¿Cómo funciona la evolución? ¿Podemos verla a simple vista? Las respuestas a estas preguntas suelen ser malentendidas, tanto por los defensores como por los detractores de este fenómeno natural.
La evolución es, ante todo, un hecho. Un fenómeno que ocurre en la naturaleza mediante el cual los seres vivos cambian y se adaptan a su entorno mutable. Mientras que algunos detractores manifiestan dudas infundadas y exigen pruebas sin sentido o imposibles, los investigadores responden que la evolución no es algo que se pueda ver a simple vista. Es un proceso que ocurre a lo largo de cientos de miles o millones de años. Pero, ¿y si no fuera siempre así? ¿Y si pudiéramos ver la evolución en "tiempo real" y con nuestros propios ojos? Pues eso es precisamente lo que se ha conseguido en estos laboratorios.
¿Qué es y qué no es la evolución?
Evolucionar es un verbo que significa cambiar gradualmente. Así, la teoría de la evolución es un corpus, un conjunto, de leyes y reglas biológicas (y naturales) que definen el cambio gradual que actúa sobre los seres vivos. Mediante esta teoría podemos explicar algunos de los mecanismos conocidos que afectan a todo lo que está vivo. Por ejemplo, un mecanismo muy conocido es "la selección natural". La selección natural, descrita por primera Por su enorme complejidad, la teoría de la evolución está siempre en... evoluciónvez por Darwin, apunta a cómo los organismos sometidos a una presión natural tienden a evolucionar para adaptarse o mueren en el intento. No es el único mecanismo existente.
Por su enorme complejidad, la teoría de la evolución está siempre en... evolución. Pero eso no implica que no esté demostrada o que solo sea una hipótesis. A diferencia de las hipótesis, que son razonamientos todavía no comprobados, diversos mecanismos evolutivos han sido comprobados y se utilizan, día a día, para mejorar, por ejemplo, nuestros cultivos o la medicina. Existen campos donde la teoría de la evolución todavía está sujeta a controversia. Pero estos solo muestra que la evolución es un fenómeno complejísimo y que todavía nos queda mucho que aprender de él.
Guppies para la evolución
Tal y como hemos dicho, la complejidad detrás de la evolución esconde numerosos mecanismos y fenómenos más pequeños. Así que, ¿por qué no buscar uno lo suficientemente rápido para que podamos ver cómo funciona en tiempo real? Eso es lo que han hecho en un laboratorio de California: encontrar un conjunto de fenómenos evolutivos que ocurran lo suficientemente rápidos. Y los han encontrado con los guppies de río. Estos pececillos (Poecilia reticulata) de aguas dulces tienen un ciclo de vida corto, vistosos colores y camadas largas. Lo que ha hecho el grupo de investigación ha sido, básicamente, estudiar diversos grupos de guppies y su descendencia. También han estudiado sus genes y los patrones de color, lo que es un carácter fenotípico. Fenotípico quiere decir que es una demostración visible de una característica de nuestro ADN.
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De esta manera, se puede analizar que características corresponde a cada pez y cuales de estos producen mayor y mejor descendencia. Cambiando a los peces de ambiente, se les sometió a diversos tipos de presión natural (para evidenciar la selección natural), como la presencia o ausencia de depredadores. Después se estudió a la descendencia, a los hijos, de los guppies. Y lo que se observa es qué peces se han adaptado mejor y han transmitido sus características a su progenie, la cual a su vez, seguía adaptándose o no. A esto se le llama evolución. Y se puede ver en unas pocas generaciones.
El gusano evolucionado
Pero no es el único ejemplo. Caenorhabditis elegans es un nemátodo, un gusano, muy utilizado en investigación por su facilidad de manejo, análisis y sus características. En un estudio anterior también se puso de manifiesto como actúa la selección natural y la evolución. Este gusano tiene una costumbre de reaccionar dando marcha atrás y la vuelta cuando nota algo extraño en su delantera. Es una reacción muy poco usual en nemátodos así que varios equipos de investigación se pusieron manos a la obra. Estudiando varias generaciones de Caenorhabditis comprobaron como esta propiedad se adquiere o incluso se pierde según la presión selectiva, que en este caso se debe a un hongo. Efectivamente, Drechslerella doedycoides es un hongo que forma anillos y captura nemátodos como Caenorhabditis. Una vez atrapados, ya que cuanto más empuja el nemátodo hacia adelante, más aprieta, los disuelve lentamente y se alimenta de ellos.
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La única opción posible es escapar hacia atrás. Por tanto, las generaciones con esta capacidad son más proclives a salvarse y procrear. Existen numerosos ejemplos, simplistas como éste, donde se ponen de manifiesto diversos mecanismos y funcionamientos de la evolución. Por ejemplo, otro enorme estudio, que duró décadas, observo a decenas de generaciones de E. coli para ver cómo evolucionaban. Y el resultado, como el del resto de experimentos, fue asombroso: la evolución funciona más rápido de lo que tendemos a pensar. Y es que solemos creer que es una cuestión de millones de años. Por supuesto, para que surjan nuevas especies o se produzcan cambio radicales, hace falta mucho tiempo. Pero eso no quiere decir que en otros ejemplos más sencillos, no podamos ver la evolución funcionando en todo su apogeo.
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