Hacemos un repaso por lo bueno y lo malo de la primera temporada de Gotham, la serie de Fox sobre la ciudad que vio nacer a Batman.
Hace varias semanas terminó la primera temporada de Gotham, serie de TV emitida por Fox y ambientada en la adolescencia de un Bruce Wayne que acaba de perder a sus padres y en una ciudad dividida entre gángsters, corrupción y asesinos. En los 22 episodios que contiene esta primera entrega, hemos podido disfrutar de momentos brillantes y de otros menos inspirados. ¿Los repasamos?
Lo bueno
Personajes muy creíbles
James Gordon, encarnado por Ben McKenzie, es el protagonista indiscutible de la historia. Hace el papel de policía que llega nuevo a la GCPD (Gotham City Police Department), una comisaría corrupta y carcomida por el miedo a las mafias dominantes. Su actuación está bien, sin más. Le toca hacer de tipo duro con las agallas suficientes para ir contracorriente, todo ello sin renunciar a ese lado de buenazo sentimental que todo protagonista empático con la audiencia debe tener. Sin embargo, hay otros personajes con peso en la trama que están muy bien conseguidos:
- Penguin (Robin Lord Taylor). Gotham merece ser vista solo por la genial interpretación que hace Robin Lord Taylor de Oswald Cobblepot, que acabará convirtiéndose en el malvado Penguin. Su evolución es hechizante (pensad en el nivel de poder que empieza y mirad en el que acaba la temporada) y logra ese punto perverso de hacerte comprenderle y hasta apoyarle, y eso que es uno de los malos.
El personaje de Penguin es de lo mejor de la serie
- Alfred Pennyworth (Sean Pertwee). Olvida ese mayordomo bobo que viste en alguna película o en los dibujos animados. Alfred tiene un pasado oscuro en el Servicio Aéreo Especial de Reino Unido. Fue un asesino para sobrevivir y ahora tiene que cuidar de un huérfano Bruce Wayne. Y eso es, ni más ni menos, lo que muestra la serie. Su papel, lleno de ironía y cierta frialdad, está muy bien equilibrado. Ni le sobra ni le falta nada.
- Edward Nygma (Cory Michael Smith). Aunque haya sido tratado como un personaje aislado del resto (y que, por tanto, parece ir siempre a su bola), la construcción del pérfido y calculador Enigma es apasionante. Entiendes tan bien por qué acaba degenerando que incluso te acabas preguntando si de verdad no te pasaría a ti lo mismo. Su brote psicótico en el último episodio es el clímax de un personaje que promete dar mucha guerra.
- Harvey Bullock (Donal Logue). El actor Donal Logue está acostumbrado a interpretar al típico hombre mujeriego, alcohólico y que antepone el dinero a la moral. Es un papel que tiene muy bien medido y, en este caso, se complementa muy bien con el de James Gordon. Harvey es, aunque parezca mentira, quien intenta frenar a Gordon en según qué situaciones y, además, sirve para dar el necesitado toque de humor para ambientes con tensión dramática. Es un pilar necesario para que Gordon no se quede cojo. Al fin y al cabo, todo Quijote debe tener su Sancho, ¿no?
Gracias a una fotografía muy bien estudiada y ejecutada, Gotham es retratada como una ciudad oscura, con un aire decadente y, a la vez, en constante movimiento. Cada escenario tiene su porqué y es que no es la misma luz la del club regentado por Fish Mooney, que mezcla sensualidad con misterio, que la Mansión Wayne, muy inglesa y tradicional, o que la comisaría del GCPD, que refleja perfectamente la corrupción y la falta de aire de una ciudad que se ahoga con policías que prefieren mirar a otro lado cuando hay problemas.
Es destacable la coherencia con la que se muestra cada localización, especialmente porque todas son diferentes entre sí, pero tienen ese nexo que hace que identifiquemos que seguimos en Gotham. Sin duda, hay una gran labor de postproducción y trabajo en el etalonaje, que no hace sino reforzar las distintas situaciones sobre las que gira el argumento de la serie.
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'Malos' empáticos
La premisa fundamental de Gotham es retratar la evolución de todo el mundo criminal que se encontrará Batman en el futuro. Así, la idea es que vayamos conociendo el origen de los malos a los que se enfrentará el héroe, pero también la figura del comisario James Gordon (todavía detective en la serie) o la propia Selina (Catwoman). Algunos con más tino que otros, lo cierto es que Gotham acierta en la manera de enfocar las diferentes historias de esos personajes malvados. Utiliza recursos muy sutiles para ir dándonos pistas de que ese fiscal de distrito (Harvey Dent) apunta maneras para ser Two-Face (Dos Caras) o que ese delincuente que se cree todopoderoso con la capucha roja acabará siendo The Joker.
Identificarte con los malos es uno de los mayores logros de GothamPor supuesto, personajes como Penguin o Enigma son mucho más obvios desde el primer momento. Y los creadores de la serie aprovechan eso para profundizar más en ellos, para obligarnos a conocerles mejor. En el caso de Penguin, por ejemplo, se nos presenta a un joven inmigrante con mucha ambición (arquetipo del sueño americano) y que, gracias a su inteligencia, es capaz de ir escalando posiciones entre las esferas de poder, haciendo que la mafia de Maroni se enfrente con la de Falcone y que Fish Moonye acabe odiándole por trastocarle sus planes de dominación.
Si miramos a Edwar Nygma, que trabaja en la comisaría del GCPD como investigador forense, enseguida veremos que hay algo retorcido en su mente, pero actúa con tanta inocencia que parece un niño pequeño. Una evidencia de esto es su relación con la archivera Kristen Kringle, a quien intenta enamorar con acertijos que no hacen más que conseguir el efecto contrario. Justo una de las cosas que hace Nygma para 'ganarse' a la señorita Kringle es lo que acaba provocando, ya a final de temporada, que el personaje de Enigma/Acertijo empiece a florecer. Y el resultado con ese brote psicótico es de lo más prometedor de cara a la segunda temporada.
Lo malo
Tramas innecesarias
22 episodios de 50 minutos son muchos, así que el ritmo es fundamental para no perder a los espectadores por el camino. De hecho, justo eso es lo que le ha pasado a esta primera temporada, que debutó en Estados Unidos con más de 8 millones de espectadores pero su último episodio fue visto por menos de 5 millones de personas. Eso denota que algo no funcionó bien y me atrevería a decir que fueron las abundantes tramas innecesarias que, comprensiblemente, pueden hacerte perder la paciencia. Por ejemplo, la historia de Fish Mooney en el centro médico de experimentos de Francis Dulchmacher (The Dollmaker) y el desenlace que tiene en los últimos episodios, con Fish llegando en barca a Gotham vestida con atuendo cyberpunk y rodeada de sus nuevos lacayos. Uno puede pensar que esta subtrama sirve para que conozcamos mejor la capacidad de superación y mando que tiene Fish, pero eso ya era algo que sabíamos, por lo que esa historia acaba siendo demasiado pesada para el espectador.
Por otro lado encontramos al pobre Bruce Wayne, al que han victimizado demasiado. Sin embargo, quiere saber sea como sea quién y por qué asesinó a sus padres, así que decide empezar a investigar por su cuenta al ver que la policía no parece avanzar. Ese contrapunto de niño pulcro fuera de lugar en los suburbios de Gotham rechina demasiado con el Bruce que se presenta en la sede de Wayne Enterprises para averiguar qué escondía su padre. Es frustrante que el personaje no se polarice hacia ningún extremo, sino que, por el contrario, no evoluciona como el resto de compañeros.
Acostúmbrate a esta cara de Bruce Wayne. No verás muchas variantes más en la primera temporada.
Respecto a los casos que debe resolver James Gordon, aunque hay algunos más emocionantes que otros, sí nos sirven para conocer un poco mejor al propio James o a Harvey. El problema es que, en buena medida, acaban siendo algo predecibles y dan la impresión de forzar demasiado a los actores, con reacciones exageradas y a veces poco comprensibles, como que Gordon se fíe de dejar a solas a su exnovia (Barbara Kean), a la que hemos visto sufrir varios traumas, con su actual pareja (Leslie Thompkins).
Personajes que no aportan a la historia
Si bien hemos comentado personajes muy bien construidos, hay otros que, definitivamente, no están a la altura en esta primera temporada. Sobre Bruce Wayne profundizaremos en el siguiente punto, pero puedo llegar a entender que los creadores hayan decidido darle cierta relevancia a su trama, aunque apenas afecte a todo el argumento del resto de personajes. Lo que no me explico es el tratamiento que le han dado a Selina, que se pasa las horas muertas durante los primeros episodios en la comisaría junto a James Gordon, luego juguetea con Bruce y después acaba formando parte del equipo de lacayos de Fish. ¿Qué hay de malo en eso? Es una evolución de un personaje, ¿no? Claro, que un personaje cambie es hasta aconsejable, pero en esta primera temporada Selina pasa por diferentes fases y nadie termina de entender por qué. Y no vale irse fuera de la serie y buscarlo. Tiene que ser suficiente con lo que vemos para comprenderlo. Y, a no ser que me haya perdido algo importante, aún no sé por qué de repente la vemos aparecer en el último capítulo con un subfusil de asalto y a favor del bando contrario a los buenos.
Tampoco me pareció adecuada la manera de enfocar a Fish Mooney en más de la mitad de la temporada. Se nos daba a entender siempre que era una malísima a la que todos temían, pero se limitaba a estar en su bar tapadera sin ejercer un papel activo como el que sí tienen Falcone o Maroni. Quizá para compensar esa ausencia de acción, que yo prefiero catalogar como personaje desperdiciado, se la llevan al centro médico de experimentos para que tenga su momento de gloria y, por fin, ya acabando la temporada, aprieta el gatillo y cambia mucho la trama. Pero tuvieron que pasar 22 capítulos para eso.
Demasiado Bruce Wayne
Creo que el mayor reto de Gotham será poder tener vida propia más allá de Batman y, por tanto, para ello, lo primero debería ser reducir a lo mínimo posible la aparición de Bruce Wayne, especialmente porque ya sabemos que todas sus acciones desembocarán en un traje oscuro y una voz ronca. Lo que importa es ver cómo James Gordon va cambiando, a base de golpes, la corrupción policial. Que alguien secuestre a Bruce, por favorO cómo Penguin acaba siendo el mafioso con más poder de la ciudad. O en qué momento Nygma decide pasarse al lado de los criminales. No queremos conocer en profundidad los dilemas éticos de Bruce Wayne, ni sus sentimientos hacia Selina. Es algo que se puede resolver con un par de secuencias en varios capítulos pero, en serio, no hace falta que el chico aparezca a cada rato. De hecho, la serie debe trascenderle. Debería construir un universo paralelo, no conectarnos con lo que ya conocemos por cómics o películas. En la ficción de este tipo no se trata de saber qué va a pasar (porque ya lo sabemos), sino cómo va a pasar, qué camino lleva a eso que sucede. Eso es lo que nos enganchará, lo que nos hará seguir viendo la serie. Y siempre que aparece Bruce se acaba con todo el clímax generado previamente en el resto de tramas. ¿Por qué? Porque nos recuerda a la figura de Batman y no estamos viendo Batman, sino Gotham. Estamos de acuerdo en que deben estar relacionados, pero, como digo, la serie ganaría más sin tanto Bruce Wayne.
Conclusión
La primera temporada de Gotham sirve como catálogo bastante completo de lo buena y mala que puede ser la serie. Si la segunda temporada, que se estrenará en otoño de este año, enfatiza más los puntos fuertes que hemos comentado, no tengo dudas de que será una de las indiscutibles tanto para los amantes de Batman como para los de historias policíacas, de gángsters y de lucha de poder. Si no, será una gran decepción y una pena por lo que pudo llegar a ser.
Pero, entonces, ¿merece la pena ver esta primera temporada? Sí, si te gusta la acción y el universo Batman, pero es probable que tengas que poner un poco de tu parte para acabarla, sobre todo en torno a la mitad. Al final remonta bastante y sienta las bases de lo que puede llegar a ser una segunda temporada grandiosa. Veremos. ¿Vale, Gordon?
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