Noticia Los 10 momentos que demuestran que Belén Esteban es lo peor

Belén Esteban se ha convertido, sin que nos diésemos cuenta, en un icono español. No de los buenos, claro está, pero hace gala de toda su “cultura” y su “ingenio”, cada vez que sale en televisión. Queramos o no, Belén Esteban es uno de esos personajes, que hace que nos sintamos orgullosos de haber ido al colegio y de no parecernos nada a ella, así que al menos, cumple una función social.

Querida y odiada por todos, tiene todo un séquito a sus espaldas que la protegen. Es un ejército compuesto por marujas de medio pelo, y chonis que se identifican con esos malos modales, esas respuestas a gritos, y ese estilo cutre y cada vez más hortera. Pero, ¿por qué es lo peor? Podríamos poner un montón de peleas como ejemplo, pero nos quedaríamos cortos. Hay muchos motivos para odiarla, y aquí te vamos a mostrar alguno de los momentos más emblemáticos que has podido ver en pantalla.


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Andreíta, coño, cómete el pollo

Fue una de las frases estrella, y de las primeras. Vamos, que sin vergüenza alguna, le soltaba a su hija que se comiera el plato del día. El pollo, vamos, no lo otro. Fue una frase muy sonada, y no sabíamos aún lo que se nos venía encima, con el juego tonto este de seguirle el rollo a la paleta de turno.

Claro, si al final la culpa es nuestra por dejar que hable. Y así ha pasado más de una década. Una década de dejadez, insultos, soeces y un montón de tonterías que hemos tenido que escuchar y soportar el coro de amas de casa marujas que apoyan este tipo de estupideces.



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La Edad moderna

No estamos diciendo que nos gustaría ver más debates filosóficos en televisión, ni que discutan sobre el boson de Higgs, pero sí que estamos permitiendo una sarta de perlas y de tonterías que hacen que el nivel educacional de España baje por momentos.

En esta ocasión, lo que dijo fue: “En la Edad Media hay como tres partes: paleolítico, neolítico… ¿o en la Edad Moderna? Pues mira, la Edad Moderna está bien, porque es ahora mismo en la que vivimos.”

Igual deberíamos llevarla a las manifestaciones de Educación, para poner un ejemplo en vivo de cómo la telebasura y la mala educación pueden acabar con nosotros. ¿Por qué lo calificamos como uno de los peores momentos? Porque nos deja en evidencia con su incultura y su ignorancia de la cultura en general.



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¿Qué te crees, que soy tonta?

Si pudiéramos creer que es capaz de hacer una pregunta retórica, podríamos pensarnos muy bien la respuesta. Pero como creemos que es incapaz de entender lo que significa “retórica”, pues vamos a hablar de sus muletillas.

El hecho de que sea de la capital no convierte a Belén Esteban en una mujer cosmopolita y llena de cultura. Todo lo contrario. De ahí, que de vez en cuando, le salga algo de la típica chulería madrileña que caracteriza a los gatos de la capital. Y una de ellas es el ¿qué te crees, que soy tonta?

Mira, pues sí. Eso es lo que habría que contestarle un día de estos, porque al final termina comiéndote la cabeza como si fuera una taladradora junto a tu oído. Y te deja el cerebro igual a base de escuchar los tacos y otras tonterías. Está en uno de los momentos que demuestra que es lo peor, porque ni siquiera maneja distintos registros. Todo lo dice con el mismo tono, y si hay pelea, mejor que mejor.



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Yo, por mi hija ma-to

Otra de esas frases que hicieron historia. Su hija Andrea, el producto de su polvete de un día con Jesulín, (felizmente casado ahora, que ve de lo que se ha librado), es lo que más quiere en este mundo terrenal. De ahí que lleve alguna camiseta con alguna frase de cuánto quiere a su hija, mientras engorda por momentos en la casa de Gran Hermano.

El caso es que un día soltó “Yo, por mi hija ma-to”. Sí, haciendo hincapié en las sílabas finales. Lo peor de todo es que probablemente será verdad, así que procura no quedarte a solas con ella, no vaya a ser que haya algo que le moleste y lo pague contigo. Y no precisamente con monerías.



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¿Me entiendes?

Podemos distinguir, por su tono de voz, dos estados de ánimo: iracunda, y enfadada. O a lo mejor es que su gama de expresiones faciales y de emociones, se le fue con cada operación a la que se ha sometido.

Sabemos que Belén Esteban está en la tele, porque con que escuches un par de frases sabes que es ella. ¿Por qué? Una pista: todas o casi todas sus frases terminan con otra de las típicas muletillas españolas: “¿me entiendes?” Puedes decir que igual solo quería hacer un uso del lenguaje propio, pero eso no se lo cree nadie, ¿me entiendes?

Al ritmo que va transformándose en una de las caricaturas en carne más dignas de sagas como Star Wars, podemos entenderla cada vez menos, de eso estamos seguros.



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¡Arriba la Esteban!

Esa fue una de las consignas que solían decir las marujonas. Lo que más miedo de esta santa devoción por una persona, es que organice un partido y se presente a las próximas elecciones.

No sabemos qué clase de programa tendría, pero mejor no lo pensemos ahora, no vaya a ser que estemos tentando al diablo.



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Las operaciones de estética

Todo el mundo merece estar guapo, si lo desea.Pero lo que empieza siendo un pequeño retoque, termina siendo una rinoplastia porque te has destrozado la nariz con drogas. O perdón, te has retocado la nariz, porque tenías problemas para respirar.

Igual debería haber denunciado a su cirujano. Pero hay que tener en cuenta que ella no contaba con una cara demasiado buena, y se ha ido deteriorando con el tiempo, así que dentro de lo que cabe, es normal que haya acabado así. ¿Por qué demuestra que es lo peor?

Porque es como si viéramos un choque a cámara lenta, que no podemos evitar, pero sabemos lo que va a pasar. Esto es lo que nos pasa con Belén Esteban: que en la próxima operación saldrá directamente del quirófano para asustar a los niños en Halloween.



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Lágrimas de cocodrilo

Otra de las cosas que odiamos de Belén Esteban, es que con ella toda la vida es un show. Si vas a encender la tele en Telecinco, lo que te encontrarás son gritos, lloros, y muchos más gritos.

Y claro, una de las estrategias más recurridas para ganar audiencias son las peleas. Por eso, cada vez que Belén Esteban termina llorando por algún rincón, seguramente esté calculando mentalmente cuántos millones está ganando por minuto.



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Y aún así, capaz de encontrar novio

Lo peor de todo es que con sus defectos, sus pros y sus contras, este espécimen de mujer humana, aún es capaz de encontrar novio. Y un novio humano, además. No estamos diciendo que se juran amor eterno, sino que tienen una relación, en términos de normalidad, claro. Lo que hace el dinero, vaya.

Pero vamos, si ella puede hacerlo, cualquier otra chica es capaz de encontrar a alguien.



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Ese pijama

Y si hay algo que odiamos más que a nada en estos momentos, es ese horrible pijama que hemos visto pasear por la casa de Gran Hermano: morado, con estampado de leopardo, y trescientas cuarenta y seis tallas más grandes.

No sabemos si le ayuda, pero la verdad es que en la mayoría de las tiendas, terminó agotándose. Para que luego digan que no nos dejamos llevar por las modas, vaya.


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