Noticia La debacle de las actualizaciones a Android Lollipop en Sony

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Aprovechando la reciente actualización a Android 5.0 en el Xperia Z3 y Xperia Z3 Compact, vamos a analizar con mayor profundidad el desastroso ritmo de actualizaciones de Android Lollipop en Sony.


Tras un MWC 2015 bastante descafeinado para Sony, cuya presencia estuvo dominada por la presentación del Xperia M4 Aqua y de la Xperia Z4 Tablet, la compañía japonesa ha empezado a actualizar sus dispositivos de gama alta más recientes a Android 5.0 Lollipop, concretamente los Xperia Z3 y Xperia Z3 Compact.

Esta noticia no destacaría demasiado ante el resto que tenemos a diario sobre actualizaciones de terminales sino fuera porque Lollipop fue presentado hace ya más de cuatro meses. De hecho, Sony ha sido el último gran fabricante en Android en actualizar a la última versión del sistema operativo de Google, e incluso fabricantes con capas más pesadas que la capa de personalización de Sony han actualizado ya a Lollipop, como es el caso de Samsung con el Galaxy S5, Galaxy S4 y el Note 4, o LG con el LG G3.

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HTC One M8, uno de los terminales que han sido actualizados antes que los gama alta de Sony.


Si los comparamos con otros fabricantes, el caso se agrava aún más. Por ejemplo, en HTC no sólo han actualizado su One (M8), sino que también han traído Android 5.0 para el One (M7) a pesar de tener dos años de antigüedad, e incluso fabricantes con terminales que no son premium como el Motorola Moto G han sido ya actualizados. Y cuándo terminales que fueron presentados antes y cuestan una tercera parte de lo que cuestan los tuyos son actualizaciones antes a Android Lollipop, sabes que tienes un problema grave entre manos.

Quizás con una meta más realista como actualizar del Xperia Z1 en adelante, Sony hubiera logrado cumplir los plazos.
Además, esta situación de Android Lollipop en Sony viene acrecentado por las promesas de la propia compañía. El pasado mes de octubre afirmó que actualizaría toda la gama Xperia Z a Lollipop, algo que para dispositivos bastante veteranos como el Xperia Z eran muy buenas noticias. Sony afirmó que estas actualizaciones llegaría a principios de 2015 para los dispositivos más recientes y versiones más antiguas irían incorporándose, y durante el CES 2015 la compañía japonesa dijo que para febrero todos los dispositivos de esta gama estarían actualizados.

¿Ven el problema al que nos referimos? Sony no sólo tuvo que retrasar el plazo de actualización para sus smartphones y tablets durante más de un mes, algo hasta cierto punto comprensible debido al gran cambio que supone Lollipop, sino que encima actualizan de forma muy gradual y sin cubrir todos los dispositivos prometidos en un principio, e incluso aunque Kaz Hirai prometió de nuevo en el MWC 2015 que la gama Xperia Z sería actualizada durante el mes de marzo, dudamos mucho de que dicha actualización llegue antes de que acabe el mes.

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El Xperia Z3 es un fantástico gama alta, pero su tardía actualización a Lollipop es algo a tener en cuenta.


También me preocupan el resto de terminales más allá de la gama alta, ya que no no es la primera vez que Sony deja terminales en la cuneta en términos de actualizaciones. Evidentemente, es muy difícil llevar todos los casos, pero uno que especialmente me dolió a mí fue la actualización prometida a Android KitKat del Xperia SP, un terminal fantástico y que ha envejecido muy bien pese a esa actualización que nunca le llegó. Otros casos bastante bochornosos fueron la gama 2011 de Sony que sólo fue actualizada una vez, o el Xperia S, un smartphone que se quedó en Android 4.1 como el Galaxy S2, a pesar de haber salido un año después. La lista sigue y sigue.

No obstante, lo más desconcertante de este caso es el por qué pasa esto. Sony cuenta con una capa de personalización bastante ligera y que a priori no debería ser difícil de actualizar, además de contar con igualdad ante el resto de fabricantes a la hora de recibir el código fuente de nuevas versiones, y sin embargo siempre son dejados atrás por la competencia. Me niego a pensar que Sony sea tan mala con software y, en el caso de que sí sean tan malos a la hora de actualizar como parecen serlo, necesitan ayuda urgente ante este problema. Una política así no va a retener a sus usuarios durante mucho tiempo, y esto es especialmente preocupante si tenemos en cuenta sus últimos resultados financieros.

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