Una, las dos o ninguna.
Parecía que la apuesta de BMW, muy popular en Alemania, iba a ser el segundo player del mercado de los coches compartidos para la ciudad de Madrid. Sin embargo, hubo un rápido adelantamiento por la escuadra. Desde hace un año llevaba gestándose la propuesta de una de las filiales de PSA, en conjunto con la empresa española de estacionamiento EYSA. Ambas estaban buscando centrarse en nuevos modelos de negocio y en abrirse camino en el sector del carsharing; una acuerdo de joint venture firmado en verano de 2016, constitución de la empresa en octubre y, por fin, 500 coches de renting circulando por Madrid en diciembre de ese mismo año.
Con dos puntos de carga, en Paseo de la Habana y Doctor Esquerdo, además de 100 operarios trabajando para que ningún coche se quede fuera del servicio —no utilizan el sistema de cambio de baterías—, Emov ha logrado ya 50.000 altas en el mes que llevan de operaciones.
Un proceso rápido, muy rápido, para tomar la parte no satisfecha de la alta demanda que se acumula en Madrid. Un mercado que, según nos cuenta el general manager de Emov, Fernando Izquierdo, "pese a tener otros cerca mucho más maduros, como Francia o Alemania, al otro lado del charco, Madrid tenía una demanda muy superior a la oferta porque sólo contaba con un operador de la competencia". Añadiendo, además, que EYSA es española y, por cuestiones obvias, su interés estaba puesto al sur de los Pirineos y las relaciones con el Ayuntamiento de Madrid, en este caso, eran mucho más fluidas.
"Podríamos no haber avisado al ayuntamiento porque existe libre mercado pero, montar un servicio en Madrid con 500 vehículos estacionados en la vía pública sin decir nada, me parece una locura".
El Ayuntamiento, que se encuentra en su propia lucha personal contra la contaminación, no podría hacer otra cosa que recibirles con los brazos abiertos.
De los taxistas, explica Fernando, no tienen noticias y esperan no tenerlas ya que en su opinión no les consideran ni rivales ni jugadores del mismo mercado.
Alabado sea lo 100% digital
La ventaja que se ha encontrado Emov, respecto a la experiencia de su competidor directo Car2Go, es que ellos se han encontrado con un público que ya conoce las bondades de la actividad. Al menos en su mayoría, los que se registran, vienen ya estudiados. Otros muchos, por supuesto, están de nuevas incluso con el tema de manejar un coche 100% eléctrico.
El hecho de poder registrarse online es un factor positivo para la mayoría, aunque algunos otros siguen sin fiarse
De momento son sólo dos empresas operando en un mercado relativamente grande, por lo que su espíritu de competición está a mínimos. "Si al final aparecen 20 operadoras pues la demanda se saturará y ya veremos; pero de momento se trata de sumar y que se sumen mas clientes". Aunque lo cierto es que sus tarifas son sensiblemente más económicas que Car2Go, tanto en tiempo de uso —0,19 euros al minuto—, como en precio de inicio de servicio.
Aunque, sin entrar en otros detalles comparativos, el milagro de lo digital permite hacer cualquier validación de documentaciones pertinentes a través de la web. Car2Go, de hecho, ha perdido cientos de clientes simplemente por la pereza de tener que desplazarse a un punto físico. Emov, a través de validación de algoritmos y revisión humana, ha dado en el clavo.
El drama del aparcamiento
Es cierto que la zona de operaciones de Emov es sensiblemente mayor que la que opera Car2Go; han abierto el límite de actividad a algunas zonas fuera de la M-30. Por fin. Pero, el problema del aparcamiento sigue siendo el mismo o, incluso, peor.
Ya era difícil encontrar sitio para un Smart, que es el modelo más pequeño del mercado, no imaginemos un Citroën C-Zero que tiene cuatro plazas. De momento, no existe oferta de acuerdo con parkings públicos, por lo que habrá que buscarse la vida. La lógica dice que, cuantos menos coches particulares entren en Madrid aprovechando la oferta disponible, más fácil será aparcar; pero para llegar a ese punto hay que esperar bastante.
Barcelona, ponte las pilas
Lo más peculiar de todo esto es que Barcelona, una urbe con miles de habitantes, una de las mayores afluencias turísticas del país y un panorama emprendedor que más de uno quisiera para sí mismo, anda bastante perdida en lo que a car sharing se refiere.
Ni ha dado el visto bueno a Car2Go, servicio que ha dado su máximas cifras a nivel global en Madrid, y, de momento, no se lo dará a Emov. Uber tampoco encuentra encaje legal y Cabify se acaba de estrenar en la ciudad condal tras meses de estudios previos. El problema, comenta Fernando, es que "Barcelona se ha regulado de forma muy diferente al resto de las ciudades"; en otras palabras: obligan a servicios como Emov a pagar las tasas de parking, lo cual es inviable desde el punto de vista logístico y financiero.
La cuestión es que, tanto a ellos, como seguramente al resto, les encantaría "sentarse para hablar con el Ayuntamiento de Barcelona y ver qué quieren y qué necesitan, porque a sus habitantes seguramente les encanta el servicio".
Mientras se espera a que Barcelona entre en razón, a largo plazo es posible que se vean coches de Emov en Valencia, Málaga, Bilbao o Sevilla.
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