Noticia Esto no es un análisis o una crítica, es una carta de agradecimiento a un manga que me cambió por completo

Esto no es un análisis o una crítica, es una carta de agradecimiento a un manga que me cambió por completo


Todos y cada uno de nosotros tenemos una obra audiovisual que nos marca, pero, sobre todo, que nos cambia. Para muchos será un libro, como por ejemplo El lobo estepario; para otros, una película como El indomable Will Hunting, pero para mí es un manga que acaba de concluir y que no me tiembla el pulso al decir que es una de las mejores obras que he leído en mi vida.


Hablo, cómo no, de Vinland Saga, un manga escrito por Makoto Yukimura que no solo habla de vikingos, violencia y mucha sangre, sino de cómo alguien que parecía ser imperdonable acabó siendo el líder de un pueblo que abogaba por la paz y que, sobre todo, basaba su filosofía en algo tan básico como complicado de encontrar: el perdón.


La primera vez que me topé con esta obra no fue a través del manga, sino de su anime. Creo recordar que era 2021 o 2022 cuando me interesé por este anime que lanzó Wit Studio y que luego continuó MAPPA. Me aventuré a ver de qué iba porque gente de mi alrededor me lo recomendaba sin parar, y he de decir que la primera temporada me moló bastante.


Acción vertiginosa, una historia con mucho potencial, pero, sobre todo, unos personajes y una narrativa que me encantaron. Fue en los primeros episodios cuando me empezó a dar una vuelta que Thors le dijo a su hijo Thorfinn: "No tienes enemigos, nadie los tiene". No sabía que esta frase me acompañaría hasta el día de hoy.


A lo largo de la primera temporada, el tono no es esperanzador ni de diálogo, sino de violencia y venganza. Askeladd, el primer gran villano de la serie (y uno de los mejores personajes de toda la obra), mata a Thors y se queda con Thorfinn para entrenarlo a base de sed de venganza, ya que el joven soñaba con matar al que asesinó a su padre. Sin embargo, cuando se le presentó la oportunidad, alguien se le adelantó y no pudo cumplir con su propósito, dejando un vacío que lo cambiaría por completo el resto de su vida.


Es aquí cuando llegamos a la segunda temporada, momento en el que acaba el prólogo y empieza la verdadera serie. Todo apuntaba a que la acción iba a volver, pero Yukimura se atrevió a algo mucho mejor: dejarnos con uno de los arcos de redención más espectaculares y mejor cuidados que he visto en toda mi vida.


A lo largo de 24 episodios vimos la evolución de un Thorfinn que, como él mismo dijo, se sentía tremendamente vacío. Tras no haber conseguido su objetivo, nuestro protagonista se encontraba en un páramo de soledad y depresión que no conseguía llenar con nada, pero con el tiempo, y con la ayuda de sus compañeros más cercanos, se dio cuenta del mensaje de su padre y de su nuevo objetivo en la vida. Pero antes de conseguir esa libertad para comenzar su nuevo camino, tuvo que enfrentarse cara a cara con sus demonios: pretendía tener un camino de paz y perdón, pero, primero de todo, tenía que perdonarse a sí mismo y encontrar la redención a través de sus actos, no solo con palabras.

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En Vida Extra
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Es aquí cuando, tras conocer a Einar, aparece alguien tremendamente importante en la vida de Thorfinn: Leif Ericson. Amigo íntimo de su padre, encuentra en él una figura crucial para su cambio; Leif sabe qué es lo que ha hecho Thorfinn en su pasado y todas las vidas que ha destrozado, pero no se rinde y saca de su corazón ese odio para sustituirlo por convicción y el interés por un sueño: crear un lugar donde la violencia no esté permitida, Vinland.


Después de pesadillas, encuentros violentos con otros compañeros y una pérdida dolorosa que afectó a Einar, Thorfinn encontró el camino que buscaba, y su principal punto de inflexión llegó con el encuentro con Canuto, el príncipe al que acompañó cuando era joven y que, a diferencia de él, quería encontrar la paz con la confrontación. ¿Su respuesta? Nadie tiene enemigos. Así, Thorfinn comienza su viaje hacia Vinland, un viaje que estaría lleno de peligros, pero que superaría todos a través del diálogo y el respeto.

Redención y Perdón, el alma de Vinland Saga​


Sin embargo, durante su viaje, se encuentra con la realidad más cruda, ya que se cruza con Hild, una joven que perdió a su padre a manos de Thorfinn y que le acompañará en la aventura con el mismo objetivo que tuvo nuestro protagonista con Askeladd: cumplir su venganza.


Pero Hild no se esperaba algo que descubrió a lo largo del viaje: Thorfinn no es la persona que se encontró de niña. Es alguien que ha cambiado, que ha encontrado su verdadero propósito alejado de la violencia, que ha creado una familia y que siempre busca la paz por encima de cualquier otra cosa; ya no es alguien consumido por la rabia, porque el odio solo genera más odio y, sobre todo, crea un círculo vicioso que te deja K.O. mentalmente. Es por ello que Hild, tras ver todo lo que ha hecho Thorfinn por su gente y demostrar una y otra vez que, a pesar de su pasado, ha encontrado la redención, aceptando las consecuencias de sus actos y entendiendo a quien utiliza la violencia como medio, decide perdonarle, dejando así un momento a través de un panel que siempre recordaré.


Porque Vinland Saga no es el viaje a la tierra prometida, no son las escenas de acción, no es la aventura de encontrar nuevos lugares. Vinland Saga es un ejemplo claro de cómo las personas cambian con el tiempo, que nadie es perfecto y que, sobre todo, se puede encontrar la paz incluso habiendo sido alguien completamente horrible.

Vinland Saga


El odio solo provoca más odio, y en los últimos episodios se pueden ver las consecuencias de esta violencia. Pero Thorfinn sabe perfectamente que este círculo es interminable, y quiere romperlo a través del perdón. Suena a tontería, pero no sois conscientes de la paz que sientes en tu interior aceptando lo que sucede y perdonando, pero, sobre todo, que nadie es tu enemigo.


Antes de ver Vinland Saga, era alguien que escupía veneno por escupir. ¿Alguien me insultaba en redes? Respondía con algo peor. ¿Alguien que me caía mal sufría algo malo? Hacía leña del árbol caído. Mi vida era así y no me daba cuenta de que el odio me consumía, y lo peor de todo, me generaba una ansiedad tremenda sin que yo siquiera me diera cuenta.


Porque lanzar odio desgasta mentalmente, mucho, y comenzar a aceptar a la gente tal y como es, tras ver el arco de redención de Thorfinn, me ayudó muchísimo en lo mental. Yo quería que me recordasen por ser alguien crítico con quien lo merece, o lanzar odio a los generadores de odio, pero tras esta meditación en mí mismo, al igual que el protagonista de Vinland Saga, quiero que me recuerden, simplemente, por ser una buena persona.


Encontrar la paz en el perdón ha sido una de las decisiones que más me han ayudado en estos años, y, además de la ayuda psicológica (no tengáis miedo a ir al psicólogo, lo agradeceréis eternamente), Thorfinn fue una figura que me acompañó en este cambio, y siempre que tuve dudas, pensaba lo mismo: ¿Qué haría Thorfinn en esta situación?


Creo que pocos personajes serán tan importantes para mí, y a la vez pienso que pocos personajes estarán mejor escritos y desarrollados que Thorfinn. El final del manga no ha sido apoteósico ni ha acabado por todo lo alto, pero no lo necesita, ya que nuestro protagonista encontró el verdadero camino: ser una buena persona. Gracias, Vinland Saga, gracias, Thorfinn, y, sobre todo, gracias, Makoto Yukimura.


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