La comunicación entre coches autónomos es el pilar del futuro de la conducción. Ahora mismo es posible que alguien instale estaciones que intercepten los paquetes de información que envía el coche a otros coches y a las infraestructuras para analizar la posición del coche y seguirlo.
El pilar fundamental para que los coches autónomos tengan éxito es que la comunicación sea segura y eficaz puesto que de ello depende la seguridad de sus ocupantes. Además, no solo es importante para la seguridad sino que de ello depende la fluidez del tráfico.
Un investigador de seguridad quiere poner de manifiesto que aún no es segura la comunicación entre coches autónomos y lo ha querido demostrar, aunque no dará mucha más información hasta la Black Hat Europe de noviembre. Pero vamos a analizar lo que sabemos.
Estamos ante un experimento que se realizó en la Universidad de Holanda usando dos estaciones con sensores inalámbricos capaces de localizar a los coches autónomos en un 50% del tiempo que circularon.
La comunicación V2V (vehículo con vehículo) y la comunicación entre coche a infraestructura (V2I) son el alma de los coches autónomos. Tan importante es que puedan hablar los coches como con la infraestructura que los rodea, y según el investigador, esta comunicación se puede intervenir y así poder identificar por donde se mueve un coche.
La seguridad es primordial para que el coche autónomo pueda tener futuro.
Interceptando esta comunicación se puede construir un sistema que pueda trackear en tiempo real la posición de un coche autónomo y así poder seguirlo.
La comunicación entre coches autónomos se basa en un envío de 10 mensajes por segundo usando una porción del espectro Wi-Fi en la banda de 5,9 gigahercios conocida como 802.11p. Los coches en un alcance de pocos cientos de metros pueden recibir estos mensajes y usarlos para construir una imagen del tráfico a su alrededor. Los receptores instalados por el departamento de tráfico también pueden emplear esta información para controlar la congestión del tráfico o alterar un semáforo, por ejemplo. ¿Qué pasa si alguien intercepta también esta información?
La comunicación está encriptada y solo se envía información sobre la posición y la velocidad sin ningún tipo de identificación del vehículo como pueda ser la matrícula o el número de bastidor y teóricamente, cada receptor Wi-Fi está firmado digitalmente para que no puedan introducirse mensajes falsos en el sistema para crear un problema en el tráfico.
Jonathan Petit, el científico principal de Security Innovation, una empresa de seguridad vía software, explica que si instala estaciones para interceptar esta señal a lo largo de una carretera sería capaz de espiar todos los paquetes que envíe el coche. Un coche autónomo enviaría casi 170.000 mensajes cada día y un sniffer podría detectar un 3% de esos datos de forma aproximada. Según Petit, con esa información es capaz de posicionar a un coche en 40% de las ocasiones.
La solución de la NHTSA y las autoridades europeas pasa por cambiar cada cinco minutos el apodo de los coches, pero Petit avisa que esta solución no es la mejor puesto que tan solo necesitaría más estaciones para detectar la señal, en definitiva, si se aumenta un 50% el número de estaciones, podrían seguir detectando el movimiento de un coche autónomo.
¿Y cuál es el principal problema?
El coste. Cada estación de sniffing cuesta unos 450 euros, una cantidad que disuade por completo a las pequeñas empresas que quieran cometer algún tipo de delito, pero, ¿qué pasa con las agencias que tienen esta capacidad económica?
Continúar leyendo...