¿Cómo pueden unos simples imanes formar una imagen tan bella? La respuesta se encuentra en una de las interacciones fundamentales que hacen de nuestro universo lo que es.
Click. Con un leve toque, las piezas de colores comienzan a saltar y bailar. Como si tuvieran vida propia, en apenas unos segundos, todas los pequeños círculos se unen uno tras otro, ordenándose bajo una fuerza misteriosa. O no tanto, porque es obvio que la fuerza no es otra que la atracción magnética. Estos curiosos imanes fueron lanzados en una campaña de crowdfunding bastante exitosa, como un juego. Pero las posibilidades que parecen ofrecer unos sencillos imanes van mucho más allá. ¿Qué hace que unos pedazos de metal ferromagnético recubierto de plástico se conviertan en algo tan bello?
La magia de los imanes
¿Qué convierte a un imán en... un imán? El magnetismo de los metales es una de las manifestaciones físicas más misteriosas y magníficas que conocemos. Al igual que la fuerza que nos atrae hacia la Tierra (la gravedad), o las fuerzas nucleares débil y fuerte, más difíciles de comprender, la electromagnética es una de las fuerzas (o interacciones) fundamentales en el universo. Gracias a estas cuatro fuerzas, el universo es como es. Para poder explicarlas, en física se emplean términos como momento, campos, intensidad... Los imanes son como son debido a su configuración atómica. Toda la materia que conocemos está constituida por átomos con un núcleo positivo y una carga negativa (los electrones) a su alrededor. Estos electrones "flotan" haciendo enlaces que unen los átomos entre sí, creando elementos, que a su vez se unen entre sí, creando moléculas que a su vez se unen para dar sustancias, etc.
Estos mismos electrones se comportan a su vez como diminutos campos magnéticos. Es una de las propiedades fundamentales de la materia: grosso modo, una corriente eléctrica genera un campo electromagnético. Y la corriente eléctrica no es otra cosa que electrones en movimiento. Pero en la materia "ordinaria", estos pequeños imanes (billones y trillones de ellos) están desordenados y se anulan. Los imanes tienen dos polos, como nuestro planeta: norte y sur. La fuerza magnética va de uno a otro. Si esta fuerza se encuentra con otra que va en sentido contrario, se anula. En los materiales magnéticos, la orientación de estos imanes (y sus fuerzas) puede "forzarse" para que todas se ordenen mediante un campo magnético más fuerte. Como ocurre con el hierro.
Polvo de hierro que muestra el campo magnético de un imán.
De esta manera, un pedazo de hierro pegado a un imán se comporta a su vez como un imán de menor intensidad. Y todo ocurre porque los ínfimos electrones presentan esta magnífica propiedad. Así, desde los grandes electroimanes, creados a partir de una corriente eléctrica, hasta los materiales ferromagnéticos como los de Magination, se atraen o repelen dependiendo del campo y las líneas de fuerza que genera cada uno de ellos. Estas líneas son invisibles, aunque pueden observarse si somos ingeniosos. Cada imán, al igual que cada pieza de color de este juego, se rodea de un campo magnético que no se ve, pero está ahí.
Y se hizo el ordenado caos
Cada imán tiene su propio campo magnético a su alrededor que interacciona, a su vez, con el del resto de los imanes. Las fuerzas generadas por dichos campos se anulan en la medida de lo posible. Cada imán busca un hueco donde la presión ejercida no sea excesiva. Así, cada uno de los imanes, aplastados bajo la fuerza de la gravedad, se ordenan en el espacio. Además, a su alrededor existen otros imanes (de color negro) que forman a su vez un campo magnético que los rodea, confinándolos en un espacio reducido.
Los campos magnéticos obligan a las piezas a "saltar" en busca de otro lugar donde la presión no sea tanta
De pronto, una última ficha presiona demasiado todo el sistema: no caben más imanes y los campos magnéticos obligan a las piezas a "saltar" en busca de otro lugar donde la presión no sea tanta. Pero claro, la gravedad sigue estando ahí para atraparlos. Cuando caen, girando, interactúan con otros campos, que a su vez hacen girar las piezas hasta encontrar una situación de equilibrio. En este caos de imanes saltando y girando ocurre una cosa de forma natural y que solo puede darse gracias a la atracción de los imanes: el orden.
Jugar con imanes
La propuesta de estos imanes ya tiene tiempo, pero sigue siendo igual de interesante. Aunque sus creadores presentaron el proyecto en una campaña KickStarter, en menos de una hora ya habían conseguido el dinero que necesitaban para llevar a cabo el proyecto. Pero además de juegos, el empleo de imanes puede ser una forma de crear piezas y manifestaciones artísticas completamente nuevas. Es una manera bastante curiosa de descubrir algunas de las propiedades más características del magnetismo mientras exploramos nuestra parte más creativa. Y todo gracias a una de las fuerzas fundamentales más inquietantes y bonitas que conforman nuestro universo.
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