“No podemos aceptar que un árbol de Navidad alemán tenga algo que ver con una cuna en un pesebre en Belén. Para nosotros es inconcebible que la Navidad y todo su profundo contenido conmovedor sean producto de una religión oriental”. Como recogen en Time, esas son las palabras de Friedrich Rehm, uno de los encargados de la propaganda nazi.
El régimen nazi liderado por Adolf Hiler tenía un problema con la Navidad. Una fiesta cristiana que conmemora el nacimiento de un judío no parece ser algo que encaje demasiado con los ideales defendidos por los creyentes de la "raza aria", por lo que la modificarían hasta convertirla en algo totalmente ajeno a sus orígenes.
En el Daily Mail recopilan algunas de las directrices que los alemanes debían seguir para celebrar la Navidad. Entre otras cosas, explican cómo debían eliminar ciertos adornos del árbol, como sustituir la estrella por una esvástica de oro, o qué tipo de villancicos estaban permitidos. Incluso llegaron a afirmar que María era la madre de Alemania y que los Reyes Magos eran obreros alemanes, todo ello con la intención de modificar el significado de una fiesta que estaba vinculada al catolicismo y la Iglesia.
Créditos de las imágenes: Hugo Jaeger | Time
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