la silla eléctrica. Hasta ahí todo perfecto, hasta que nos damos cuenta de que la silla eléctrica se utilizó como método de ejecución en este estado entre 1941 y 1991. Es decir, que es imposible ubicar a estos personajes en el tiempo correcto.
Este largometraje es una adaptación de una novela de Stephen King, quien acudió al set de rodaje, y se dice que lo primero que hizo al llegar fue pedir permiso para sentarse en la silla.

María Antonieta, la que lo cura todo
No podemos negar que hubo un gran trabajo de decorados y de vestuario en la película protagonizada por Kirsten Dunst. Pero a pesar de eso, se podían haber documentado más o ser un poco más fieles a lo que está demostrado.
En este caso, el error no viene de un objeto sacado de contexto o de época, sino de precisión histórica. En la película se ve cómo María Antonieta y el Rey Luis XVI no podían tener hijos, y daban a entender que era un problema de incompatibilidad sexual, inexperiencia, o cualquier otra cosa que no fuese un problema de salud. La realidad es que este soberano tenía fimosis, y le resultaba de lo más doloroso acostarse con su mujer. Esto se arregló con una operación, y tras siete años de matrimonio pudieron tener hijos.
Tal vez Sofía Coppola quiso hacer hincapié en lo visual, pero tanto como para pasar por alto ese hecho, y solucionarlo con un toque mágico y una analogía con una cerradura… no.

Forrest Gump y Apple
No, no hemos cogido manía a Tom Hanks, pero igual debería pensárselo dos veces y participar en películas con asesores decentes. Porque el error que cometieron en Forrest Gump tampoco venía de un tiempo demasiado lejano.
En la película, Forrest recibe una carta de la empresa de Apple, fechada de 1975. El motivo era una inversión que había hecho en la empresa. Esos fans quisquillosos de Mac se dieron cuenta de que no sacaron acciones a la venta hasta cinco años después, en 1980, lo que haría imposible la inversión del señor Gump.
Para rizar más el rizo, los hay tan detallistas que se han dado cuenta de que la fuente tipográfica que se utiliza en el logotipo de la carta -Apple Garamond-, no se inventó hasta 1977, y salió en los ordenadores de la marca en 1984. Bueno, tampoco nos morimos por ello.

Mamuts en el desierto
Cuando haces una película en un contexto antiguo, corres el riesgo de cometer errores tan grandes como un elefante. Literalmente. Y esto es lo que pasó en la película 10.000 AC.
Puede que los egipcios fueran de lo más inteligentes e innovadores para construir las pirámides, y situarlas en el punto exacto del planeta, para que miles de años después nos preguntáramos el por qué. Aún así, no exageremos: la construcción podría conllevar miles de esclavos e incluso podemos creernos que utilizaron animales.
Pero, ¿mamuts? ¿En serio? No sé, ¿no pensaron que el hecho de que tuvieran una larga melena sería para soportar gélidos inviernos? Solo es una idea, no sé, pero un mamut (entrenado, además) en el desierto, es algo que sigue chirriando en mi cabeza.

Malentendiendo términos
‘Memorias de una geisha‘ ya dio mucho que hablar, desde que empezó a rodarse, hasta que se estrenó. Empezando por la ambientación, donde hay únicamente un escenario verdaderamente en Japón, hasta los actores, principales, que son de todo menos japoneses.
El error no es histórico, pero sí es común malinterpretar tradiciones de culturas que son diferentes a la occidental. En este caso, se entiende que el “mizuage” de una geisha es la subasta de la virginidad de la chica en cuestión, cuando eso se hacía a otro tipo de mujeres, las “oiran”. En el caso de las geishas, lo único que se hace es cambiar el peinado y la vestimenta, para representar el paso de “maiko” a “geiko” (geisha).
Esto causa un gran malestar, porque el error está ya en el libro en el que está basado la película, y ya había grandes polémicas por él. Era tan simple como cambiarlo en el largometraje. Pero ojo, resulta que vende más el hecho de que se subaste la virginidad de una artista.

Vida y obra de un escritor
Parece que queremos creer que Shakespeare vivió una vida tan intensa como sus historias, y esta película (traducida como ‘Shakespeare enamorado‘), solo sirve para saciar esa creencia. Además de la escasa fiabilidad que tiene, cuenta con algunos errores históricos.
El principal, la gran preocupación que tiene el personaje de Gwyneth Paltrow por acabar en las plantaciones de tabaco de su futuro marido. Uf, menos mal que esas plantaciones no llegaron a existir hasta veinte años después de la época en la que se ambienta la película.
Esa necesidad de dramas y comedias románticas hacen que se caigan en errores de este tipo, porque no es el único ejemplo que encontramos.

Cuanto más guapos y valientes, mejor
¿No os habéis fijado que los personajes históricos en las películas resultan ser mucho más guapos que las personas reales en las que se basan? Vale, esto no es un error, pero siempre quieren mostrar un lado más bello, más heroico, y más valiente.
Esto pasa en ‘Cold Mountain’, donde el amor de Ada, el soldado Inman, cae herido en batalla y recorre varias millas para volver junto a su amada. Qué bello es el amor. Pero en la vida real, el soldado W.P. Inman fue condenado por abandonar su puesto en combate. Y no fue condenado una vez, sino dos.
Pero claro, como lo que importa es la historia de amor, qué más dará el contexto. Y así, todos contentos.

A los españoles nos tocan la fibra sensible
En el cine, los españoles no salimos demasiado bien parados. Ni siquiera en nuestras derrotas. Y esto lo podemos ver en la película ‘Elizabeth, la edad de oro‘, donde la magnífica Cate Blanchett hace de reina, y reparte a dos manos contra los españoles y la Armada Invencible.
Todos sabemos la triste realidad: la Armada Invencible no era tan invencible, calculamos mal, y terminamos hundiéndonos por una mala estrategia y el tiempo.
Pero oye, que si los ingleses quieren tener una reina que reparta mamporros, no vamos a quitarles una pizca de felicidad.

Disney también la caga
No vamos a ir de santos, idealizando a la compañía mágica de Micky Mouse, y dándoles un margen porque todas sus historias son ficticias (evidentemente).
Pero hay que admitir que algunas de sus historias y de sus heroínas están basadas en mujeres reales, como el caso de Mulan (basada en la heroína china Hua Mulan), y el caso del que vamos a hablar, Pocahontas. Sí que es cierto que muchos productores y directores, dan algo de vidilla a la trama, echádole algo de sal, dándole algo más de amor, o de alegría.
Pero lo que hicieron con Pocahontas, fue de libro. La historia sí que está basada en personajes reales, pero para alegrar algo el asunto, se inventaron el romance entre Pocahontas y John Smith. Bueno, si hacemos los cálculos puede llegar a ser algo escalofriante, porque para esa época, la princesa Pocahontas solo contaría con unos diez o doce años de edad. Así que de romance es mejor no hablar.
La entrada Errores históricos de pelis conocidas aparece primero en Ocio.
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Esos guerreros con faldas
Sí, no se puede negar que ‘Braveheart‘ es una de las grandes películas de todos los tiempos, y uno de los mayores logros de Mel Gibson. De hecho, nunca una batalla de hombres con falda había llegado a ser tan masculino. Aún así, esto es un error.
Es cierto que las faldas escocesas, los kilts, se inventaron mucho más tarde, pero la verdad es que no usan kilts, sino una prenda propia de los Highlands. ¿Entonces cuál es el error? Que William Wallace no pertenecía a las Tierras Altas, sino a las bajas, a las Lowlands. Así que sí, sigue siendo un error, no histórico, pero sí de falta de contexto.
¿Quién dice que los historiadores no son útiles? Con lo sencillo que sería poner en nómina a un experto, y no cagarla de este modo.

Todos a la silla eléctrica
‘La milla verde‘ es una de esas películas de las que todo el mundo habla y se ha echado por la tele una y otra vez. Puede tener su gracia, hasta que nos damos cuenta de que todo gira en torno a un error histórico.
La película se ubica en una cárcel de Louisiana en los años 30 del siglo XX, en la que encierran a todo aquel que va a ser ejecutado en la silla eléctrica. Hasta ahí todo perfecto, hasta que nos damos cuenta de que la silla eléctrica se utilizó como método de ejecución en este estado entre 1941 y 1991. Es decir, que es imposible ubicar a estos personajes en el tiempo correcto.
Este largometraje es una adaptación de una novela de Stephen King, quien acudió al set de rodaje, y se dice que lo primero que hizo al llegar fue pedir permiso para sentarse en la silla.

María Antonieta, la que lo cura todo
No podemos negar que hubo un gran trabajo de decorados y de vestuario en la película protagonizada por Kirsten Dunst. Pero a pesar de eso, se podían haber documentado más o ser un poco más fieles a lo que está demostrado.
En este caso, el error no viene de un objeto sacado de contexto o de época, sino de precisión histórica. En la película se ve cómo María Antonieta y el Rey Luis XVI no podían tener hijos, y daban a entender que era un problema de incompatibilidad sexual, inexperiencia, o cualquier otra cosa que no fuese un problema de salud. La realidad es que este soberano tenía fimosis, y le resultaba de lo más doloroso acostarse con su mujer. Esto se arregló con una operación, y tras siete años de matrimonio pudieron tener hijos.
Tal vez Sofía Coppola quiso hacer hincapié en lo visual, pero tanto como para pasar por alto ese hecho, y solucionarlo con un toque mágico y una analogía con una cerradura… no.

Forrest Gump y Apple
No, no hemos cogido manía a Tom Hanks, pero igual debería pensárselo dos veces y participar en películas con asesores decentes. Porque el error que cometieron en Forrest Gump tampoco venía de un tiempo demasiado lejano.
En la película, Forrest recibe una carta de la empresa de Apple, fechada de 1975. El motivo era una inversión que había hecho en la empresa. Esos fans quisquillosos de Mac se dieron cuenta de que no sacaron acciones a la venta hasta cinco años después, en 1980, lo que haría imposible la inversión del señor Gump.
Para rizar más el rizo, los hay tan detallistas que se han dado cuenta de que la fuente tipográfica que se utiliza en el logotipo de la carta -Apple Garamond-, no se inventó hasta 1977, y salió en los ordenadores de la marca en 1984. Bueno, tampoco nos morimos por ello.

Mamuts en el desierto
Cuando haces una película en un contexto antiguo, corres el riesgo de cometer errores tan grandes como un elefante. Literalmente. Y esto es lo que pasó en la película 10.000 AC.
Puede que los egipcios fueran de lo más inteligentes e innovadores para construir las pirámides, y situarlas en el punto exacto del planeta, para que miles de años después nos preguntáramos el por qué. Aún así, no exageremos: la construcción podría conllevar miles de esclavos e incluso podemos creernos que utilizaron animales.
Pero, ¿mamuts? ¿En serio? No sé, ¿no pensaron que el hecho de que tuvieran una larga melena sería para soportar gélidos inviernos? Solo es una idea, no sé, pero un mamut (entrenado, además) en el desierto, es algo que sigue chirriando en mi cabeza.

Malentendiendo términos
‘Memorias de una geisha‘ ya dio mucho que hablar, desde que empezó a rodarse, hasta que se estrenó. Empezando por la ambientación, donde hay únicamente un escenario verdaderamente en Japón, hasta los actores, principales, que son de todo menos japoneses.
El error no es histórico, pero sí es común malinterpretar tradiciones de culturas que son diferentes a la occidental. En este caso, se entiende que el “mizuage” de una geisha es la subasta de la virginidad de la chica en cuestión, cuando eso se hacía a otro tipo de mujeres, las “oiran”. En el caso de las geishas, lo único que se hace es cambiar el peinado y la vestimenta, para representar el paso de “maiko” a “geiko” (geisha).
Esto causa un gran malestar, porque el error está ya en el libro en el que está basado la película, y ya había grandes polémicas por él. Era tan simple como cambiarlo en el largometraje. Pero ojo, resulta que vende más el hecho de que se subaste la virginidad de una artista.

Vida y obra de un escritor
Parece que queremos creer que Shakespeare vivió una vida tan intensa como sus historias, y esta película (traducida como ‘Shakespeare enamorado‘), solo sirve para saciar esa creencia. Además de la escasa fiabilidad que tiene, cuenta con algunos errores históricos.
El principal, la gran preocupación que tiene el personaje de Gwyneth Paltrow por acabar en las plantaciones de tabaco de su futuro marido. Uf, menos mal que esas plantaciones no llegaron a existir hasta veinte años después de la época en la que se ambienta la película.
Esa necesidad de dramas y comedias románticas hacen que se caigan en errores de este tipo, porque no es el único ejemplo que encontramos.

Cuanto más guapos y valientes, mejor
¿No os habéis fijado que los personajes históricos en las películas resultan ser mucho más guapos que las personas reales en las que se basan? Vale, esto no es un error, pero siempre quieren mostrar un lado más bello, más heroico, y más valiente.
Esto pasa en ‘Cold Mountain’, donde el amor de Ada, el soldado Inman, cae herido en batalla y recorre varias millas para volver junto a su amada. Qué bello es el amor. Pero en la vida real, el soldado W.P. Inman fue condenado por abandonar su puesto en combate. Y no fue condenado una vez, sino dos.
Pero claro, como lo que importa es la historia de amor, qué más dará el contexto. Y así, todos contentos.

A los españoles nos tocan la fibra sensible
En el cine, los españoles no salimos demasiado bien parados. Ni siquiera en nuestras derrotas. Y esto lo podemos ver en la película ‘Elizabeth, la edad de oro‘, donde la magnífica Cate Blanchett hace de reina, y reparte a dos manos contra los españoles y la Armada Invencible.
Todos sabemos la triste realidad: la Armada Invencible no era tan invencible, calculamos mal, y terminamos hundiéndonos por una mala estrategia y el tiempo.
Pero oye, que si los ingleses quieren tener una reina que reparta mamporros, no vamos a quitarles una pizca de felicidad.

Disney también la caga
No vamos a ir de santos, idealizando a la compañía mágica de Micky Mouse, y dándoles un margen porque todas sus historias son ficticias (evidentemente).
Pero hay que admitir que algunas de sus historias y de sus heroínas están basadas en mujeres reales, como el caso de Mulan (basada en la heroína china Hua Mulan), y el caso del que vamos a hablar, Pocahontas. Sí que es cierto que muchos productores y directores, dan algo de vidilla a la trama, echádole algo de sal, dándole algo más de amor, o de alegría.
Pero lo que hicieron con Pocahontas, fue de libro. La historia sí que está basada en personajes reales, pero para alegrar algo el asunto, se inventaron el romance entre Pocahontas y John Smith. Bueno, si hacemos los cálculos puede llegar a ser algo escalofriante, porque para esa época, la princesa Pocahontas solo contaría con unos diez o doce años de edad. Así que de romance es mejor no hablar.
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