Noticia Los genes de tu risa

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¿Hasta que punto nos influye la genética en nuestro estado de humor? ¿Y en nuestras reacciones ante un chiste? ¿Y a la hora de soltar una sonora carcajada? Es más, ¿y qué importa todo esto?


¿Contar chistes es cosa de genética? Estamos condicionados por nuestros genes. A estas alturas no es ningún secreto. Pero es curioso saber hasta que punto podemos llegar a ser un reflejo de nuestra genética. Como el humor, por ejemplo. El ser más propenso a la risa, al buen humor o a gastar bromas podría tener una razón escondida entre nuestros cromosomas. Así lo muestra un reciente estudio sobre 5-HTTLPR, una región de un gen asociado desde hace décadas a la neuropsiquiatría. Y aunque no es un campo fácil de estudiar, algunos investigadores siguen adelante desentrañando los entresijos genéticos que marcan nuestra vida. Vamos a conocer un poco mejor en qué nos convierte este gen.

5-HTTLPR y la genética ¿de las carcajadas?


5-HTTLPR es una región situada en el gen llamado SLC6A4. Éste gen se encarga de "fabricar" y regular los transportadores de serotonina. Ésta es una de las hormonas más importantes en el control de los estados emocionales y la felicidad humana. Sin transportadores adecuados, la serotonina no se puede recuperar ni llegar a su lugar, de manera que no puede hacer su trabajo, provocando problemas graves a varios niveles. 5-HTTLPR, por su parte, se llama región polimórfica enlazada a los transportadores de serotonina y su papel está comenzando a ser entendido ahora mismo. Desde que se descubrió en los 90, los médicos han tratado de conocer qué tiene de especial esta región, asociándola al comportamiento, desórdenes neuropsiquiátricos y medicamentos varios. Las últimas investigaciones muestran la gran importancia que tiene esta región especial en cosas como la depresión Las personas con 5-HTTLPR más corto son más propensos a reirse a carcajadasy la felicidad. Pero, su importancia podría ir más allá. Según muestra un reciente estudio.

Según explica, Claudia M. Haase, de la universidad de Northwestern, la reacción emocional positiva ante un hecho gracioso está asociado a la longitud de 5-HTTLPR. Es decir, el romper en carcajadas, sonreír o mostrar un talante más agradable y propenso a la risa está directamente relacionado con esta región de manera que las personas cuya región es más corta en ambas copias de 5-HTTLPR (también llamadas alelos) es más propensa a reaccionar rápida y positivamente, de forma más llamativa y animada, que la gente cuyas copias de 5-HTTLPR es más larga. Lo más interesante del estudio es la medición de las risas y reacciones realizadas, así como el intento de enlazar un componente genético con uno emocional y fisiológico al mismo tiempo: por ejemplo con la reacción de los movimientos musculares espasmódicos en ojos y labios que provocan la expresión de la carcajada, etc. De esta manera, en cierta medida, los investigadores han conseguido relacionar una zona de nuestro genoma que se relaciona directamente con el buen humor y la forma que tenemos de expresarlo.

Desentrañando el humor


Aunque esta investigación pueda parecer un tanto ligera, ni mucho menos. Desde hace mucho tiempo los científicos tratan de entender mejor cómo afecta nuestra genética a nuestro humor. ¿Por qué? Muy sencillo: las depresiones, reacciones violentas, la ira... los comportamientos negativos que nos hacen infelices son un área de estudio de gran interés con la única intención de mejorar nuestra predisposición ante situaciones de estrés. Pero el tratamiento psicológico a veces no es suficiente. En ocasiones hay que sacar la artillería pesada y atacar al centro del problema. Si conocemos ese punto débil y este es, además, una reacción fisiológica, podemos erradicarlo de un solo plumazo. Y toda reacción fisiológica tiene su inicio en nuestros genes. Por ello los neuropsiquiatras llevan años trabajando con 5-HTTLPR y SLC6A4. Imaginad que entendiésemos como nuestra predisposición va afectarnos ante la pérdida de un familiar; o ante un problema severo. Podríamos tratarlo con una medicación adecuada para facilitar el periodo de resiliencia, que es cuando superamos un problema.

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Es más, tal vez incluso podamos prevenir parte de sus efectos. En general, a pesar de los intentos de asociar 5-HTTLPR con comportamiento específicos (como sufrir de depresión crónica, por ejemplo) hasta el momento parece que la cosa es mucho más complicada. No existe una relación directa y específica sobre el cómo funciona. Pero sí sabemos, y así se ha observado, que las personas con 5-HTTLPR más corto suelen tener una actitud más emocionalmente sensible y expresiva, no solo con la risa. Es decir, son más propensos a reír o llorar ante situaciones emocionales clave. No quiere decir que sufran más o menos, sino que son más receptivos y tienden a expresarlo más fácilmente. Por el contrario, las personas con 5-HTTLPR más largo suelen ser menos sensibles a las condiciones externas. Esto ayuda a desbancar la hipótesis de que las personas con 5-HTTLPR corto tenían más tendencia general a la depresión, algo que se pensaba hasta hace relativamente poco. Eso sí, nadie les quita que sean mucho más sensiblones, así en general.

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