Esta vez tiene mucho más de reloj que de pulsera deportiva.
Fitbit se ha convertido en el rey de los wearables de seguimiento de actividad gracias a unos precios contenidos, unas buenas aplicaciones, una correcta aplicación del factor de la comunidad, y un buen enfoque al público casual, alejado de los monitores más completos y caros enfocados a deportistas (Polar, Garmin...). De hecho está en un momento dulce, y la mejor prueba la ha dado la propia Fitbit en su presentación en el CES: en Navidad fue la aplicación gratuita más descargada.
Ahora se ha puesto a la moda. Tras las pulseras de silicona y materiales más deportivos que otra cosa, llega con un nuevo reloj, tras el Charge HR y el Surge del año pasado. Esta vez Fitbit está apostando por un reloj de verdad, con aspecto de reloj (más o menos) y correas de reloj, no de pulsera económica de goma. Y a un precio moderado, en torno a los 200 dólares, compatible con Android, iOS y Windows Phone. Llegará en marzo de 2016.
En su interior está la aplicación FitStar que Fitbit compró el pasado año. Y a través de ella se pueden realizar quince tipos de ejercicios distintos: caminar, correr, tenis, baloncesto, fútbol, elíptica, etc. Lo mejor es que en muchos casos el Blaze puede detectar automáticamente que se está comenzando una actividad, y monitorizarla sin necesidad de pedírselo.
(En desarrollo)
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