Si comparamos la fragmentación de iOS con la de su competidor más directo, Android, se deduce que el sistema operativo de Google tiene un grave problema que debe solucionar a la mayor brevedad posible, o al menos controlarlo.
Es un hecho por todos conocidos que todos los ecosistemas de software con varias versiones a sus espaldas acaban sufriendo fragmentación, entendiendo este término como la disparidad en números de las distintas versiones que componen una plataforma. Todos, y vuelvo a repetirlo, todos los sistemas sufren fragmentación, es algo inherente al propio desarrollo de software y a la aparición de nuevos dispositivo que lleven ese software. De hecho, la fragmentación de iOS también se da, pero, ¿cómo es si la comparamos con su competidor más directo, Android?
La fragmentación en sí no es mala per se si no que se trata de algo endémico al propio desarrollo de software. Y cómo afecte a una plataforma depende de dos parámetros: cómo el desarrollador principal de dicha plataforma maneje este fenómeno, y cómo los pequeños desarrolladores que participan de esa plataforma actúen respecto de dar soporte o no a las versiones anteriores a la actual de un software X.
La fragmentación no tiene que ser un problema si se controlaEn este sentido, en Tech Fortune se han hecho eco de la fragmentación latente entre las dos plataformas móviles principales: iOS y Android. Y el resultado es el esperado, iOS también tiene fragmentación, pero se queda en algo ridículo si lo comparamos con su competidor más directo. Hace una semana comprobamos cómo la adopción de iOS ha llegado al 70% del total del parque de dispositivos de Apple compatibles con este sistema.
En cambio, si lo comparamos en números, el resultado es que iOS es un ecosistema móvil mucho menos fragmentado: según Apple, el 96% de los usuarios de iPhone estaban corriendo iOS 6 (22%) e iOS 7 (74%). Ahora, si revisamos a Android, la disparidad de versiones hacen que cada una de ellas, en términos relativos dispongan de un porcentaje muy pequeño del total, dejando constatado que la fragmentación de este sistema operativo es diametralmente opuesta a la de iOS. ¿Y qué condiciona esta disparidad entre los dos sistemas mayoritarios?
Pues básicamente, y a diferencia de Android, Apple no licencia iOS a otros fabricantes que no sea la propia Apple, si me permiten la expresión. La licencia que Google otorga sobre Android a los fabricantes les permite llegar a un público más amplio, pero a cambio deja a merced de dichos fabricantes la actualización del software, lo que ocasiona directamente la fragmentación de la plataforma, y con ello, el dolor de cabeza de más de usuario y desarrollador.
Las políticas de actualización y nuevos dispositivos de Apple limitan la fragmentaciónAdemás, que sea la propia Apple la que controla tanto la fabricación de los dispositivos como la actualización del software permite planificar la ejecución de los planes de actualización, y si además le sumamos la relativa facilidad de actualizar el sistema operativo, hace que iOS sea el verdadero caballo ganador de este tipo de carreras.
A cambio, tenemos un sistema menos personalizable, menos abierto y más controlado, pero también más actualizado. Tampoco podemos olvidar que todo nuevo dispositivo de Apple que sale al mercado lo hace con la última versión disponible de su sistema operativo, a diferencia de Android que en ocasiones nos encontramos con nuevos dispositivos que llevan 1 o 2 versiones anteriores a la que está disponible.
De momento no hay nada que hacer, si no que es tarea de cada fabricante asegurarse de dar la última versión de sus sistemas operativos a sus usuarios, por razones obvias. Y es algo que a día de hoy Apple te garantiza, al menos durante 2 o 3 años por dispositivo.
El problema de fondo es que nada de esto tiene pinta de cambiar a medio plazo.
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