
Quizás alguna vez te hayas preguntado qué ocurre con la basura que reciclamos y si realmente acaba o no donde debe. Es una duda universal, dado que también lo pensó Brandy Deason, una residente de Houston (Estados Unidos) y que decidió poner a prueba el servicio de basuras de la ciudad con un AirTag de Apple.
Ya estamos habituados a ver como estos localizadores, con una mayor fiabilidad que los de Android, resultan de vital importancia para localizar objetos, pero también están surgiendo otros usos adicionales. Véase encontrar coches robados e incluso detener grandes robos. En este caso, sirvió para destapar una gran estafa gubernamental relacionada con el reciclaje.
Un AirTag a la basura inadecuada, pero por razones de peso
Nuestra protagonista, a la que algunos medios locales ya apodan como "la James Bond del reciclaje", tenía aquella duda acerca del reciclaje en su ciudad y si el plástico que enviaba al contenedor acababa o no reciclándose. Su idea, que a la postre acabaría siendo brillante, no era otra que la de introducir varios AirTag entre sus bolsas de plástico.
Brandy Deason vertió aquellas bolsas con varios AirTag en el contenedor indicado para los residuos plásticos y, con la app 'Buscar' de su iPhone, solo tuvo que esperar para ir recibiendo señales. Como sabrás, el AirTag no es un localizador GPS, pero envía su ubicación de forma periódica gracias al uso de otros dispositivos Apple que sirven como baliza. Así, si durante el camino se cruza cualquier persona con un iPhone, Apple Watch, iPad o Mac, el AirTag se comunicará con ellos de forma silenciosa para enviar su posición a los servidores de Apple.

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Cabe señalar en cualquier caso que un AirTag no debe reciclarse de este modo y especialmente cuando lleva la pila en su interior. Técnicamente Deason desobedeció la normativa de reciclaje, aunque si nos ajustamos a eso de que el fin justifica los medios, se le puede incluso exculpar. Porque vaya si se justificó…
Houston, tenemos un problema con el reciclaje

Si bien es cierto que varios de los AirTag que Deason tiró al contenedor de reciclaje acabaron en plantas certificadas para ello, su sorpresa fue que la mayoría acabaron en una empresa inadecuada en varios aspectos. Se trataba de Wright Waste Management.
Esta compañía dispone de plantas de basuras en Houston, aunque no está autorizada para el almacenamiento de plásticos. Menos aún tras no haber superado los controles de prevención de incendios en hasta tres ocasiones.
Aquella recogida no autorizada de plásticos no fue casual. Gracias a la investigación que abrió Deason se comprobó como había montones de pilas de plástico de tres de altura. Por supuesto, luego no se trataban esos plásticos como se debería, sino que acababan destruyéndose y así evitando la reutilización de ese plástico, que es el leitmotiv del reciclaje.
Más tarde es algo que reconoció Mark Wilfalk, máximo mandatario del área de residuos de Wright Waste en la ciudad de Houston. Tanto es así que reconoció que durante dos años se recogieron 250 toneladas de plástico que no se recicló. Todo un escándalo que le acabó costando el puesto y que, a buen seguro, supondrá también sanciones para la empresa que recogía ese plástico sin estar adecuada para ello.
Imagen de portada | Elbert Lora en Unsplash y Anna Martí en Xataka
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La noticia Esta usuaria decidió tirar varios AirTag a la basura y acabó descubriendo una trama de estafas a nivel gubernamental fue publicada originalmente en Applesfera por Álvaro García M. .
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