Press Start.
Hoy, 28 de septiembre de 2015, se cumplen 25 años desde que la GameBoy llegó a Europa. Fue un año y medio más tarde respecto a su llegada a Japón, en abril del año anterior. La época en la que en la industria se producían estas diferencias y no pasaba nada. La GameBoy llegó casi a la vez que la Game Gear de Sega, que era más grande que ella pero iba muy por delante en especificaciones y capacidades: pantalla a color retroiluminada mientras que la GameBoy la tenía monocroma y sin iluminación alguna.
Para que llegase el modelo de bolsillo, la GameBoy Pocket, hicieron falta seis años de evolución. Más tarde llegó la pantalla a color, luego el formato apaisado con Advance, y el resto de la historia la conocemos todos. Pese a esa suerte de retraso respecto a Game Gear, GameBoy arrasó pese a sus inicios titubeantes porque estableció que el hardware nunca está por encima de sus juegos.
Los accesorios, de hecho, intentaban convertir a la GameBoy en una especie de PDA. Accesorios que hoy recordamos con mucho cariño, como la GameBoy Camera o la GameBoy Printer, pero que en su momento pasaron con más pena que gloria y dejaron claro a Nintendo que centrarse en los juegos era el camino. Cómo sigue el cuento lo conocemos todo: Pokémon, Mario, Zelda y compañía se convirtieron en franquicias que dejaron millones y millones en el cuartel general de Nintendo, y lo siguen haciendo, también en forma de Amiibos.
La GameBoy fue el origen que dio paso a títulos icónicos y absolutamente memorables pese a la simplicidad a la que obligaban las especificaciones de la consola. El Tetris, el primer Mario Tennis (conocido como "Tennis" sin más), The Legend of Zelda: Link's Awakening, Mario Picross, el Super Mario original, Super Mario Land 2, Donkey Kong...
Y de aquellas tardes, hemos pasado a esto.
En la era de los smartphones, Nintendo ha perdido terreno. Hasta hace unos pocos meses no ha sido cuando ha decidido aprovechar este... ¿fenómeno? en lugar de luchar contra él. Los smartphones han comido terreno a periódicos, reproductores MP3, DVD's portátiles, revistas, dispositivos GPS... y también a las videoconsolas portátiles. Una GameBoy no es como un VHS o un monitor viejo, no es tecnología obsoleta, es una fuente de nostalgia y emociones.Prácticamente los Amiibo han sido sus mejores flotadores. Hasta las pilas tradicionales se han visto engullidas por la rápida desaparición de muchos de los dispositivos que las usaban.
Su legado trasciende a lo tecnológico y a los videojuegos, la GameBoy es un icono de la cultura popular, de la transición de los ochenta a los noventa y la miniaturización progresiva del entretenimiento electrónico. De ella salieron (o al menos continuaron saliendo) algunos de los mejores compañeros de nuestra infancia: Mario, Yoshi, Pikachu, Link, Charmander, la barra alargada del Tetris, Donkey Kong, Kirby, Fox... Muchos la tenemos en casa, a oscuras en un cajón, sabiendo que han pasado años desde que la encendimos por última vez y pasarán otros tantos hasta que la volvamos a sostener ("¿alguien sabe dónde hay pilas?"). Pero de ninguna forma nos planteamos deshacernos de ella.
La GameBoy no ocupa el mismo lugar que un monitor viejo, un discman, un VHS o un Hi-Fi de doble pletina. No es sólo tecnología obsoleta, es una fuente de nostalgia y emociones, y eso lo diferencia de cualquier otro producto viejo, amarilléandose con el tiempo, perdiendo líneas de píxeles en su pantalla. Ni siquiera nos desharíamos de ella si se dejara de encender. GameBoy es algo más. Felices 25 años. Press Start.
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