
Los secuestros en la República han aumentado un 79% durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Las cifras son escalofriantes. Desde que el presidente Enrique Peña Nieto tomó posesión en 2012, el número de secuestros en México ha aumentado un 79%.
Los estados con más incidencia en secuestros son el Estado de México y Tamaulipas
Un informe de la organización Alto Al Secuestro arrojó que durante la administración de Felipe Calderón se registraron 4.937 casos de secuestro, mientras que en los últimos 5 años se han reportado 8.833.
Los lugares de la República donde han tenido lugar más casos de secuestros son el Estado de México, con 2.087, Tamaulipas (1.039) y Veracruz (772 casos).
Normalmente, las personas secuestradas tienen una nivel adquisitivo alto, como pueden ser empresarios, políticos, comerciantes o artistas. En algunos casos, el secuestro se lleva a cabo contra alguno de los familiares.
En México, existen varias maneras diferentes de privar a una persona de su libertad y las víctimas o casos no son desconocidos para prácticamente ningún habitante de la República mexicana.
Secuestro Virtual

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Son los más comunes en México y, sorprendentemente, son secuestros falsos.
Los delincuentes suelen realizar llamadas telefónicas desde centros de detención o cárceles y acceden a la información desde guías telefónicas.
En la mayoría de los casos, los secuestradores aprovechan la ausencia de una persona para extorsionar a la familia y suelen aprovecharse de su pánico para conseguir la suma de dinero.
"Me dijeron que mi teléfono había sido hackeado para extorsionarme"
En otros casos, llaman a una persona aleatoriamente e inventan una historia para extorsionar a la víctima.
Una fuente consultada por Hipertextual y que prefiere mantener su nombre en el anonimato, explica cómo fue su experiencia al ser secuestrada virtualmente:
Me llamó un número desconocido y me dijeron que llamaban desde la comisaría de policía en Michoacán porque mi número había sido hackeado. Les agradecí la información y les dije que cambiaría mi número. Pero no bastó con eso. El supuesto policía que me estaba llamando afirmó que tenía que darles mi aparato para que lo rastrearan, ya que la persona que había hackeado mi teléfono formaba parte del narcotráfico. Le contesté que no podía darle mi celular así porque sí y que me cambiaría el número, pero que no podía hacer más porque vivía en otro estado de la República.
El extorsionador vio que no le daba bola, y a partir de ahí cambió el tono de voz, me dijo que formaba parte del cártel de los Zetas, que me tenía rastreada y que si no hacía lo que él quería valdría madre. "Si cuelgas, ya valiste madre. Si le cuentas a alguien lo que está pasando, ya valiste madre". Un amigo que estaba conmigo en ese momento solamente vio mi cara y no era capaz de entender lo que pasaba. Ni yo de explicárselo. Me quedé en estado de shock, pensando que no podía ser que me estuviera pasando esto a mí.
Me pidió que sacara dinero en un cajero para tomar un taxi e ir un banco Coppel a ingresar dinero. Para el taxi, me ordenó que sacara 1000 pesos (50 euros), y que me pediría más al llegar al banco. Yo no era consciente de mis actos, solo pensaba en lo que podría pasar si no le hacía caso. Cuando mi amigo me vio entrar en el cajero, ya entendió lo que pasaba y me pidió que colgara el teléfono, que todo era una mentira. Yo no era capaz de escucharle pero, por suerte, cuando estaba a punto de parar a un taxi para ir a un banco Coppel presa del pánico, mi amigo me arrancó el teléfono de las manos y colgó. Lo primero pensé fue si era verdad que me tenían rastreada; en ese caso los tendría en la puerta de mi casa a los pocos minutos.
Informé (totalmente histérica) al policía encargado de la seguridad del cajero y me dijo que a él le habían llamado ya cinco veces a su casa para extorsionarle y que no pasaba nada, que era normal. Pasé unos días muy malos, pero luego me di cuenta de que nadie me tenía rastreada y que "solamente" había sido una víctima más de la extorsión telefónica.
Este tipo de secuestros se caracterizan por el período corto de tiempo en el que se realizan y con el objetivo de conseguir una ganancia rápida. Normalmente, la víctima está secuestrada entre ocho y doce horas.
El riesgo es bajo para el secuestrador, ya que las autoridades tienen poco tiempo para actuar y encontrar a los culpables por las pocas horas que la persona ha sido secuestrada.
El hijo de El Chapo Guzmán fue secuestrado por el cártel Nueva Generación
Una de las prácticas más comunes es el robo en los cajeros automáticos, donde la víctima es amenazada a extraer dinero de un cajero automático y posteriormente es dada en libertad.
Normalmente, las bandas que realizan este tipo de secuestros son pequeñas sin una estrategia o plan previo, explica un informe del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC).
Secuestro Extorsivo

DiariVeu - laveupv.com
En este caso, una persona es retenida contra su voluntad con el objetivo de exigir una cantidad de dinero a los familiares.
La víctima suele ser investigada antes de su secuestro y su supervivencia depende de la negociación con la familia.
Este tipo de secuestros también pueden darse con un objetivo político, y con la finalidad de atemorizar a la sociedad.
Un político puede ser secuestrado con la finalidad de exigir algún cambio en las acciones del Gobierno, para que los secuestradores muestren su poder a la sociedad.
Secuestro tradicional o profesional

Globovisión
Los delincuentes que llevan a cabo este tipo de secuestros suelen ser profesionales y pertenecen a una banda especializada y numerosa.
La víctima es cuidadosamente escogida por su nivel adquisitivo. Políticos, empresarios, ejecutivos o sus familiares son los principales objetivos de los secuestros profesionales.
El plan está perfectamente diseñado y la víctima es investigada para contar con información personal.
Narcosecuestro
Las bandas de narcotraficantes y criminales son las protagonistas de este tipo de secuestros, los cuales suelen perpetrarse por venganza o un ajuste de cuentas.
Las víctimas, pertenecientes a cárteles o familiares de narcotraficantes, suelen ser víctimas de torturas o vejaciones, además de ser utilizadas para transportar mercancía ilegal o prostitución.
En junio de 2016, el hijo de El Chapo Guzmán, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, fue secuestrado en Puerto Vallarta por el cártel Nueva Generación, enemigos del cártel de Sinaloa. Dos meses después fue liberado y resultó ileso.
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