Los videojuegos son pasatiempos divertidos y sobre todo muy absorbentes, por lo que es normal que surjan interrogantes entre quienes nos rodean, e incluso nosotros mismos podemos cuestionarnos: ¿Estoy invirtiendo demasiado tiempo frente a la pantalla? ¿Son normales mis hábitos? Acaso, ¿eres adicto a los videojuegos?
Estás enfrascado en una lucha por el destino del mundo, cada movimiento que haces es una extensión de tu voluntad en el mundo virtual, los bordes de la pantalla son el límite de tu realidad, lo único que existe es tu enemigo, tu personaje y la música que ambienta el combate. Te encuentras completamente sumergido en otro mundo, eres alguien más, quizás un soldado, o un poderoso mago, o un fontanero vestido de rojo rescatando una princesa. De repente suena la alarma del despertador, son las 6:00 AM y la ilusión se rompe, te das cuenta de que sigues frente a un juego y te has pasado toda la noche absorto en él. Esa es la magia de los videojuegos, la capacidad de transportarnos a otros mundos y formar parte de una gran historia, pero, ¿cuándo es demasiado?
Adicciones Conductuales y el alto desempeño tecnológico
Rosenberg y Feder en el 2013 publicaron un libro llamado “Adicciones conductuales: Criterios, Evidencia y Tratamiento”, en el cual abordan el tema de las conductas compulsivas (aquellas que no podemos controlar) que no están vinculadas al consumo de sustancias. En el texto los autores abordan fenómenos tales como: apostar, comer, tener sexo, amar, comprar, navegar en internet, usar redes sociales, hacer ejercicio y por supuesto jugar.
Sin ánimos de ponernos académicos, los autores denotan que ninguna de estas cosas son patológicas de por sí, es solo cuando se salen de control y comienzan a afectar nuestra calidad de vida que se convierten en un problema y deben ser abordados con un enfoque clínico. En este sentido, y específicamente en el tema de los videojuegos. Griffith (2005) propone que debe haber una diferenciación entre la adicción a los juegos y el alto desempeño tecnológico, entendido este segundo como el uso frecuente de tecnología sin que esta afecte directamente la cotidianidad de la persona, o dicho en castellano, jugar bastante sin que esto dañe nuestras relaciones sociales, nuestros estudios o nuestro trabajo. Teniendo esto en cuenta, aquí presentamos algunos indicadores de que tú o una persona cercana a ti puede haber desarrollado una adicción a los videojuegos:
Imagen: StepanPopov - Shutterstock
1. El juego se ha vuelto la parte más importante de tu vida
El problema surge cuando se empieza a hacer difícil controlar nuestros impulsos y caemos en la compulsión.
Creo que no exagero cuando digo que todos hemos tenido esos momentos en los que algo nos consume casi por completo, un libro que no podemos dejar, un juego que nos resulta imposible soltar, una película que nos queda rondando la cabeza por semanas, y eso está bien, cuando algo nos brinda un placer inmenso es natural desear sumergirse en ello tanto como sea posible. El problema surge cuando se empieza a hacer difícil controlar nuestros impulsos y caemos en la compulsión, con esto quiero decir que actuamos de forma incontrolada por periodos prolongados de tiempo.
En el caso de las adicciones a videojuegos, comenzamos a ver que la persona se aísla de sus círculos sociales o se aproxima únicamente a aquellos círculos sociales que comparten exclusivamente su interés (otros gamers, o su grupo de amigos en el MMO de turno). El jugador pasa más tiempo frente a la pantalla que atendiendo otros aspectos de su vida, aun cuando esto pueda traer repercusiones severas, como por ejemplo: ausentarse del trabajo, dejar de comer o no asistir a citas médicas. Es muy distinto que el día que sale el juego que hemos esperado todo el año tomemos la decisión consciente de pedir el día libre en el trabajo (y si somos inteligentes hemos preparado todo para que esa día no tengamos que hacer mucho en la oficina), a desaparecer semanas enteras, o faltar a una reunión critica que podría conducir al despido.
Pero eso no es todo, en el jugador adicto también hay un cambio emocional y cognitivo, comienza a preocuparse cuando no está jugando y piensa activamente en el juego (ideas obsesivas), así mismo, siente constantemente el deseo de jugar, una sensación que es incontrolable y que no desaparece hasta que no está sentado con el control en la mano.
2. Jugar modifica tu estado de ánimo
Los juegos nos hacen sentir emociones como “placer” “excitación” “activación” o paradójicamente “tranquilidad” o “relajación”, en el caso del jugador adicto, él o ella sólo es capaz de experimentar estas emociones cuando juega, o reporta que la intensidad de estas emociones es mucho más grande cuando está jugando que cuando está realizando otras actividades, el mundo fuera del juego se vuelve monótono, aburrido y en casos extremos desagradable.
Esto se torna patológico cuando ocurre por periodos prolongados de tiempo, por ejemplo, todos los que hemos estado esperando The Witcher 3, o la expansión de Destiny sabemos lo agradable que es olvidarnos del mundo por un rato y apasionarnos por la experiencia de jugar, pero como buen romance, es una sensación que dura más o menos un par de meses (depende del caso), cuando terminamos el juego o cuando lo jugamos bastante llegamos a un punto en donde ya no sentimos esa misma pasión, en el caso del jugador adicto, esto no ocurre, más bien, la cosa empeora, y mientras más tiempo pasa jugando menos le interesa lo que los otros aspecto de la vida tienen que ofrecer.
3. Desarrollas Tolerancia
Imagen: GooGag - Shutterstock
El jugador adicto comienza a necesitar mayor exposición al juego para poder sentir satisfacción, si al principio jugaba una o dos horas, ahora juega cinco o seis, y luego diez o doce, así es como vemos que progresivamente la persona juega más y más, si necesita interrumpir su sesión por alguna razón (ir al baño, comer o dormir) siente de inmediato ansiedad y angustia, y se disparan las ideas obsesivas de las que hablamos antes.
Esto puede parecer algo tonto en papel, pero los resultados pueden ser catastróficos, hay numerosos casos de personas que por diversas razones han muerto por tener sesiones de juegos prolongadas. Quiero detenerme en este punto para darles una recomendación, un rasgo típico de la persona adicta es que aun cuando niega su condición, está consciente de que los demás sospechan de ella, por ello tiende a ser esquivo, un indicador de que un conocido tuyo puede ser adicto a un juego de video es que cuando le preguntas que está haciendo te diga primero que está jugando, más adelante lo intentara ocultar respondiendo cosas vagas o mintiendo, si conoces a alguien así, y deseas prestar ayuda, es importante que busques el consejo de un experto. Yo creo en la filosofía del vive y deja vivir, pero una intervención temprana será mucho más eficaz que una que prestada cuando las cosas ya se han salido de control.
4. Presentas síntomas de abstinencia
Un adicto a los videojuegos puede presentar los mismos síntomas de abstinencia que un adicto a sustancias, esto es, temblores, sudoración, aumento del ritmo cardiaco, y anímicamente, irritabilidad, angustia y ansiedad. Otra característica notable es lo que los psicólogos llaman distimia o depresión leve, entendida como un estado emocional de tristeza y la perdida de interés en actividades cotidianas. El jugador adicto necesita sentarse a jugar para sentirse contento y para poder disfrutar la vida.
5. Entras en conflicto con quienes te rodean
Todo lo expuesto anteriormente repercute negativamente en la vida social del jugador adicto, la persona comienza a tener problema con su pareja, sus amigos, su jefe y compañeros de trabajo, llevando incluso a conductas irracionales. También es natural el conflicto interno, la persona experimenta la sensación de pérdida de control y comienza a preocuparse por pasar demasiado tiempo pegado a la pantalla aunque no puede detenerse.
6. Experimentas recaídas
Finalmente, aunque la persona logre poner bajo control su adicción, esta vuelve a surgir con el pasar del tiempo, normalmente con mayor intensidad que antes, el jugador puede volver a alcanzar un estado funcional y repentinamente comenzar a presentar síntomas, afortunadamente, lo bueno es que con un tratamiento adecuado, el jugador adicto es capaz de identificar cuando comienza a pasar y busca ayuda profesional.
La adicción a los videojuegos NO es frecuente
La mayoría de las personas que la gente llamaría “adictas” son en realidad individuos que tienen un alto nivel de desempeño tecnológico.
Afortunadamente, la adicción a videojuegos es rara, y hay evidencia empírica que apunta a que la persona tiene que tener una cierta predisposición genética para ser presa de una adicción. La mayoría de las personas que la gente llamaría “adictas” son en realidad individuos que tienen un alto nivel de desempeño tecnológico, de hecho Griffiths (2005) advierte que este tipo de persona puede en ocasiones compartir algunos de los indicadores mencionados anteriormente, pero usualmente son estados pasajeros con niveles de intensidad mucho menos severos que en las adicciones plenas. Sin embargo, esto no significa que no tengamos que tener cuidado, una detección temprana de una posible adicción puede evitarnos muchos dolores de cabeza a la larga, y en algunos casos, podríamos salvar una vida.
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