- La red de "autopistas nerviosas" recibe el nombre de conectoma.
- Un estudio en Nature Neuroscience fotografía por primera vez la "huella dactilar" del cerebro mediante el análisis de los circuitos neuronales.
¿Qué es lo que nos hace únicos? La respuesta a esta pregunta, que nace en la intersección entre las neurociencias y la filosofía, aún no ha podido ser resuelta. El cerebro sigue siendo un gran misterio para la investigación, que ha impulsado su estudio con iniciativas como el Human Brain Project. Pero cada vez estamos más cerca de entender sus secretos.
Una investigación realizada en 126 personas ha revelado la "huella dactilar" que escondía el cerebro, al igual que ocurrió anteriormente con el microbioma. El trabajo, publicado en la revista Nature Neuroscience, ha determinado que el conjunto de conexiones nerviosas puede servir como "código de identificación" de un individuo en relación a un grupo grande de personas. Este particular conectoma podría emplearse también para predecir las capacidad individuales de lógica y resolución de problemas en situaciones desconocidas.
Mapear las carreteras nerviosas
Consorcios como el Human Connectome Project fueron creados con el objetivo de dilucidar las "autopistas neuronales" que circulan por nuestro cerebro. ¿Era posible discernir a cada individuo en función de su red de "carreteras nerviosas"? Con el objetivo de mapear estos circuitos neuronales, la Universidad de Washington, la Universidad de Oxford y la Universidad de Minnesota lanzaron un proyecto para "fotografiar" con técnicas de neuroimagen el cerebro de 1.200 voluntarios sanos.El estudio muestra que es posible identificar a un individuo en función de su conectoma
El Human Connectome Project nació en marzo de 2013 con la pretensión de conocer en profundidad la conectividad cerebral y comprobar si estas redes influían en nuestro comportamiento. El impacto de los factores genéticos y ambientales sobre estos circuitos neuronales era otro de los objetivos de esta investigación. Tradicionalmente, la neuroimagen había sido empleada para "fotografiar" el cerebro de personas sanas y pacientes, con el fin de correlacionar las distintas "instantáneas" con la aparición de enfermedades.
Emily Finn (Universidad de Yale)
El estudio de estas fotografías a nivel individual, gracias al Human Connectome Project, ha permitido fotografiar por primera vez la "huella dactilar" del cerebro. Según los resultados presentados, no solo existen diferencias entre las personas sanas y los pacientes, sino que es posibles discernir perfiles individuales en relación a los patrones del conectoma nervioso.La "huella dactilar" del cerebro también sirve para predecir comportamientos cognitivos
Como señalan en el estudio, "los perfiles de conectividad actúan como una huella dactilar identificativa, estableciendo que la variabilidad individual en la conectividad es sustancial y reproducible". Para demostrarlo, el equipo de Emily Finn escaneó el cerebro de los 126 voluntarios en seis sesiones separadas en dos días, de forma que el patrón obtenido durante la primera jornada servía para identificar a la persona en cuestión durante la segunda fecha. Los resultados, apunta el equipo de Finn en Nature Neuroscience, muestran que a pesar de que los cambios cerebrales puedan modular los patrones de conectividad, existe una arquitectura funcional intrínseca a cada individuo.
Bruce Rolff | Shutterstock
Además de identificar por primera vez la "huella dactilar" del cerebro, los investigadores fueron capaces de predecir el comportamiento cognitivo en función del conectoma individual. En particular, la red de "autopistas nerviosas" de cada persona se correlacionaría con su nivel de inteligencia fluida (fluid intelligence), la capacidad de adquirir nuevos conceptos y de adaptarse a las nuevas situaciones.
Aunque estudios anteriores trataban de utilizar técnicas como la electroencefalografía para utilizar las ondas cerebrales como una suerte de "código de barras personal", este es el primer trabajo que se centra en el conectoma para fotografiar la "huella dactilar" de nuestro cerebro. Como apunta el grupo de Finn, esta investigación podría servir de base en el futuro para desarrollar auténticos neuromarcadores que mejoraran y personalizaran las actividades educativas y las prácticas clínicas. Aunque aún no sepamos qué es exactamente lo que nos hace únicos, hoy estamos más cerca de poder identificarlo.
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