La Unión Europea ha prohibido la clonación de animales de granja. ¿Cuáles son los motivos? ¿Tiene sentido la medida? Hablamos con Lluís Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología.
Considerado como uno de los debates éticos clásicos en biología, la clonación de animales vuelve a centrar la agenda política y científica. Hace unas semanas, los miembros del Parlamento Europeo aprobaron la prohibición de clonar animales de granja con 529 votos a favor, 120 en contra y 57 abstenciones.El Parlamento Europeo aprobó la prohibición de clonar animales de granja y de los alimentos derivados de ellos
El resultado de esta discusión ha sido considerado como una victoria para organizaciones como Compassion in world farming (CIWF), entidad que ha descrito la votación como un “maravilloso triunfo que podría evitar que cientos de animales tuvieran una vida de miseria y sufrimiento”.
¿Son ciertas estas afirmaciones? ¿Qué diferencias existen entre los animales clonados y los obtenidos por fecundación o por otras técnicas de reproducción asistida? ¿Es seguro consumir alimentos como carne y productos lácteos derivados de estos seres vivos? Para resolver nuestras dudas hablamos con el Dr. Lluís Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología.
Dolly no fue el primer animal clonado
En este debate, el recuerdo de la oveja Dolly ha estado muy presente. El mamífero creado por el Dr. Ian Wilmut, del Instituto Roslin de Edimburgo, fue el primer mamífero creado a partir de células adultas mediante la técnica de transferencia nuclear. La oveja pronto se convirtió en un animal mediático, a pesar de no ser el primer clon de la historia.La clonación se empezó a aplicar de forma regular en mamíferos después del nacimiento de la oveja Dolly
La clonación de animales, según explica Montoliu a Hipertextual, "es un método alternativo a los cruces naturales o los sistemas de reproducción asistida como la inseminación o la fertilización in vitro". Gracias a esta técnica, comenta el científico, podemos "obtener más eficazmente y con mayor seguridad individuos muy similares a uno determinado". A pesar de que estas metodologías se aplicaban desde la década de los 50 ó 60 principalmente en anfibios como las ranas, no fue hasta 1996 cuando la clonación se comenzó a utilizar de forma regular en mamíferos, después del nacimiento de Dolly.
Fue el Dr. John B. Gurdon, galardonado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2012, el que logró por primera vez la clonación de una rana en 1958. Mediante el uso de la transferencia nuclear, este científico de la Universidad de Oxford consiguió extraer el núcleo de una célula cutánea de rana adulta, para después transferirlo a un oocito fecundado, al que previamente se le había quitado su núcleo. Gracias a este experimento, se pudo demostrar que una célula adulta especializada cuenta con la información genética necesaria para dar lugar a un organismo completo.
Gary Henderson (Flickr)
La llegada de Dolly, casi cuarenta años después del trabajo de Gurdon, supuso una verdadera revolución en el campo de la biología. La clonación de animales saltaba así de la poyata del laboratorio a los medios de comunicación. En este caso, la oveja contaba con una particularidad más: su nacimiento había sido posible gracias a tres madres: la oveja de la que extrajeron el oocito, la oveja de la que tomaron el ADN y la que sirvió como “madre de alquiler”.La complejidad de los procesos de reprogramación que ocurren explica la baja eficacia de la técnica
Seis años después del nacimiento de la oveja Dolly, los científicos de Edimburgo se vieron obligados a sacrificarla. El animal padecía graves problemas de artritis y una enfermedad progresiva de pulmón. Resurgía así el debate ético sobre la clonación de animales, aunque investigaciones posteriores demostraron que su mal estado de salud se debía al reducido tamaño de los telómeros. La oveja a la que habían extraído el “ADN de Dolly” tenía cuatro años, lo que provocaba que la oveja clonada no contara con una edad biológica de seis años, sino de diez. Este “envejecimiento prematuro” podía explicar parte de los problemas que padecía.
A pesar de estas conclusiones, el investigador del Centro Nacional de Biotecnología pide prudencia y precaución a la hora de valorar el caso Dolly, ya que se trata "de un experimento realizado con un individuo". La clonación, prosigue Montoliu, "implica la reprogramación celular", es decir, que "el núcleo utilizado para reconstruir el embrión debe "olvidarse" de su etapa anterior y reprogramarse para ser capaz de sustentar un desarrollo embrionario completo". La complejidad de este proceso explica que muchos "embriones reconstruidos" no lleguen a término y que la eficacia de la técnica siga siendo baja.
Los riesgos según la EFSA
El impacto mediático que tuvo la oveja Dolly fue enorme. La investigación realizada en el Instituto Roslin rayó el argumento de muchas películas de ciencia ficción. La muerte prematura de la oveja fue ampliamente criticada por los grupos en defensa de los animales, como CIWF, que describe a la clonación como “una práctica cruel que tiene consecuencias horribles para el bienestar animal”."La clonación es una técnica más en el campo de la reproducción asistida"
¿Es realmente esta práctica contraria a los derechos de estos seres vivos? Según Anneliese Dodds, “la opinión pública se ha mantenido escéptica frente a la clonación de los animales debido a razones éticas y morales”. La eurodiputada británica, que ha justificado en su blog las razones de su voto, ha señalado también que “muchos animales clonados mueren en el curso de unas pocas semanas de una manera dolorosa y cruel”. Sus argumentos resultan bastante similares a los realizados por CIWF, una institución que ha reconocido haber trabajado como “lobby de presión” para prohibir la clonación de animales en Europa.
Montoliu, sin embargo, rechaza los argumentos esgrimidos por estas asociaciones o europarlamentarios. "No creo que la clonación de animales deba prohibirse, sino regularse y garantizar que se realiza en centros especializados y por personal con la formación adecuada", señala. El científico explica que, al contrario de lo publicitado por grupos como CIWF, "la clonación es una técnica más en el campo de la reproducción asistida". En palabras de Montoliu, "un animal clonado que no haya sido modificado genéticamente no se distingue de un animal no clonado".
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La medida impulsada ahora por el Parlamento, que no afecta a la investigación ni a la clonación de especies en peligro de extinción, se ampara en tres resoluciones de la European Food Safety Authority (EFSA). ¿Cuál puede ser entonces el interés en obtener clones de animales de granja? Como apunta Montoliu, al generar individuos muy similares a otro, seleccionamos ese primer animal por "poseer unas características especiales", tales como la producción de leche excepcional, la calidad de la carne o la resistencia a enfermedades.Según la EFSA, la carne o la leche de animales clonados son plenamente seguros
En 2008, la entidad comunitaria afirmó que no existían problemas de seguridad alimentaria en relación a la carne o los productos lácteos obtenidos a partir de animales clonados. El investigador del CNB coincide con la EFSA al señalar que "no hay justificación científica que pueda usarse para argumentar la prohibición del consumo de carne de animales clonados".
La EFSA también declaraba que “la salud y el bienestar de una proporción significativa de clones, principalmente durante el período juvenil de bovinos y la fase perinatal de cerdos, son gravemente afectados, muchas veces de manera tan severa que ocasiona la muerte de los animales”. A pesar de estas declaraciones, la agencia admitía que “la técnica de transferencia nuclear de células somáticas también había producido clones de ganado y cerdos sanos, y cuya descendencia también presentaba un estado de salud similar a la de los no clonados, en base a parámetros fisiológicos o clínicos”.
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En 2009 y 2010, gracias a nuevos resultados científicos, la entidad reafirmó sus conclusiones sobre el impacto de la clonación en la salud y el bienestar animal. Además, la institución también hacía hincapié en “los limitados datos disponibles” sobre la seguridad alimentaria y el impacto medioambiental de los alimentos derivados de animales clonados. La evidencia científica disponible sobre los riesgos, comentaba la EFSA, también podía extenderse a las “madres de alquiler” utilizadas, ya que “sufren disfunciones placentarias que contribuyen a un elevado número de abortos”. Esto explicaría la baja eficiencia en la clonación de animales, que a pesar de décadas de investigación, sigue siendo del 6-15% para bovinos y 6% para porcinos.Los problemas en los animales clonados afectan también a embriones obtenidos por otras técnicas de reproducción asistida
En relación a los problemas de las madres de alquiler, Montoliu apunta que "los animales clonados desarrollan un crecimiento fetal mas allá de lo normal", por lo que la mayoría nacen por cesárea para evitar comprometer la salud de la hembra que los gesta. Actualmente se sabe que el estrés de la reprogramación celular tiene como consecuencia la alteración de los genes que controlan los patrones de crecimiento. ¿Pero qué ocurre con las madres que gestan a los animales clonados? El problema se denomina síndrome LOS (large-offspring-syndrome, en inglés), y según explica Montoliu, "no solo afecta al crecimiento de los embriones obtenidos por clonación sino también a los embriones obtenidos mediante técnicas de reproducción asistida".
El impacto social de la clonación
De acuerdo al Eurobarómetro de 2008, una amplia mayoría de europeos (81%) conocía la “clonación de animales”. Países como Dinamarca (96%), Eslovenia (93%), Luxemburgo (92%) u Holanda (91%) eran los que presentaban un porcentaje más alto de ciudadanos que habían oído alguna vez hablar de este concepto. En España, esta proporción disminuía hasta el 76%. El impacto mediático de Dolly explica en cierta medida este gran conocimiento. Según los resultados, el 80% de la sociedad europea relacionaba la clonación con “la creación de una copia idéntica”.
Sin embargo, en algunos casos se asociaba el término "clonación" de manera errónea, pues un 49% de los participantes también pensaba que implicaba la modificación genética. Pero el nacimiento de la oveja de Edimburgo también provocó nuevos temores y miedos, puesto que el 84% de los ciudadanos pensaba que la clonación de animales provocaría efectos desconocidos sobre la naturaleza. El 77% creía que esta técnica conllevaría además la clonación futura de seres humanos, una metodología prohibida en la mayor parte del mundo.
Teniendo en cuenta estas respuestas, Montoliu señala que "no le gusta culpar a la sociedad de lo que ocurre en Europa", si no que son los investigadores los que "deben asumir toda la responsabilidad". "Los que nos dedicamos a usar animales de experimentación como modelos de estudio de enfermedades humanas, o como propuestas de desarrollos biotecnológicos, debemos esforzarnos más para explicar a la sociedad los beneficios ciertos de todas estas nuevas variadades y razas de animales".
El rechazo que a día de hoy genera la clonación de animales en Europa es similar a la de los organismos modificados genéticamente. "Y tampoco estos deberían prohibirse para el consumo", matiza el investigador, que cree que esta situación cambiará próximamente con la llegada de la técnica CRISPR-Cas9, las nuevas herramientas de edición genómica más eficaces, rápidas y precisas que la ingeniería genética convencional. "Si no hemos conseguido transmitir los beneficios a la sociedad, es error de los científicos, que debemos hacerlo mejor, utilizando palabras más comprensibles y atendiendo y respondiendo a todas las dudas que, lógicamente, estos experimentos suscitan entre la sociedad", concluye.
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