Airbnb se asocia con varios fondos chinos para iniciar su estrategia de expansión en el mercado asiático, uno de los más peculiares y complejos del mundo.
Cuando el pasado mes de junio Airbnb, la plataforma de House Sharing más grande del mundo, anunciaba una ronda de financiación por un valor de 1.500 millones de dólares todo el mundo se fijó en el elevado importe de la inversión, uno de los más grandes de la corta historia de las startups. Con esta nueva ronda, la compañía de economía colaborativa se valorizaba en casi 25.500 millones de dólares justo por debajo de Xiaomi y Uber.
Pocos se fijaron en quién realizaba esta inversión. Entre los 13 nuevos inversores, la mayor parte nativos de Silicon Valley y ya curtidos en el negocio de las grandes inversiones en startups aparentemente rentables, se encontraba un grupo de tres fondos chinos: China Broadband Capital, Hillhouse Capital Management y Sequoia Capital China. Tres jugadores potentes con una visión comercial lanzada al exterior - pensaron algunos -, y puede ser que indirectamente esta fuese la estrategia. Lo que no sabíamos, o no quisieron decir, es que todo esto tenía un sentido mucho mayor, una verdad oculta. Ayer, Airbnb anunciaba que junto a sus nuevos socios asiáticos iniciaba una fuerte expansión por el mercado Chino, tanto dentro del país como para aquellos que viajen fuera.
Un país con miles de millones de posibilidades y miles de millones de trabas
1.357 mil millones de habitantes aproximadamente y 600 millones de usuarios de Internet. Con estas cifras, entrar en este mercado, y conseguirlo, es un premio cuanto menos goloso.
Para la grandes compañías del mundo, estadounidenses en su mayoría, llegar a Asia ha sido su particular dorado, pero entrar es muy complicado. El país cuenta con infinitas dificultades para desarrollar un negocio; las costumbres comerciales o empresariales no siguen la lógica occidental, por lo que muchos se pierden en estos trámites. La mayor parte no entienden y no saben adaptarse a ese nuevo ambiente. Entrar en China requiere una alta inversión que muchas veces supera las previsiones, y además, existe una fuerte censura y control de usuarios. Esto último es lo que ha echado para atrás a Facebook o Google, que han rechazado establecer una base en el país asiático, pese a contar con un grupo muy numero de usuarios en la región.
Airbnb no ha especificado su estrategia ni cuánto invertirá, pero sí adoptará una nueva imagen La estrategia que se ha seguido hasta ahora es entrar en el país siguiendo las pautas que ya funcionaron en otros. Error. Otros han encontrado la clave: si nosotros no entendemos cómo funciona ¿por qué no nos asociamos con gente que sí que lo conozca? Uber, por ejemplo, ya ha utilizado esta estrategia. En diciembre del año pasado, la controvertida compañía de transporte anunciaba una inversión de 1.000 millones y una asociación con Internet Baidu que tenían el único objetivo de convertirse en una potencia en China. Linkedin también ha conseguido entrar con bastante éxito en dicho mercado.
De momento, la startup californiana para compartir viviendas no ha especificado cuánto va a destinar a entrar en el mercado chino. Pero ya cuenta con algunas aproximaciones a lo que puede ser su impacto en la región; de momento, las reservas de turistas chinos salientes, que viajan fuera de china, habían aumentado un 700% respecto al año pasado. No se puede decir que sea un indicativo inequívoco para asegurar el éxito, pero sí que transmite un alto grado de confianza. Tampoco se ha establecido la estrategia a seguir, pero ya se ha asegurado que se va a crear una "nueva" plataforma muy enfocada al nuevo mercado con directores ejecutivos y asesores nativos, que al final son los que comprenden las lógicas de un mercado que se escapa a todo lo occidental.
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Una competencia feroz
El gran número de habitantes y ciudades en el país, así como millones de usuarios activos de Internet, puede ser tanto una ventaja como un problema. Airbnb no se enfrenta a un mercado virgen, de hecho es todo lo contrario. Hace algunas semanas ya hablábamos de Xiaozhu, una startup china que recibía financiación para crecer en su mercado haciendo exactamente lo mismo que lleva haciendo Airbnb tanto tiempo. Con la ventaja de que el clon asiático ya conoce el mercado y lleva operando bastante tiempo. Y como Xiaozhu otras muchas, que se hacen una brutal competencia mutua.
La baza de Airbnb en este caso podría venir precisamente por su presencia global, o paradójicamente por su exotismo dentro de China, y por la experiencia que muchos usuarios chinos ya han tenido en el extranjero, la cual podría trasladarse también a su país solo para responder a la pregunta de ¿a ver qué tal funciona aquí?
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