Noticia FIFA 16 y el continuismo bien entendido

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Pese a su evidente estancamiento en lo técnico, FIFA 16 consigue resolver errores arrastrados largo tiempo y añadir con cierto tino nuevos mecánicas y modos


Habiendo invertido un tiempo considerable en la demo de PES 2016, cosechando unas sensaciones muy positivas, es el turno de hablar de la franquicia reina en esto del fútbol virtual durante casi una década. ¿Cuáles son nuestras primeras sensaciones con FIFA 16?

Lo primero debería ser decir que me he encontrado un juego más cambiado, más diferente, de lo que cabría esperar atendiendo a todo lo visto hasta el momento de la entrega de este año. No hablamos de cambios radicales o revolucionarios en ningún aspecto pero sí que, en mi opinión, estamos ante la entrega que más cambios sutiles y con sentido ha introducido en los últimos años.

El más evidente y agradecido con el mando en la mano es el del ritmo. Uno de los principales motivos por los que FIFA 15 apenas entró en mi consola fue lo alocado de los partidos, convirtiéndose en correcalles en los que el mediocampo no tenía presencia y las defensas se desarbobalaban con excesiva asiduidad. Eso, en FIFA 16, ha cambiado y mucho: ahora todo es más pausado y se requiere de mucha posesión y toque a la vez que romper o que te rompan la defensa no es tarea sencilla.


Sobre este punto, la defensa, se vuelven a notar retoques aquí y allá: a las nuevas segadas, más contundentes y con la posibilidad de rectificarlas, se le une una organización mucho más eficiente que permite que la IA (tanto compañera como rival) cierre espacios y mantenga mucho mejor las marcas. De hecho, incluso me he visto sorprendido por la excesiva eficiencia a la hora de defender la frontal de todos los equipos disponibles en la demo, algo no demasiado fidedigno.

FIFA 16 sigue siendo continuista pero añade y arregla elementos con más acierto que la entrega anterior

Por desgracia, uno sigue encontrándose con la tan característica “defensa tramposa” de la saga; es ridículo que en pleno 2015 defensas sumamente lentos como Terry o Sokratis no queden en evidencia en una carrera contra Bale o Messi cuando se juega en dificultades altas. Al igual que los atacantes rivales aciertan prácticamente siempre cuándo y hacía dónde vamos a realizar una segada, los defensores aumentan “por arte de magia” su velocidad. Factores que afean y entorpecen el disfrute de nuestros partidos contra la CPU.

A este respecto, son más esos dejes e imperfecciones que arrastra la franquicia desde las últimas entregas: los centros y remates de cabeza vuelven a ser una opción demasiado efectiva (que Messi marque dos goles de cabeza contra el Chelsea es un buen ejemplo), la fuerza física sigue primando por encima de la habilidad y, sobre todo, el motor de impactos hace que continuemos encontrándonos con choques extraños, faltas absurdas y situaciones un tanto problemáticas.

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Pero dejando a un lado lo que sigue igual y lo que cambia y hablando de añadidos, destaca el fútbol femenino por encima de cualquier otro. Potente jugada de marketing, también ha resultado siendo una experiencia suficientemente diferenciada del fútbol masculino, aportando un ritmo algo más lento en partidos algo más técnicos. El trabajo aquí vuelve a sorprender y aunque se limite a partidos rápidos entre las 12 selecciones disponibles, se trata de un añadido más que justificado en lo jugable.

Es inaceptable que se sigan arrastrando errores desde hace casi un lustro

Tanto en el fútbol femenino como el masculino debutan dos mecánicas jugables que producen sensaciones enfrentadas. En mis más de cincuenta partidos no ha habido uno solo en el que no haya utilizado el nuevo pase potente, más arriesgado y difícil de errar, pero que servirá para romper líneas y pasar al ataque de forma fulgurante. Por contra, los nuevos regates sin balón parecen del todo inútiles si nos enfrentamos a la CPU puesto que difícilmente caerán en nuestros engaños y serán muy pocas las veces en las que realmente sirvan para desequilibrar o regatear con éxito. Es de imaginar que este añadido sí funcione en nuestros enfrentamientos con otros jugadores y, esperemos, sirvan para solventar uno de los principales puntos negros de la franquicia, la ausencia de capacidad de desborde efectiva.


Por último, pero no menos importante, está el FUT Draft. No quedan dudas de que Ultimate Team es el principal atractivo de FIFA para una inmensa mayoría de sus compradores y el añadir elementos como este son todo un acierto. Poder disfrutar de jugadores de primerísimo nivel mientras, además, luchamos por conseguir monedas y premios para nuestro equipo es una estupenda decisión de diseño. Igual que ocurre en Hearthstone y su modo Arena, por ejemplo, el Draft nos servirá tanto para controlar a jugadores que quizá nunca veamos en nuestras filas y, sobre todo, para eliminar las diferencias entre jugadores, dejando al azar el equipo que nos tocará controlar.

A nivel general, pues, la demo de FIFA 16 me ha dejado un mejor sabor de boca del que me esperaba. No hablamos de ninguna revolución ni de la entrega más relevante de la franquicia pero sí, al menos, parece que estamos ante una versión que corrige mucho de lo que había que arreglar (no todo, por desgracia) y añade modos, mecánicas y detalles aquí y allá para redondear aún más el conjunto. Si el juego final sigue lo marcado por esta demostración (el año pasado, sin ir más lejos, hubo cambios notables entre la demo y el producto definitivo), 2015 será uno de los mejores años de los últimos tiempos en esto de los videojuegos de fútbol.

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