Cuando estás acostumbrado a ser el héroe en los videojuegos, lo que suele ser la habitual en la inmensa mayoría de casos, también te apetece probar un punto de vista diferente y encarnar al villano. Eso mismo es lo que me ha permitido un título que será publicado por Devolver Digital, el cual me ha dado la oportunidad de convertirme en el amo de un laberinto, pero no uno cualquiera, sino el más sanguinario que te puedas imaginar gracias a Minos.
Este título desarrollado por el estudio Artificier, ha habilitado recientemente una demo a través de Steam que me ha ofrecido un excelente adelanto de lo que deparará este roguelite en el que no luchas por escapar del laberinto, sino que te dedicas a construir trampas mortales mientras observas cómo los intrusos que se adentran en él caen en ellas y sus cuerpos se hacen mil pedazos. He de reconocer que esta premisa ha sacado mi lado más sádico, pero no me arrepiento ni un ápice.
Ambientado en la mitología griega, el protagonista es el Minotauro, como no podía ser de otra manera. Cada una de las fases cambia por completo en cada nueva partida, con unos diseños en los que los laberintos están repletos de muros irrompibles, piedras y plataformas en las que se pueden colocar las trampas, aunque estas no son infinitas. Por desgracia, porque son muy variadas y divertidas por ver el caos que generan, solo tienes a tu disposición una cantidad un tanto limitada.
Los enemigos, en forma de soldados griegos, se desplazan automáticamente por oleadas en cuanto las activas. En ese momento siguen un camino que les conduce a una plataforma un poco más grande de lo normal con la cabeza del Minotauro. En el caso de que la alcancen, sabrán automáticamente tu posición e irán corriendo a masacrarte, lo que en principio no supone un grave problema si has logrado llevarte unas cuantas tropas por delante gracias a las trampas, ya que esta criatura mitológica también sabe defenderse perfectamente y hacer picadillo a sus adversarios con unos golpetazos devastadores.
Sin embargo, si sobreviven demasiados enemigos, lo más probable es que no tarden ni un santiamén en hacerle morder el polvo al Minotauro. Durante las primeras fases es relativamente fácil sobrevivir, pero cuando ya has superado unas cuantas hay que planear al dedillo el diseño del laberinto para que los enemigos no tengan ni una sola oportunidad de salirse con la suya, y es ahí cuando hay que tener en cuenta una serie de características vitales.
La primera vez que jugué, mi instinto fue claro y traté de dejarlos atrapados dando vueltas para que no me pudieran alcanzar jamás. No obstante, el juego no permite algo así (una lástima), porque hay varias reglas que debes cumplir obligatoriamente: la plataforma principal no se puede bloquear, el Minotauro tampoco puede ocultarse y no puedes cerrar el camino de los soldados. Eso no quita que puedas hacer todo lo posible para que su travesía se alargue lo máximo posible y así tengan que toparse con más trampas y problemas.
Entre estas maquinarias tan caóticas hay pinchos que emergen del suelo, estatuas que parten en dos a los enemigos, flechas que salen disparadas o rodillos que se convierten en una picadora de carne, entre otras que logran que la experiencia sea un espectáculo de lo más visceral. De hecho, cuantos más soldados liquides con estos métodos, más experiencia ganará el propio laberinto para generar más trampas.
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Para que la situación se complique con cada nueva oleada, la cantidad de enemigos se incrementará, al igual que las puertas desde las que se adentran al laberinto, así que eso provoca que tengas que estar alterando el diseño constantemente para adaptarlo a las adversidades que se vayan presentando. Sobre todo porque los enemigos también disponen de sus propias características que no se pueden obviar, entre algunos que atacan cuerpo a cuerpo o a distancia, e incluso otros capaces de ignorar alguna que otra trampa.
Aun así, ha sido bastante divertido diseñar los laberintos que me ha dado la gana, hasta cierto límite, porque ciertos muros no se pueden tirar abajo de ninguna manera. Pero me ha parecido una propuesta muy interesante el que te tengas que estrujar la cabeza al máximo para pensar la forma más maquiavélica y despiadada con la que masacrarás a aquellos locos de remate que se atrevan a adentrarse en este laberinto tan infernal.
Por otro lado, el salir victorioso entre oleadas te otorga puntos de experiencia para mejorar los atributos del Minotauro, la cantidad de trampas o el número de usos, mientras que las gemas sirven para forjar nuevas herramientas para convertir el laberinto en un lugar más cruel todavía. En general, Minos me ha dejado con ganas de más y me ha dado la impresión de que se apunta a ser uno de los indies más prometedores que llegarán en 2026 para todos aquellos amantes de los tower defense y de este tipo de puzles tan peculiares. A la lista de favoritos que se ha ido de cabeza.
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La noticia Este roguelite me ha hecho sentir como un dios despiadado al mando del laberinto más sádico y mortal fue publicada originalmente en Vida Extra por Sergio Cejas (Beld) .
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