A pesar de la lejanía, Nueva York es una ciudad cuyas costumbres y lugares más icónicos nos resultan cercanos. Quizá la imagen más famosa sea Times Square, zona característica por su denso tráfico y los enormes carteles de publicidad que la adornan. Pero si hay algo que también vinculamos con la Gran Manzana es la gran marea de taxis que, como si de un riachuelo amarillo se tratase, circulan por las carreteras de la ciudad.
Pero estos vehículos no siempre fueron tal y como los conocemos, sino que han ido modificando su aspecto a lo largo del tiempo. Como recopilan en el New York Times, todo comenzó cuando en 1900 Harry N. Allen importó 65 coches Darracq procedentes de Francia, lo cual permitió el nacimiento de la empresa The New York Taxi Cab Company en un contexto donde todavía eran utilizados los caballos.
Darracq, 1900. George Eastman House | Getty Images
Ford, 1929. Museum of Modern Art | AP
Chevrolet 1950. AP Photo | Carl Nesensohn
Sin embargo, fue a partir de 1920 cuando el negocio del taxi explotó. Así, General Motors y Ford Motor Company serían los encargados de crear una nueva flota de automóviles que rápidamente se popularizaría entre los neoyorquinos. Pero, ¿por qué amarillos? Según Harry N. Allen, era la mejor manera para lograr que los taxis destacaran por el cada vez más denso tráfico de Nueva York.
Chevrolet, Peugeot, Toyota, Nissan… son muchas las marcas que a lo largo del tiempo han protagonizado el transporte móvil de la Gran Manzana y que, como apuntan en la BBC, ya supera la cifra de 13.000 taxis. No obstante, ahora es Uber la empresa que amenaza con dicho reinado y que en pocos años ha conseguido incluso superar en número a los icónicos taxis de Nueva York.
Créditos de la imagen principal: J. Stirling Getchell | AP
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