Tener doble arranque en tu PC quiere decir que vas a vivir la vida con más de un sistema operativo. El uso más común de esto es tener instalada una distribución Linux y una versión de Windows, pero hay más de un temerario que tiene varias distros o varias versiones de Windows, o que instalan esos sistemas en una Mac al mismo tiempo. Todo es posible cuando no sientes la necesidad de casarte con ningún OS para siempre y declararle eterna fidelidad.
Esta práctica tiene varias ventajas, tener dual-boot es algo sin lo que al menos yo, no puedo vivir hace años. Me gusta tener alternativas, y aunque para muchos pueda resultar una complicación innecesaria, siempre habrá otro grupo de usuarios a los que les parezca una excelente idea.
Un sistema extra en caso de emergencia
Ningún sistema operativo es infalible, ningún software lo es si a eso vamos. Ni siquiera hace falta que te gusta andar toqueteando cosas en tu PC para que algo se rompa y empiece a funcionar como si estuviese poseído por el demonio. En esos casos las opciones pasan por invertir mucho de tu propio tiempo buscando la solución, acudir a un profesional para que te resuelva el problema, o ir a llorar en una esquina desconsolado.
Todas esas cosas requieren una inversión de tiempo y esfuerzo que nos va a impedir usar el ordenador para lo que queremos usarlo. Es aquí donde tener doble arranque puede ser muy conveniente, si algo se me daña en uno de mis sistemas, puedo arrancar en el otro, terminar mi jornada de estudio, trabajo, o maratón de Netflix, y luego cuando tenga tiempo libre regresar al OS dañado e intentar repararlo.
Una manera de acceder a tus archivos de Windows si el sistema se corrompe
Otra gran ventaja de tener dos sistemas, en especial si se trata de una versión de Windows y una de Linux, es poder acceder a los archivos de un sistema desde el otro. En este caso a cualquier partición FAT o NTSF sin problemas desde tu distro preferida. Unos de los dolores de cabeza más grandes que sufren muchos usuarios cuando algo va críticamente mal con Windows y no queda más remedio que formatear, es la inminente perdida de archivos. Si bien puedes solucionar esto con programas de recuperación, o prevenirlo en primer lugar respaldando en la nube o en una partición extra, si no tomaste la precaución pero si tienes otro sistema instalado, el día se ha salvado.
Otro ecosistema que probar con sus propias características únicas
Dejando todo lo que he dicho antes atrás, al menos para mi, la principal razón para tener más de un sistema operativo instalado en mi PC es la de poder probar cosas diferentes. Y, a pesar de que en los últimos dos o tres años he dejado de ser tan aventurera y elegido una distro favorita y permanente, siempre la tengo instalada junto a Windows. Constantemente bajo live CDs de otras distribuciones para probar aquí y allá. Las máquinas virtuales son tu mejor amiga si quieres probar algo antes de comprometer un espacio en tu lista de arranque permanentemente. Fue lo que hice con Windows 10, por ejemplo, probarlo en una máquina virtual por meses, de manera que cuando la versión final llegó ya estaba más que decidida a darle un espacio definitivo en mi vida, además, si algo fallaba siempre iba a tener elementary OS a la mano para sacarme de apuros.
Si bien no todo es color de rosas, especialmente para el novato que no sabía que Windows destruye GRUB, o que no logra saltarse las restricciones del UEFI o Secure Boot, el dual-boot vale mucho la pena. Claro, siempre que estés dispuesto a tomarte el tiempo de hacerlo funcionar para ti.
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