Noticia Los problemas en Linux continúan, ahora es el encargado del controlador Nouveau quien renuncia

Linux, problemas con desarrolladores


Tras la salida de Héctor Martin como mantenedor de la plataforma ARM/Apple en la rama principal del kernel, se ha abierto un nuevo capítulo en el mantenimiento del kernel, ya que ahora, Karol Herbst, quien desempeñaba un rol fundamental (era el encargado del controlador Nouveau y de la herramienta de seguimiento MMIO), ha decidido también retirarse de sus funciones como mantenedor y dejar de participar en la revisión de parches.

Sobre su decisión, Karol Herbst enfatizó que, a pesar de su partida, dos mantenedores seguirán respaldando el controlador, cumpliendo una labor que él considera como «un gran trabajo».

La decisión de Karol se basa en su descontento por la falta de un ambiente inclusivo dentro del grupo de desarrolladores principales, donde, en su visión, la colaboración debería cimentarse en el respeto mutuo y la equidad, sin permitir que ciertos poderes tácitos influyan en el proceso.

La controversia se intensificó tras la publicación de Theodore Ts’o, quien utilizó la metáfora de una “delgada línea azul” para describir el rol de los mantenedores, comparándolos con una barrera que separa el orden de la anarquía y que asegura la calidad y sostenibilidad del código aceptado.

Te voy a contar un secreto: los encargados del mantenimiento no son «todopoderosos».
Son la «delgada línea azul» que intenta mantener el código en pie, mantenible y de alta calidad. Como la mayoría de los líderes de voluntarios de organización, ya sea el Grupo de Trabajo de Ingenieros de Internet (el organismo de normalización para Internet), en realidad tenemos muy poco poder.
No podemos *ordenar* a las personas que trabajen para cancelar la deuda técnica, o que mejorar la infraestructura de pruebas o trabajar en alguna característica en particular que nos gustaría mucho para nuestros usuarios.

Todo lo que podemos hacer es impedir que se acepten las cosas (ya sea en nuestra
subsistema, o el imprimatur del IETF). Con suerte, solo estamos
Detener el progreso de las cosas malas, pero eso *realmente* es todo lo que podemos hacer.

Para Karol, emplear semejante analogía resulta inaceptable, pues ignora el impacto negativo que puede tener en aquellas personas marginadas y en la percepción de una comunidad que debería ser inclusiva.

En el debate se destaca, además, que los mantenedores, aunque esenciales para evitar la incorporación de cambios inestables o deficientes, pierden parte de su influencia una vez que el código es integrado al núcleo, quedando responsables de las consecuencias posteriores. Este escenario se agrava cuando equipos interesados únicamente en promocionar sus propias creaciones desaparecen tras la aceptación del código, dejando a los mantenedores con la ardua tarea de corregir errores.

Una de las cosas que resulta muy frustrante por parte del mantenedor
La perspectiva son los equipos de desarrollo que solo están interesados en su mascota característica, y *sabemos*, por experiencia muy amarga, que más del 95% del tiempo, una vez que el código es aceptado…

El código desaparecerá y nunca más se volverá a ver. Como resultado de una dinámica común, es que los mantenedores ejercerán el único y exclusivo poder que tienen — que es negarse a aceptar el código hasta que es prácticamente perfecto — ya que una vez que aceptamos el código, instantáneamente perderemos todo apalancamiento, y los contribuyentes desaparecerán, y nosotros… quedar con la responsabilidad de limpiar el desastre.

La situación también ha puesto de manifiesto un aparente doble moral en el proceso de integración de cambios: mientras que el trabajo de desarrolladores “consentidos” se aprueba de manera casi inmediata, las propuestas de nuevos integrantes enfrentan una revisión mucho más rigurosa para demostrar su fiabilidad, aunque en este último caso podríamos entender el porqué, ya que un ejemplo muy práctico de ello es el caso de la utilidad «XZ».

En cuanto a la otra cara de la moneda, está el caso del compilador Clang, cuyos cambios tardaron una década en consolidarse dentro del proceso de construcción del kernel, lo que evidencia la necesidad de tiempo y confianza para que las innovaciones radicales se integren de forma segura.

Sin dudas, todo esto que está surgiendo dentro del equipo de desarrolladores de Linux se convertirá una de las bases que ayudara a fomentar un entorno en el que la diversidad y el respeto sean pilares fundamentales de la colaboración en el código abierto.

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