La búsqueda de la inmortalidad virtual es uno de los aspectos que estudia el transhumanismo. Repasamos su estado y el debate existente a su alrededor.
La inmortalidad del ser humano o la ampliación de la vida a edades mucho más longevas que las actuales ha sido un tema recurrente en la literatura (la propia inmortalidad del alma platónica y pitagórica, donde el conocimiento es reminiscencia) y en la cultura en general, llegando a obsesionar a muchos autores y a parte del mundo de la ciencia. Hoy en día no es un tema que ocupe la centralidad del pensamiento o que sea clave en grandes investigaciones, aunque campos como el de la biotecnología sí estudian constantemente cómo mejorar el envejecimiento celular y de tejidos.
Pese a los avances que se han dado en los ámbitos mencionados, y a estudios con defensoras y afirmaciones muy prometedoras, como Calico Labs, de Alphabet, lo que está más en boga es la búsqueda de la inmortalidad virtual, englobada dentro de pensamiento del transhumanismo En sí, el transhumanismo es un movimiento cultural cuyo objeto es el estudio y la plasmación práctica del desarrollo de tecnología que corrija aspectos de la condición humana que actualmente nos afectan negativamente, desde assuntos irreparables como la muerte hasta otros menos graves como evitar sentimientos negativos que nos hicieran sufrir (con esto, obviamente, dejaríamos de ser humanos).
Dentro de no tanto tiempo como pensamos, un cerebro clonado podría dar vida a un robot.
Volviendo a la inmortalidad virtual, ¿qué persigue? Ya que la eternidad aún se nos escapa por mucho, resulta lógico pensar que los avances tecnológicos puedan ayudarnos en ese proceso. Por ello ya hay en marcha varios proyectos centrados en reproducir y clonar el "contenido" de nuestro cerebro y de nuestros pensamientos, de tal manera que aunque no de forma física, gran parte de nuestro ser sí pueda trascender para siempre. Uno de ellos es LifeNaut, que además de la teoría quiere pasar pronto a la práctica, ya que está creando robots que puedan reproducir los comportamientos que el cerebro clonado deba reproducir.
El mayor de los problemas en estos asuntos, como sabemos, es el aspecto ético. Utilizando la ciencia, el ser humano podrá consguir cualquier cosa que se proponga, ¿pero debe poder hacer cualquier cosa para la que esté capacitado? En mi opinión, el problema de la inmortalidad virtual que el transhumanismo puede generar es una que no contendría la parte humanista, porque humano no es replicar solamente un cerebro de manera en principio errática, que no replica su contexto, sus sentimientos y su percepción física.
Otra parte sobre el debate estaría centrada en la privacidad, y es que con una clonación podrían comprometerse secretos que nunca deben ser compartidos fuera de la intimidad de la persona, aunque, por otra parte, resulta muy atractivo ver a nivel académico ver cómo se ha llegado a descubrir y a solventar problemas sociales y científicos de la sociedad, aquellos que encontramos en las mentes más brillantes.
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