Noticia Los Tenakth me mostraron el honor en Horizon Forbidden West, pero traicioné sus enseñanzas en su desafío más injusto

Los Tenakth me mostraron el honor en Horizon Forbidden West, pero traicioné sus enseñanzas en su desafío más injusto


Los Oseram, los Nora y los Carja fueron las tribus que coparon la idiosincrasia de Horizon Zero Dawn, pero la llegada de Aloy al Oeste Prohibido supone el impacto con culturas completamente nuevas. Los Utaru y los Tenakth son las sociedades más prominentes de un mapa que es ampliamente dominado por los segundos, pues sus tácticas guerreras se imponen ante el pacifismo ecológico de los primeros.


En un principio, Horizon Forbidden West me advirtió de las costumbres bárbaras y violentas de los Tenakth, los cuales son temidos por beberse la sangre de sus oponentes tras derrotarlos. Y lo cierto es que su apariencia no invita a la amistad, ya que están envueltos en tatuajes y con armaduras con más puntas que un cactus. Sin embargo, toca lidiar con ellos para conseguir reclutar las funciones subordinadas de GAIA, tal y como sucedió en Las Vegas.


A lo largo de la aventura los he podido visitar en enclaves tan icónicos como Marjalespina, el Baluarte o Lanzahirviente. Lugares que intimidan a la vista y que dejan claro que la arquitectura no es el punto fuerte de los Tenakth; es más, ni siquiera poseen un método de escritura y es por ello que mantienen un pequeño hilo de contacto con los Carja, ya que ellos están mucho más dotados en ese arte. Esta suerte de analfabetos parecen destinados a la confrontación y a la guerra constante, pero ni mucho menos.


Poseen su propia jerarquía, divididos en clanes con sus propios mariscales, los cuales cuidan a sus propios pueblos e intentan demostrar una meritocracia constante. De hecho, lo viví en mis propias carnes cuando Yarra y Drakka se pelearon por la gestión de Lanzahirviente en un conflicto que ojalá hubiese podido detener. Es una lástima que uno de los dos tuviese que morir, pero tuve claro que Drakka partía con la razón, o al menos con la menor cantidad de culpa ante una Yarra que se vio superada por la situación de ser líder.

Horizon Forbidden West


Un drama fraticida, pero que sorprendentemente los Tenakth no acusan moralmente, sino que sacan pecho de ello. Es su deber defender el honor, lo cual aprendieron de los JTF-10, más conocidos como Los Diez. Un grupo de soldados estadounidenses que dieron mucha guerra a las máquinas antes del inevitable final contra ellas, pero que los Tenakth intepretaron como unos guerreros legendarios de los que aprender su filosofía de vida. Hekarro, jefe de la tribu, es el principal símbolo de ello y es el que lustra las ruinas del Museo Memorial del Campo de Batalla de Mojave.


Allí se encuentran las visiones, lo que no son más que proyecciones holográficas corruptas que contienen algunas de las hazañas de Los Diez. Es impresionante cómo consiguieron aprender el saludo militar, sus métodos de combate y una puesta en escena que mete pánico a cualquier contrincante. Los curanderos son médicos y los guerreros, soldados, por lo que la etimología del ejército la han adoptado a la perfección. Aloy también se nutre de ello, aprende y acepta las condiciones de Hekarro para hacerse con ÉTER, pues toca darse un paseo por el mapa obligando a los clanes a presentar a sus candidatos al Kulrut.

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Una competición en la que los participantes se enfrentan a máquinas poderosísimas y los ganadores son declarados como mariscales, lo cual es idóneo para que todos estén unidos para luchar contra Regalla. Enseñanzas y más enseñanzas de que en la batalla tan solo existe la gloria y que el honor lo es todo, a menos que desees convertirte en capellán. Es por ello que me he lanzado a todos los Fosos de lucha de Horizon Forbidden West y así poner a prueba mis dotes de combate.


Además, desde el comienzo de la partida el título de Guerrilla Games me ha tentado con la existencia de La Perseverante, una durísima guerrera Tenakth que me metería una paliza impresionante. Para encontrarla he de superar los desafíos de cada asentamiento y la verdad es que fueron duros, especialmente los de Marjalespina y Lanzahirviente. Un par de dolores de muelas de aúpa, de los que te dejan con escozor, pues superar las defensas de los enemigos en cada reto es complicado. Por si fuera poco, el jefe de cada Foso se pone chulo en la última ronda y resulta complicadísimo derribarlo.

Horizon Forbidden West Aloy Fights Slitherfang


Con todo, tras mucho esfuerzo e inclinarme hacia la pantalla como si quisiese ganar una partida de FUT Champions, al final logré mi objetivo. La Perseverante se encuentra una vez superada la mitad del mapa, escondida entre los árboles, y aguardando a que cualquier infeliz se acerque. Yo tengo el siguiente turno, por lo que cuando llego me da un par de charlas filosóficas y me lanza a la arena. Toca derrotarla, pero resulta imposible.


La hija de su madre tiene una salud demencial -juego en dificultad Difícil-, atiza que no veas y lo peor de todo: realiza contraataques absolutamente imprevisibles. A pesar de que el escenario cuenta con tres barriles que hacer estallar y así tener unos segundos de respiro, me resulta una tarea titánica derribarla. Lo máximo que conseguí fue quitarle la mitad de la vida tras aporrearla con mi lanza como si no hubiese un mañana, pero su castigo al acoso de Aloy es brutal. Por lo tanto, me vi obligado a renunciar a los principios de los Tenakth.

Horizon Forbidden West


Me enfadé con La Perseverante, acudí a Internet y busqué la dichosa forma de mandarla a la estratosfera. Para mi (no) sorpresa, no era el único que le había pillado manía al personaje, ya que en diversos foros hablan de la misión como "injusta" y "aburrida". Si hubiese seguido los pasos Tenakth, tendría que haberme aguantado y luchado lo mejor posible, pero al final recurrí al combo Rompebloqueos. R1+R1+R2 y no puede salir del bucle de quedar noqueada por unos instantes.


¿Es legal? Sí ¿Algo me lo impide? No ¿He traicionado los principios que me enseñó Horizon Forbidden West? Absolutamente, pero mi paz mental está muy por encima de cualquier regla que me impida partirle los dientes a quien me reta. Mi único delito es haberlo hecho con una persona de la tercera edad, aunque la policía está lejos de existir en el Oeste Prohibido.


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La noticia Los Tenakth me mostraron el honor en Horizon Forbidden West, pero traicioné sus enseñanzas en su desafío más injusto fue publicada originalmente en Vida Extra por Juan Sanmartín .

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