Durante los últimos años, los wearables han pasado de ser dispositivos electrónicos sin más a cuidar su diseño y materiales. Tendencia que se acrecentará.
Si buscamos un punto inicial en la corta historia de los wearables, quizás podríamos remontarnos a 2006 con el Nike+ iPod, aquella cápsula para las zapatillas que sincronizaba nuestras carreras con el iPod. O a la Nike Fuelband en 2012, si acotamos un poco más el término. Pero los wearables modernos, "de nuestra era", de grandes fabricantes de electrónica, tienen su origen en el Sony Smartwatch primero y en el Samsung Galaxy Gear después. Es decir, hace entre dos y tres años. Luego, muchos se fueron sumando: Huawei, Asus, Motorola, Microsoft, LG... Y de fondo, los que se quedaban un poco más en un concepto anterior, como Fitbit y Jawbone, o los de nichos: Garmin, Polar y compañía.
En estos de dos a tres años hemos visto lanzamientos casi mensuales, y una tendencia generalizada: la madurez. Poco a poco, los fabricantes de electrónica se han dado cuenta de que las pulseras y relojes no pueden verse meramente como electrónica. Un botón: Samsung presentó colecciones de su Gear Fit con marcas de moda.
De hace apenas un año. Gigantesco, ¿verdad?
La silicona y el aluminio en el mejor de los casos han ido dando paso a acero, cuero, piel.... No podía ser de otra forma. Somos capaces de asistir a cualquier reunión o evento formal con nuestro smartphone en la mano. Pero de ninguna iríamos (en la mayoría de casos) a una boda o una cena importante con un reloj de plástico o una pulsera usada para ir a correr.
Correas presentadas por Huawei en IFA 2015.
Hacía falta una madurez para que pudiéramos llevar nuestro wearable sin interrupciones. Un ejemplo de esto es Runtastic, que ha presentado sus nuevos relojes hoy en IFA. Su argumento para saltar a los relojes fue precisamente que la mayoría de las personas terminan dejando de usar una pulsera de goma, así que tenía más sentido hacer que usaran algo que llevan décadas usando y no desluce en el día a día: un reloj. En IFA, Huawei ha hecho más de lo mismo.
Motorola, tras tener al smartwatch más destacado de los principios de Android Wear, ha acabado clavando la rodilla para rendir pleitesía a la moda. Sin demasiada ostentación, es cierto. Pero que incluso la Motorola, reina de la sencillez y el pragmatismo como ha demostrado con sus terminales, haya acabado comprendiendo y ejecutando esta unión entre moda y tecnología, es sintomático. Así lo ha hecho con sus nuevas combinaciones para el Moto 360, y con el lanzamiento paralelo de una versión "Sport".
Las nuevas colecciones de los Moto 360.
Apple es el gran ejemplo en esto, aunque desde luego no haya sido la primera. Antes ya hubo quien apuntó en esa dirección. El modelo Sport del Watch queda para uso casual, joven, deportista... Mientras que los otros dos van más hacia arriba. No obstante, sí tienen algo que les ha diferenciado bien: la posibilidad de cambiar sus correas con extrema sencillez, y que hayan sido ellos quienes desde el primer momento presentasen su propia colección. Y muy variada, no tendría sentido limitar a blanco o negro un componente tan "de moda", "de estilo".
Samsung es otro caso de estudio. ¿Recuerdan el primer Galaxy Gear? ¿Y el Gear S? A estas alturas, la película ya ha cambiado bastante. Su nuevo reloj, el Gear S2, es mucho más discreto, tiene variante "Classic" con correa de cuero y no parece un Transformer. Ni siquiera el modelo con 3G, y es que la eSIM es el mejor aliado para que un wearable con él se desprenda de la ranura SIM.
Dentro de otros dos años veremos, con total seguridad, otros pasos de gigante en esta dirección. Además de la apuesta de fabricantes por ofrecer mejores materiales y construcción, también porque la evolución tecnológica permitirá que sean más finos, más livianos y cada vez dejen de parecer dispositivos electrónicos para pasar a aparentar ser accesorios sin más.
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