Los cisnes negros son el nombre que el académico libanés Nassim Nicholas Taleb otorgó a eventos muy extraños y difíciles de predecir, que tienen un impacto desproporcionado y con ramificaciones caóticas y de gran magnitud.
Además, muchos de los eventos etiquetados como cisnes negros son, a posteriori, racionalizados como inevitables, cuando en la realidad nadie los vio venir. Vamos a intentar analizar las posibles consecuencias de varios hipotéticos eventos futuros en la industria de tecnología de consumo.
Apple licencia iOS
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Android es indiscutible líder en cuota de mercado, pero los iPhone siguen siendo, para gran parte de la población, ineludibles objetos de deseo aspiracionales solo limitados en el mercado por su alto precio.
Apple tiene buenos motivos para no licenciar iOSUna resolución legislativa y/o judicial de algún ente nacional o supranacional obligando a Apple a licenciar iOS a terceros fabricantes —o la propia decisión de Apple de hacerlo, aunque sería mucho menos factible— podría desencadenar una reacción en cadena de fabricantes optando por licenciar el sistema operativo de Apple en vez de Android, ofreciendo "iPhones" con mejor o peor experiencia, en múltiples gamas de precios hasta entonces no alcanzados.
No solo afectaría a la popularidad del sistema operativo que aumentaría, también podría llevarse por delante gran parte de los beneficios de Apple, que trimestralmente se sigue llevando para casa la inmensa mayoría de los beneficios del mercado de telefonía móvil mundial, gracias al alto precio de los terminales.
Estados Unidos prohíbe la venta de terminales fabricados en China
Por algún motivo, e.g. se descubre que China está obligando a sus fabricantes y ensambladores a añadir puertas traseras en los chips y terminales que fabrican, Estados Unidos prohíbe la venta en su territorio de terminales fabricados por empresas Chinas (Huawei, Lenovo, Motorola, Xiaomi, etc.), o bien fabricados en China (básicamente casi todos los fabricantes). Otros bloques, como la UE, Japón o Australia, no tardarían en tomar decisiones similares.
Estos crearía un éxodo de fabricantes, proveedores de varios niveles de China —principalmente de la región de Guandong— hacia Vietnam, India, Corea y Japón, así como a los propios Estados Unidos.
De esta forma, descolocaría la economía del sur de China a medio plazo, y siendo el hub economíco que es, tendría que encontrarse un nuevo equilibrio mundial. Aumentos de precios en todos los puntos de la tecnología de consumo, faltas de stock y retraso de la evolución tecnológica durante años serían las consecuencias lógicas.
Samsung decide dar el paso unánime a Tizen
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Samsung lleva tiempo probando, con mayor o menor éxito, sus terminales con Tizen en India, Bangladesh y Nepal. Tres mercados con alto potencial pero más apetito por la gama baja de smartphone que otra cosa.
La rápida realización de una maniobra digna de la mejor de las integraciones verticales, podría hacer que una orden interna de Samsung hiciera al chaebol coreano dejar atrás la dependencia de Google como proveedor de software.
El salto a Tizen de un gigante como Samsung podría causar un éxodo de desarrolladores hacia la nueva plataforma, además de que obligaría a otros fabricantes a reaccionar y pensar en reformular sus alianzas.
Estados Unidos decide dividir Google
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A pesar de que muchos ven en la migración a Alphabet un paso preventivo de Google contra decisiones similares a la sufrida por Bell o la propuesta a Microsoft. Google se enfrenta judicial y legislativamente en contra de múltiples agencias de la competencia en todo el mundo.
Alphabet podría ser la protección de Google frente a futuros juicios de competenciaLas propias Comisiones de Comercio o de Telecomunicaciones de EE.UU., el Tribunal Supremo o una comisión del Senado podrían dar el primer paso en obligar a Google a dividirse en varias empresas. Una que gestione la publicidad, y otra/otras que gestionen las creaciones de servicios y software como el motor de búsqueda, mapas o Android.
Este cisma provocaría la necesidad de nuevos métodos de financiación para Google, daría alas a competidores que no pueden luchar mano a mano contra los productos gratuitos de Google, y en general pondría patas arriba Internet.
Haría a las nuevas divisiones factibles de ser absorbidas por otras mediante adquisición normal u hostil de sus acciones, así como darles libertad para asegurarse alianzas impensables hoy en día con otras entidades.
Desastre natural en un macrohub tecnológico
En 1906 un terremoto ya arrasó San Francisco dejando 3.000 muertos
Silicon Valley, Tokyo y en menor medida Shenzhen, están erigidos en situaciones geográficas propensas a los terremotos y maremotos. Un evento de magnitud suficiente y situación concreta podría, no solo crear crisis humanitarias en la zona, también la destrucción parcial o total de las oficinas y fábricas de grandes empresas tecnológicas.
Las fábricas de Sony, Sharp, Samsung, Foxconn, etc. Los campus de Apple, Google, Facebook, entre otros. podrían verse afectados en cuestión de horas.
Gran cantidad del software (o el hardware) mundial podría llegar a un parón en su producción de un día para otro. No solo la producción, docenas de datacenters podrían quedar afectados o inutilizados de forma inmediata. Gran parte del tráfico de Internet quedaría afectado durante semanas.
Las repercusiones en los mercados financieros serían inmediatas, haciendo saltar todas las protecciones gubernamentales y privadas, y podría desencadenar en una crisis mundial de varios niveles.
Imposibles de preveer
La propia naturaleza de estos eventos los hace imprevisibles, y como vemos, potencialmente desastrosos. La economía mundial depende en gran medida de la producción de un conjunto de empresas muy pequeñas y con un componente tecnológico total o mayoritario.
De momento son solo hipotéticos, pero debido a la presencia financiera e interdependencia de estas empresas, una pequeña crisis local puede desencadenar un efecto mariposa de índole caótica que acabe llevándose por delante años de avance tecnológico y econoómico presente y futuro.
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