Hackear el firmware de drones: la nueva frontera entre el control y libertad

jakob-owens-225911.jpg



Las fronteras entre el control y la libertad nuevamente desdibujadas a causa del paso lento de los gobiernos locales frente a la velocidad de la tecnolgoía y la innovación.


Mayo fue un mes movido, controvertido y definitivamente interesante para los entusiastas de los drones. DJI anunciaba que tomaba medidas importantes para obligar a los dueños de sus productos a cumplir con las regulaciones locales y también evitar que sus productos sean usados por terroristas para lanzar bombas.

Lo primero diría que es necesario, para muchos un dron es un juguete inofensivo para diversión, tomar fotos que de otra forma sería imposible y para presumir de tonterías, como volar cerca de aviones. Esto último es el problema: no entender la gran responsabilidad que tiene manipular estos dispositivos a grandes distancias.



Lo segundo está causando una crisis de reputación tan grande en DJI que no queda de otra. La empresa tiene que hacer algo, sea como sea. La inmensa disponibilidad de compra de sus drones, grandes distancias que son capaces de viajar sin perder conexión y la calidad de construcción los convierte en un producto perfecto para causar terror.

El tema es que el control impuesto por DJI por medio del firmware a sus productos está enfureciendo a un gran sector de clientes que consideran que al adquirir un producto deberían hacer lo que les de la gana con él; que las limitaciones deberían venir de la ley local y de quien fabrica el producto.


El problema es especialmente grande para profesionales que tienen licencias en regla y son contratados para trabajos especiales en las zonas de exclusión. Estas personas pueden pedir permiso a DJI para desactivar zonas de no vuelo, pero la empresa puede tardarse semanas en responder. En algunos casos, simplemente no contestar o negar la petición.

Por este tipo de razones es que a DJI se le está complicando las cosas últimamente con algunos grupos de desarrolladores que están hackeando el firmware de sus dispositivos para evitar las restricciones de las zonas prohibidas de vuelo y “retomar el control total” del don.



Días atrás publicamos acerca de Coptersafe, una compañía rusa que había encontrado una forma de burlar la seguridad del software de DJI y volar sin problemas en zonas de exclusión, pero a la causa se han unido más personas, y a diferencia de los rusos, no necesariamente con un fin económico.


Kevin Finisterre, un desarrollador muy entusiasta de los drones, ha publicado en Github un exploit que cualquier persona puede descarga y probar llamado POVsRedherring para deshabitar las zonas de exclusión.

Finisterre fue consultado por Motherboard y sus motivaciones son simplemente la “búsqueda de la emancipación de sus drones”. A DJI no le hace gracia y en declaraciones a la publicación aseguran que son modificaciones no autorizadas del producto y que están trabajando activamente para no permitirlo.

De hecho DJI lleva tres meses con mucha actividad en términos de actualización de firmware para sus productos, la mayoría de ellas simplemente buscan tapar los huecos de seguridad que permite que los drones sean hackeados …o liberados (dependiendo a quién le preguntes).

Esta nueva carrera del gato y el ratón recuerda a la guerra particular que tuvieron hackers con Apple y los intentos constantes de hacer jailbreak al smartphone de la compañía. En 2007 para instalar aplicaciones de terceros, para desbloquear el teléfono y que pueda ser usado en otras operadoras. Más adelante, cuando Apple sacó su App Store, para activar funciones que iOS no permitía.



Aquella lucha se zanjó con una determinación por parte del gobierno estadounidense en que declaraba que hacer jailbreak es totalmente legal. Aunque en 2015 hacerlo ya casi no tenía sentido.

Es posible que quienes modifiquen el firmware de drones de DJI y otras marcas se amparen en la decisión del gobierno para ejercer ese derecho. Pero las implicaciones de modificar el software de un vehículo aéreo no tripulado son extremadamente diferentes que liberar un smartphone.

Nuevamente la línea entre el control y la libertad se desdibuja por la velocidad de la tecnología, la innovación, la reputación de una empresa multinacional y la lentitud de adopción de nuevas regulaciones que delimiten mejor lo que podemos y no podemos hacer.

Continúar leyendo...