Noticia La evolución de los Samsung Exynos

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Repasamos la trayectoria de los Samsung Exynos, una de las familias de SoCs más laureadas y conocidas de los últimos años.


Samsung es conocida por sus televisiones, por sus cámaras, por sus sistemas de audio, por sus electrodomésticos, por sus tablets, por sus portátiles y, sobre todo, por sus smartphones. En todos esos nichos, la compañía asiática es una clara referente en estos últimos años. Pero no son los únicos sectores en los que se ha convertido en un big player.

Uno de esos otros sectores menos conocidos es el mundo de los SoCs (system-on-chip), donde la multinacional lleva bien posicionada en un buen lugar desde hace años. De hecho, durante mucho tiempo, Samsung fue el objetivo inalcanzable para otras compañías del sector como Qualcomm, Nvidia o MediaTek. Hoy, repasamos su historia, centrándonos especialmente en la familia de chipsets Exynos.

Los primeros Exynos: Samsung comenzó a generar su imagen pública

Tras varios años desarrollando chipsets en las sombras (los cuales fueron empleados incluso en los primeros iPhones), la compañía asiática presentó oficialmente en 2010 el primer SoC de una nueva familia de procesadores orientada principalmente a smartphones y tablets. Este se llamó Hummingbird, y fue utilizado por primera vez en el Samsung Galaxy S, el primer flagship con Android de la empresa surcoreana.

Dicho SoC se llamó inicialmente Hummingbird, aunque meses más tarde se renombró como Exynos 3 single. En aquellos tiempos, Qualcomm ya potenciaba a varios smartphones Android con sus procesadores Snapdragon, pero ninguna de sus soluciones alcanzó en rendimiento a la ofrecida por Samsung. Era, indudablemente, el mejor SoC para smartphones del momento –mejor incluso que el Apple A4 del iPhone 4–.

El Hummingbird se convirtió claramente en el mejor SoC del añoEstaba fabricado en 45 nanometros y contaba con una CPU de un único núcleo Cortex-A8 cuya frecuencia de reloj oscilaba entre 1 GHz y 1.2 GHz (en función de la variante). Pero lo realmente interesante se encontraba en la GPU, la cual era una PowerVR SGX540 a 200 MHz. Una bestia capaz de superar a la PowerVR SGX535 del iPhone 4 y a las Adreno 200 de Qualcomm.

En 2011, la historia volvió a repetirse. Samsung presentó el Exynos 4210 –el primer Exynos de verdad–, un SoC que potenció al famoso y elogiado Samsung Galaxy S2. Dicho SoC estaba fabricado en 45 nanometros, contaba con una CPU de dos núcleos Cortex-A9 (cuya frecuencia de reloj oscilaba entre 1.2 y 1.4 GHz) y una GPU Mali 400 MP4 a 260 MHz. Este conjunto superó notablemente en rendimiento a los Snapdragon que la compañía estadounidense Qualcomm ofrecía al resto en aquella época (lo pudimos ver en el HTC Sensation) y al Nvidia Tegra 2 (visto en terminales como el LG Optimus 2X). Tan solo un chipset fue capaz de superarle aquel año, y ese fue el Apple A5, el cual superaba considerablemente a la solución de Samsung –especialmente en gráficos–.

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Samsung Galaxy SIII, el primer móvil de 2012 en montar un Exynos de cuatro núcleos.


En la primera mitad de 2012, el ranking no se vio alterado. Nvidia llegó con su Nvidia Tegra 3 (visto en el HTC One X); Qualcomm con su Snapdragon S4 (visto en el HTC One S); y Samsung con su Exynos 4412 (el cual se montó en el Samsung Galaxy S3). Pero nuevamente, la solución de Samsung no tuvo rival. Estaba compuesta por una CPU de cuatro núcleos Cortex-A9 a 1.6 GHz y una GPU Mali T604 MP4 a 533 MHz. Además, el tamaño se redujo hasta los 32 nanometros, mejorando así la eficiencia energética del SoC. Ninguno de los otros SoCs fue capaz de superarlo.

En 2012, Qualcomm y Apple comenzaron a poner las cosas muy difíciles a los Exynos

No obstante, en la segunda mitad de 2012, la inalcanzable posición de Samsung comenzó a peligrar. Qualcomm presentó su primera propuesta de cuatro núcleos, el Qualcomm Snapdragon S4 Pro: hecho en 28 nanometros, con una CPU de cuatro núcleos Krait a 1.5 GHz y una potente GPU Adreno 320 a 400 MHz. El Snapdragon S4 Pro igualo y superó en determinados aspectos a la solución de Samsung. Además, ofrecía una conectividad más amplia que el Exynos (acceso a redes 4G LTE, que se comenzaban a expandir en aquella época), algo que acabaría siendo determinante.

Algo similar ocurrió con el SoC A6 de Apple, el cual, a pesar de sus dos núcleos (frente a los cuatro del resto de soluciones), fue capaz de superar en rendimiento al Exnos 4412 de la compañía asiática Samsung. Así lo demostraron los diferentes tests de rendimiento de la época.

El año 2013 el cielo se oscureció aún más para los Exynos. Samsung no logró incorporar un modem LTE de calidad en sus SoCs –todas las soluciones que encontraron pecaban de sobrecalentamiento y excesivo consumo energético–, por lo que, para poder acompañar a la gran expansión que sufrió el 4G LTE en aquel año, la compañía asiática se vio obligada a montar SoCs de Qualcomm en la mayoría de variantes de sus flagships, dejando así sus SoCs Exynos en la sombra.

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Con el Galaxy S4, Samsung se vio obligada a apostar por Qualcomm y despreciar sus Exynos.


Pero la conectividad no fue el único problema. Samsung también tuvo que enfrentarse a la gama Qualcomm Snapdragon 600 y Qualcomm Snapdragon 800, una familia de SoCs realmente pulida, potente y eficiente. Los Exynos 5 Octa, a pesar de su superioridad en número de núcleos, no fueron capaces de alcanzar en rendimiento a los chipsets anteriormente citados, por lo que los motivos para montar un SoC Exynos eran casi inexistentes.

A estos Qualcomm Snapdragon 800 y 600 debemos sumar, obviamente, el Apple A7, el primer SoC de Apple con una unidad de procesamiento de 64 bits, convirtiéndose así en el primer SoC para móviles en soportar dicha arquitectura. Además, supuso un salto importante en cuanto a eficiencia energética y potencia respecto al A6, lo que acabó situando a la solución de Apple por encima de los Exynos (una vez más). Sin duda, 2013 fue un año desastroso para Samsung.

En 2014, apenas oímos hablar de Exynos. Samsung apostó de lleno por el Qualcomm Snapdragon 801 y por el Snapdragon 805 (para el Samsung Galaxy S5 y el Samsung Galaxy Note 4, respectivamente), despreciando así sus propias soluciones para sus dispositivos de más alta gama. Existían algunas variantes de estos con un SoC Exynos, pero estas eran minoritarias. De hecho, en sus presentaciones oficiales fueron obviadas.

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No obstante, una nueva gama sí dio vida a los Exynos en 2014: el Samsung Galaxy Alpha. Este smartphone incorporó el Exynos 5430, un SoC de 20 nanometros con una GPU Mali-T628MP6, modem LTE –primer Exynos con un modem LTE– y una CPU de ocho núcleos entre 1.8 y 1.3 GHz. En la práctica, dicho SoC demostró dar la talla –más de lo que muchos esperaban, de hecho–. Eso sí, comparado con las soluciones más potentes de Qualcomm (Snapdragon 801 y, sobre todo, Snapdragon 805), este quedaba ligeramente por detrás en algunos tests de rendimiento. A pesar de ello, era un avance en la buena dirección, y, sin lugar a dudas, un buen presentimiento de cara al futuro.

En 2015, los Samsung Exynos podrían volver a los terrenos de batalla

Mucho se está hablando en las últimas semanas del futuro de los Exynos. Y es que todo apunta a que estará ligado al futuro Samsung Galaxy S6, el próximo gran flagship de la compañía asiática.

Según los últimos rumores, Samsung habría despreciado la solución de Qualcomm (Snapdragon 810) por dos motivos: sobrecalentamiento en determinadas frecuencias de trabajo y un peor rendimiento que su solución propia, el Exynos 7420 de 14 nanometros. Dichos rumores, además, están cobrando más veracidad conforme pasan los días y más informaciones van saliendo a la luz. Informaciones como las declaraciones de la propia Qualcomm confirmando la pérdida de un gran cliente de cara al primer semestre del año; o como las declaraciones de LG admitiendo problemas iniciales de sobrecalentamiento con el Snapdragon 810.

Todo apunta a que el Exynos 7420 estará en el interior del Galaxy S6Además de esto, diversos benchmarks filtrados parecen confirmar la superioridad del SoC Exynos 7420 frente al Qualcomm Snapdragon 810. Y es que la solución de Samsung trae diversas novedades bajo el brazo, como los 14 nanometros, convirtiéndose así en el primer chipset para móviles en reducir su tamaño hasta esa cifra, algo que implicaría una mejora energética y unas frecuencias de reloj mayores.

Si unimos todas las piezas junto con el deseo de independencia de Samsung –ahora que han solventado sus problemas de conectividad con los Exynos–, no sería de extrañar que los próximos flagships de Samsung vinieran con un chipset de esta familia bajo el brazo. Y de ser finalmente así, significaría la vuelta definitiva a los ruedos de la familia Samsung Exynos, una gama de las mejores gamas de procesadores de los últimos años.

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