Si bien la primera entrega de la saga Uncharted fue un paso firme hacia el género de las aventuras, no fue hasta la segunda parte de Naughty Dog cuando la desarrolladora puso toda la carne en el asador con la espectacularidad. La mítica secuencia del tren por Nepal es icónica, del mismo modo que la persecución en todoterreno por todo Madagascar es legendaria, pero lo cierto es que Uncharted 3 merece un mayor reconocimiento en este sentido.
El incendio en el château, el hundimiento de un crucero y la pelea en el bar de Londres se han quedado grabados en la retina para cualquier aficionado al exclusivo de PlayStation. Sin embargo, ninguna otra misión estuvo tan a la altura de la vivida en el desierto de Rub al-Jali de Yemen y a unos cuantos cientos de metros de altura. Por supuesto, estamos hablando la escena del accidente de avión que provoca Nathan Drake.
¿Otra vez, Nate?
Si por algo se distingue al protagonista de la franquicia es por su facilidad para que todo a su alrededor se vaya al reverendo carajo pero, de la misma forma, verse impregnado por una capa de fortuna que nadie puede igualar. Esta fórmula creada por Naughty Dog daba pie a ser muy imaginativo en el estudio, aunque también obligaba a elevar el nivel de exigencia constantemente.
Uncharted 2 había salido en 2009 y dos años después la vara debía apuntar a lo más alto. Kurt Margenau, diseñador del videojuego, reflejó esa visión que imperaba en el equipo de querer superarse a sí mismos.
La última frase de Margenau habla directamente de la brutal ambición que se vivía en Naughty Dog, pero no incluir esa sección no les impidió brillar con luz propia. Aunque el tramo al que nos referimos es en el que el avión ya está en el aire, bien podría entrar como capítulo aparte el intento de Nate para colarse en su estructura desde el aeropuerto de Yemen. Elena Fisher apareciendo con un coche en marcha para que salte al tren de aterrizaje es impresionante y da pie a que comience el show verdadero.
Que comience la fiesta
El avión de carga está basado en el modelo ruso Antonov An-22 con motores turbohélice a ambos lados, pero poco importa porque va a terminar absolutamente destrozado. Su función es suministrar víveres y equipamiento al convoy que se dirige a Ubar, por lo que todo está dispuesto en la bodega para lanzar enorme cajas con paracaídas. Aunque Nate tendría que haber esperado a que ese instante sucediese, toma la iniciativa de reptar por el conducto de ventilación de la nave.
Semejante imprudencia permite que uno de los esbirros de Marlowe lo detecte, lo saque del estrecho lugar y comience a estrangularlo. Para que se desencadene la catarata de estupideces, el soldado decide abrir la compuerta de carga para lanzar al protagonista por los aires, pero antes se produce una fuerte pelea entre ellos. Uncharted 3 posee el mejor sistema de combate de la saga, permitiendo ejecutar rápidos contraataques y presentar batalla contra enemigos más grandes de lo normal. Eso es precisamente a lo que nos obliga el título, pero el contrincante no queda completamente eliminado.
En otra jugada digna de los Looney Toones, Nate tiene la brillante idea de liberar las cajas para que golpeen al agente y lo manden a paseo. Consigue su objetivo, pero no se da cuenta de que ha provocado que todo el material comience a salir disparado al exterior y toca esquivarlo. Es fantástico como Naughty Dog crea la momentánea ilusión de que realmente se pueden esquivar todas las cajas, cuando en realidad estás destinado a terminar en el último tramo de un camión que está pendiendo de una cuerda hacia el avión.
Esa escena fue tan potente hace 14 años que la desarrolladora la utilizó en numerosas campañas promocionales y yo mismo quedé fascinado durante semanas, ya que me preguntaba cómo se las apañaría Drake para librarse de semejante situación. Un reclamo potentísimo que se resolvía con un héroe escalando poco a poco por las redes del equipaje hasta regresar al avión, pero eso no significaban necesariamente buenas noticias.
Por algún motivo, todo comienza a explotar; el fuego se propaga como si el fuselaje estuviese hecho de papel y las luces comienzan a fallar. El resto de secuaces corren por sus vidas, aunque siempre manteniendo en el punto de mira a un Nate que debe refugiarse entre paquetes que no paran de moverse. No podemos avanzar demasiado o moriremos fruto del fuego enemigo, pero quedarse en la misma posición parece también un suicidio. La tensión ya está por las nubes (nunca mejor dicho) para esos instantes y Naughty Dog todavía la sostiene más hasta que estalla todo.
Un enorme agujero en la parte derecha comienza a producir una absorción de todo el interior del avión y no nos queda otra que intentar alejarnos lentamente de allí. A pesar de ello, no hay una escapatoria real porque la succión es tan fuerte que toca sobrevivir al vacío, a la nada, mientras los restos del avión se dirigen hacia un poco plácido aterrizaje entre las dunas. A pesar de que Uncharted 3 nos pide mover a Nate en el aire para agarrarse a una caja solitaria, no hay nada que nos indique que hemos pasado de una cinemática al gameplay, por lo que muchos jugadores murieron en la primera intentona.
La transición es imperceptible y lo normal es quedarse absolutamente embobado ante el festival de luces que estamos viendo. Si logras que Nate se agarre a la enorme caja, aún tienes que tirar del sistema de liberación para desplegar el paracaidas y, ahora sí, contemplar desde los cielos el impresionante accidente que has provocado en un puñado de minutos. Siendo estrictos, son apenas cinco minutos de acción en los que el pulso se nos acelera al máximo para lograr un despliegue visual sin precedentes hasta la fecha.
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Un legado de leyenda
Uncharted 3 no terminaba ni mucho menos en ese punto y todavía quedaba la tarea de reunirse con Sully, pero nada más pudo compararse con el accidente aéreo. Naughty Dog incluyó el avión en uno de los mapas multijugador, al comienzo de las partidas, pudiendo saltar desde los camiones que circulan a su alrededor por la pista de aterrizaje y justo antes de despegar. Sin embargo, el legado de la misión fue más allá de la propia franquicia.
Misión Imposible: Nación Secreta comenzó con Ethan Hunt subiéndose a un avión que está a punto de despegar en Minsk, Bielorrusia y rematando el inicio con la misma idea de expulsar las cajas por la bodega. El director Christopher McQuarrie confesó que la inspiración llegó con la tercera entrega de la saga y, a pesar de los cambios evidentes que vimos en la gran pantalla, la adaptación con Tom Holland y Mark Whalberg se alimentó de la misma escena.
De esta forma, y a través de diferentes formatos y medios, se establece que aquella batalla inesperada que libró Nathan Drake en los cielos de África adquirió el estatus de icónica. Puede que la saga haya llegado a su fin, pero su legado ha permanecido en el recuerdo.
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La noticia Es una de las mejores misiones de la historia y tiene tres elementos: un cazatesoros, un avión y toneladas de suerte fue publicada originalmente en Vida Extra por Juan Sanmartín .
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