En el mundo de la imagen, disparar no significa lanzar una bala, sino inmortalizar un determinado momento usando una cámara, tarea que se complica cuando consiste en realizar fotografías de animales salvajes.
Antes de ir a cazar se deben realizar ciertos preparativos. Hay que elegir un camuflaje acorde con el entorno, armarse de paciencia y, por supuesto, escoger un telescopio de varios aumentos que nos ayude a preparar adecuadamente el tiro. Al contrario de lo que ocurre en el Yulin Festival, no hablo de matar, sino de inmortalizar; tampoco hablo de destruir, sino de construir, concretamente fotografías de animales salvajes.
La reciente publicación de los premios Audubon, los cuales tienen como objetivo reconocer los méritos de aquellas imágenes de naturaleza mejor valoradas, ponen en evidencia lo impresionante que pueden llegar a ser algunas instantáneas pertenecientes a esta rama de la fotografía.
Jack Sassard / Audubon Photography Awards
No por ello hay que quitar méritos a otras vertientes como la fotografía de moda, la callejera o la artística, pero es cierto que las imágenes de naturaleza tienen un encanto especial. Para llegar a conseguir una buena captura deben seguirse ciertos pasos, de lo contrario el resultado sería nefasto. No solo basta con tener un gran equipo para tomar fotografías de animales salvajes, también hay que estudiar meticulosamente el paraje donde adentrarse para así llegar a mimetizarse con él.
Es imposible hablar de fotografía de naturaleza sin mencionar a uno de los grandes referentes en este ámbito, National Geographic. Los profesionales de la revista han sido los responsables de muchas de las mejores y más emblemáticas imágenes de este ámbito.
De hecho, Cary Wolinsky y Bob Caputo, ambos fotógrafos de National Geograhpic con una gran experiencia en el campo, revelan en el blog de la revista algunas de las técnicas que utilizaron para capturar algunas de sus fotografías. Según ellos, la clave está en la paciencia. Básicamente hay que estar ahí, en un lugar concreto y en un momento determinado para captar ese instante único. Puede parecer algo sencillo, pero no es así. Se trata de pasar el máximo tiempo posible con un animal o grupo de animales, algo que ayudará al fotógrafo a familiarizarse con sus costumbres.
Linda Cullivan / Audubon Photography Awards
Por ello, la filosofía de Bob Caputo no solo se basa en capturar una buena imagen, sino en aguantar hasta conocer perfectamente los hábitos que caracterizan a ese animal. Como ejemplo de ello tenemos una historia de la que el propio fotógrafo nos hace partícipes. Según éste, tomó unas instantáneas de calidad de dos guepardos en la reserva natural de Masái Mara de Kenia, pero en lugar de recorrer el resto del parque buscando más animales, Bob optó por permanecer en ese lugar y estudiar con más detenimiento aquellas especies, algo que valió la pena.
Por otro lado, tampoco hay que olvidar otro de los grandes referentes cuando se trata de tomar fotografías de animales salvajes, la BBC Wildlife. De hecho, junto al Museo de Historia Natural de Londres, son responsables de organizar uno de los eventos más prestigiosos, el Wildlife Photographer of the Year.
Al Wildlife Photographer of the Year acuden más de 3.100 fotógrafos
Desde 1964 se han encargado de galardonar la excelencia en la fotografía salvaje, lo cual ha provocado que el evento consiga una gran reputación que resulta la consecuencia de su larga trayectoria en el sector. En la actualidad se presentan más de 3.100 fotógrafos de 82 países, lo que complica enormemente el proceso de selección de las mismas.
Como curiosidad debemos señalar el premio recibido por Carlos Pérez, un fotógrafo de Teruel que con solo 9 años ganó en 2011 el premio Wildlife correspondiente a su categoría, la de menores de 10 años, y la de Jóvenes Talentos. Además de mostrar con todo detalle a un escorpión, también fue la cuidada iluminación de su imagen la que le sirvió para alzarse como vencedor.
Carlos Perez
Podemos recibir muchos consejos que nos expliquen cómo realizar este tipo de imágenes, todos ellos muy válidos, pero al final lo que realmente importa es armarnos de valor, equiparnos con un teleobjetivo o macro, un trípode, e ir a hacer fotos allí donde se encuentra aquello que nos interesa.
Fotografiar animales no es una práctica que únicamente consiste en capturar imágenes. Para conseguir los mejores resultados debe existir una conexión entre aquello que se inmortaliza y el propio fotógrafo. Aunque a veces no lo parezca, aspectos como el encuadre, la edición o incluso el instante congelado, dependen de la persona que se encuentra tras la cámara y del fragmento de realidad que ésta conciba. Porque no se trata de lo que vemos, sino de cómo lo vemos.
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