La simplificación de los pagos móviles, de un tiempo a esta parte, está permitiendo una más que correcta adopción de esta tecnología que todavía está en su etapa más incipiente. La apuesta de muchos fabricantes de dispositivos móviles y de entidades bancarias por buscar alternativas y ampliar la oferta para llegar al usuario está impulsando una tecnología que en un primer momento se daba por perdida. Pero no es suficiente, los pagos móviles todavía tienen muchos retos por delante, aunque no será cuestión de futuro, pues el pago con el dispositivo móvil ya es, para alegría de muchos, una completa realidad presente con grandes apuestas por parte de algunas entidades bancarias.
Por ejemplo, CaixaBank ha creado las primeras aplicaciones para smartwatches, incluyendo tanto Apple Watch como los dispositivos con Android. Quizás por iniciativas como estás no sea de extrañar que la propia banca móvil de CaixaBank haya sido reconocida como la mejor del mundo según el último estudio de Forrester.
No obstante, por mucho que los pagos móviles hayan despegado recientemente y el usuario pueda pagar con más facilidad que antes, hay tres escollos principales que están frenando, junto con otros muchos factores, el desarrollo de esta tecnología. En primer lugar, los pagos móviles necesitan avanzar más en la estandarización. Las tarjetas de crédito, que es en esencia un pago móvil, se adoptaron de forma masiva porque existía una estandarización, y el sistema estaba simplificado casi en su totalidad.
La fricción y la falta de estandarización es uno de los principales escollos para su masificación Durante su implantación apenas existían referencias regionales o de funcionamiento más allá de la obligación o no del uso de firma en función del país y de la aplicación del pin en el momento del pago, pero con todo era un sistema estandarizado. Los pagos móviles necesitan un sistema estandarizado para llegar al público, puesto que actualmente cada fabricante tiene su sistema que funciona de una forma diferente. No existe interoperabilidad más allá de los sistemas de pagos móviles bancarios, que por circunstancias obvias sí que son más solidarios unos con otros, aunque desde luego no al nivel actual de una tarjeta de crédito, sobre todo en lo que se refiere a wearables, un terreno en el que se han dado grandes pasos, pero todavía queda mucho por delante.).
Por otro lado, y unido a la estandarización, otro de los retos mayúsculos de los pagos móviles tiene que ver con la fricción que supone para el usuario. Al no existir un sistema estándar y una costumbre social de uso, la curva de aprendizaje para realizar pagos móviles varía en función del fabricante, haciendo mucho más complicado su uso en algunos casos, y poniéndose en evidencia frente a la tarjetas en más de una ocasión: si resulta que el pago móvil viene a sustituir a la tarjeta y dotar de mayor comodidad al pago, ¿cómo es posible que algunas de las alternativas del pago móvil sean más lentas, más complejas y menos seguras que el sistema de tarjetas de crédito y débito actuales?. Es cierto que se han dado los primeros pasos, y existen dos grandes formas de afrontar el pago con el móvil: el sistema que incluye el elemento seguro en la tarjeta SIM del operador y el que lo hace en un cloud privado (HCE) para no depender del operador (para ofrecer interoperabilidad).
El comercio local jugará un papel fundamental en su expansiónEliminar la fricción a la hora del pago y simplificar al máximo el proceso dotándolo de seguridad es el mayor reto para el desembarco masivo del pago móvil, pues no hay nada más sencillo para la adopción de una tecnología que convertirla en un proceso fácil, apto para todos, y si hay dinero de por medio, que sea lo más seguro posible de cara al consumidor, un usuario que incluso para las compras en Internet tiene bastante recelo, y que junto la banca móvil ha experimentado una popularización exponencial como ejemplifican algunos de los datos de CaixaBank:
- 2,4 millones de clientes de Línea Abierta móvil operativos
- 1.487 millones de operaciones móviles al año (2014)
- 150 millones de operaciones al mes
Así mismo, otro de los retos fundamentales para el desarrollo del pago móvil y su adopción masiva tiene mucho que ver con la apuesta que haga el pequeño comercio. Sin duda, la parte fundamental, junto con los fabricante y las entidades bancarias, son los pequeños y grandes comercios. Una apuesta fuerte en las tiendas por el pago móvil, unido a unas tarifas bajas por su uso para promover esta tecnología, son sin duda otro de los principales escollos que el usuario puede encontrase cuando vaya a pagar y quiera hacer uso del formato móvil. Si es cierto que ya hay unos 300.000 TPV’s contactless instalados en España compatible los pagos móviles de sistemas como los de CaixaBank, pero muchos comercio tendrán que renovar sus equipos para garantizar la expansión de la tecnología.
Estandarización, menos fricción y apuesta del comercio local. Retos que tenemos que superar para convertir el futuro de pagos móviles en una realidad habitual para las masas de consumidores.
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