Noticia La mejor forma de preparar una imagen para Internet

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Hace varias semanas repasamos algunos de los ajustes a tener en cuenta antes de imprimir una foto, pero también vimos cómo se trata de una práctica que cada vez realizamos menos. Seguimos imprimiendo fotos, pero eso solo se suele hacer con instantáneas muy puntuales.

Tiene sentido, ya no necesitamos imprimir las fotos para ver los resultados. Sin embargo, lo que sí hacemos (y mucho) es subir fotos a redes sociales, ya sea Facebook, Twitter o Instagram. Preparar una imagen para estos sitios es algo que en ocasiones se antoja como necesario, ya que de lo contrario podríamos tener unos resultados que no esperamos.

Puede ocurrir que mientras editamos una captura en Photoshop ésta muestre unos colores y unos ajustes diferentes a cuando finalmente guardamos la imagen. Esto se debe a que el software crea un entorno de trabajo simulado con los ajustes que tenemos configurados. Pero aquello puede cambiar en el momento que exportamos esa obra, ya que quizá el entorno no sea el adecuado para su reproducción.

Así, para preparar una imagen se deben seguir una serie de pasos que podrían ser aplicados mediante muchos programas convencionales de edición, aunque en este caso los ejemplos serán con Adobe Photoshop CS6.

Tamaño


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En este caso dependerá del lugar al que vaya destinada esa imagen, ya que las proporciones variarán en función de esto. No es lo mismo poner una foto de portada en Facebook (851x315) que poner esa como foto de perfil (180x180px). A veces la propia web nos ofrece herramientas de recorte, pero lo ideal es preparar una imagen con esas medidas concretas.

Es fácil, solo debemos ir a imagen – tamaño de imagen y ahí modificar los valores de anchura o altura en función de lo que deseemos. Es importante tener marcada la casilla de restringir proporciones, de lo contrario ese documento podría quedar deformado. Asimismo, también podemos jugar con la herramienta de recorte para encuadrar y modificar la imagen sin distorsionarla.

Perfil de color


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En el artículo donde tratábamos la impresión también hablamos de la importancia del perfil de color. Dependiendo del perfil de color seleccionado, los tonos de la imagen serán distintos. Así, un azul no será igual en un perfil sRGB que Adobe RGB. Esta es la causa de que veamos la imagen con unos colores mientras estamos trabajando en Photoshop y que éstos cambien cuando guardamos el documento y lo subimos, por ejemplo, a Facebook.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que algunos perfiles de color contienen más información tonal que otros. Por ello, el Adobe RGB es capaz de emular los resultados que obtendríamos con un sRGB pero no a la inversa. Por desgracia, la mayoría de monitores y pantallas continúan teniendo un perfil de color sRGB, es por ello que se convierte en el recomendado cuando vamos a alojar una foto en Internet. No porque sea mejor que otros, sino porque es el más estándar.

Puntos por pulgada


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En la impresión tiene sentido darle mucha importancia a este apartado, ya que se trata de la densidad de puntos por pulgada que tendrá la fotografía. Es decir, la definición de ésta. Por lo tanto, cuanto más grande sea, más de ellos deberá tener.

Sin embargo, eso no ocurre cuando destinamos una imagen para pantalla. Los puntos por pulgada actúan como píxeles efectivos, y al aumentarlos lo único que tendríamos sería una imagen de mayor resolución. Por ello, con tener una imagen de 72ppp será más que suficiente. Además, esto es algo que nos ayudará a reducir el peso del archivo.

Calidad


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Como en la propia Adobe nos indican, con guardar para web podemos optimizar imágenes de tamaño reducido. Obviamente, la calidad se verá afectada, pero la compresión realizara dependerá de los valores que indiquemos al software.

En el cuadro que nos aparece tendremos todas las opciones necesarias para cambiar el formato del archivo o la calidad de éste. Asimismo, también se muestra la fotografía a pantalla partida, para que así podamos comparar qué nivel de detalle perderá tras aplicar esos ajustes. Los formatos más utilizados suelen ser GIF y JPEG, el primero orientado para gráficos o imágenes animadas, mientras que el segundo suele ser el recomendado para fotografías de poco peso.

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