Noticia Estoy rodeado de cobardes y traidores, pero no voy a rendirme ante un Señor de la Colmena tras un año de espera

Estoy rodeado de cobardes y traidores, pero no voy a rendirme ante un Señor de la Colmena tras un año de espera



Hace un año que esperaba la llegada del Señor de la Colmena de los Termínidos a Helldivers 2. Había indicios, muchos, desde los temblores hasta los enormes esqueletos de diferentes planetas. Por no hablar de que la lobreguez tenía que ocultar algo mucho más horrible que versiones mutadas de los bichos.

Ahora lo sabemos. Los Planetas Colmena llegaron con la actualización Hacia la Injusticia y en ellos han crecido los bichos definitivos de esta facción: los Señores de la Colmena, unos gusanos de proporciones bíblicas y sospechosamente similares a la especie que vive en Arrakis de Dune. Ya estaban en Helldivers de 2015, pero esta nueva versión es más grande, letal y terrorífica.


Mano a mano con un Señor de la Colmena​


Ya te conté anteriormente, durante una publicación dedicada a Hacia la Injusticia, que todavía no me había topado con un Señor de la Colmena. Prometí que seguiría jugando hasta dar con uno u dos y que luego volvería para contarte cómo fue mi experiencia. Imaginaba que sería una historia épica y emocionante, pero la realidad es que fue un poco decepcionante.


La misión transcurrió con normalidad hasta que llegamos a una explanada llena de aguas bajas y el Señor de la Colmena surgió del suelo repentinamente. Miré hacia arriba, siguiendo el recorrido de su enorme cabeza, hasta que completó la salida y dirigió su boca hacia nosotros, como quien mira a un bicho que se ha colado en su casa.


Desenfundé mi Lanza (lanzacohetes de misiles guiados) y disparé los primeros misiles. El gran gusano respondió con ácido y dejándose caer para aplastarnos. Todos conseguimos resistir el primer embiste y continuamos disparando. Nadie moría. Era demasiado bueno para ser verdad... hasta que morí y me di cuenta de que estaba luchando totalmente solo.


Mis compañeros me usaron como cebo para huir a las cuevas. Uno de ellos huyó de la bestia con un mecha cargado de misiles. Intenté comunicarme con ellos por el chat, les insté a volver al combate mientras volvía al sitio donde morí para recoger mi equipo y continuar con el combate. La respuesta de los tres fue clara: dos se fueron de la partida y el otro corrió hacia el lado opuesto del mapa.


No entendía nada. Sabía que el Señor de la Colmena tiene 150K de vida y que nuestra arma más poderosa en la actualidad, la Bomba Hell, únicamente hace 10K de daño. Faltan bombas para combatirlo, pero aun así... el enorme gusano es una novedad que llevamos esperando desde hace poco más de un año. Ahora que estaba ante nosotros... ¿Por qué no querían combatir?, ¿realmente cumplir una misión estándar de Nivel 7 tenía más peso que enfrentarse a la bestia?


Me negué a rendirme. Volví una vez más mientras los jugadores entraban y salían de la partida al ver al Señor de las Colmena. Un jugador intentó ayudarme, pero murió rápidamente y abandonó también. Pasé alrededor de 10 minutos combatiendo en solitario al gusano y a todos los bichos que venían en su ayuda. Morí un par de veces y regresé. Mientras, mis compañeros gastaban el resto refuerzos a un ritmo alarmante.


Gastaron los refuerzos y los tres se quedaron mirando cómo luchaba contra el Señor de la Colmena, cómo resistía sus embistes, le lanzaba cohetes y me negaba a rendirme. Al final, el líder de la partida me expulsó del grupo y me quedé solo en mi propia partida. Intenté pedir refuerzos con la baliza de S.O.S, pero nadie vino en mi ayuda. Todavía quedaban 30 minutos de partida.

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Acepté que no iba a matar al Señor de la Colmena en solitario, pero aun así continué luchando. El enfrentamiento es épico y muy estimulante, pese a la evidente falta de equilibrio. Nadie dijo que la guerra contra los Termínidos fuese justa. Morí por última vez mientras me replegaba para pedir un reabastecimiento. El gusano se había escondido y no salía a la superficie.

Morí totalmente avasallado por una horda de bichos y traicionado por mis compañeros helldivers. La Democracia me había fallado. Y no solo una vez, porque esta historia se ha repetido hasta en tres ocasiones más durante los últimos días. No encuentro jugadores dispuestos a enfrentar a la bestia. Todos, antes o después, renuncian. No he vuelto a jugar a Helldivers 2. Me siento muy decepcionado.

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