Investigadores de Ford estudiarán las almohadillas adherentes de los dedos del geco para mejorar adhesivos e incrementar la capacidad de reciclaje de las piezas de automóviles
Cuando pensamos en mejorar un producto solemos acudir a la tecnología, a crear algo nuevo, pero no solemos analizar lo que nos rodea para buscar ahí la solución. La naturaleza lleva millones de años resolviendo problemas y tan solo tenemos que buscar, como lo que está haciendo un equipo de Ford y que recientemente organizó un taller de biomímesis en su campus de Dearborn con participación de Procter & Gamble y el Instituto de Biomimésis.
Uno de las complicaciones que cuesta solucionar más tiempo es el reciclaje. Ningún diseñador quiere pensar en qué pasará con el coche cuando haya que destruirlo o reciclarlo, pero es una parte fundamental del proceso. Poder reciclar el mayor número de piezas posible es un objetivo muy importante para las compañías, primero por imagen, segundo por responsabilidad corporativa y tercero por el medio ambiente.
Un geco maduro pesa de media 70 gramos y es capaz de aguantar 132 kilos.
Durante años, los investigadores de Ford han buscado maneras de que la fabricación de automóviles sea más sostenible. Un reto clave es que el adhesivo utilizado para adherir espumas a plásticos y metales puede hacer que separar las piezas para su reciclaje resulte casi imposible. Y sino podemos separar una pieza reciclaje de otra que no lo es, automáticamente el conjunto pasa a ser no reciclable.
El geco, un reptil con almohadillas en los dedos, es capaz de adherirse a la mayoría de superficies sin necesidad de líquidos o tensión de superficie pero lo más interesante es que puede liberarse fácilmente sin dejar ningún residuo. Conseguir un material similar puede marcar un antes y un después en el diseño de coches respetuosos con el medio ambiente en todas sus fases, desde la creación a la destrucción.
Más allá del reciclaje, los equipos de diseño de Ford han trabajado durante casi una década para encontrar tecnologías inspiradas en la naturaleza, con éxitos recientes en materia de fabricación de ovillos de hilo para materiales para asientos y cabezales. El uso de la biomímesis no es nuevo. El tren bala en Shinkansen, en Japón, se inspiró en el Martín pescador. El velcro se inspiró en el erizo. La mejora de las agujas hipodérmicas se desarrolló basándose en el mosquito.
Muchos fabricantes de vehículos están creando nuevos vehículos pensando mucho en el reciclaje pero no siempre se mira a la naturaleza para imitarla.
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