Llega el verano y con el una de las épocas en las que más veces sacamos nuestro teléfono del bolsillo para sacar una foto, bien del paisaje o de nosotros mismos. También es una de las épocas más peligrosas para nuestro teléfono y es que no solo tenemos que tener cuidado con no perder o que nos roben el móvil, si no que también hay muchas posibilidades de que acabe dándose un chapuzón el la playa u olvidado en el jardín de la piscina. Por no hablar de que pasamos poco tiempo en casa y apenas vamos a tener tiempo de mover todas las fotos a nuestro ordenador para ponerlas a salvo.
De ahí que debamos tener un especial cuidado si no queremos perder nuestros mejores momentos, por que un teléfono se puede reemplazar pero no todas las fotos y vídeos que hemos ido haciendo en los últimos meses con él. Por eso, aquí van un par de métodos que podéis utilizar para mantener a salvo vuestras fotos pase lo que pase con vuestro smartphone.
En la nube
La primera opción, como no, es la nube. Aunque requiere de conexión a internet (WiFi a poder ser), nos permite poner nuestros recuerdos en un lugar etéreo donde pase lo que pase nunca desaparecerán. Aunque esa ventaja se puede volver un inconveniente si estamos en algún lugar con mala conexión a internet (algo habitual si nuestras vacaciones son en pequeños pueblos).
En el caso de los usuarios de iPhone la mejor opción con diferencia es iCloud Fotos. Puede que sus planes de almacenamiento no sean tan competitivos como los del resto, pero cuenta con una baza que nadie más puede igualar: integración y simpleza. Y es que una vez activamos el servicio no tenemos que preocuparnos de nada más que de sacar fotos. Nuestro iPhone se encargará de manera automática de subir las fotos a la nube cuando encuentre WiFi y de liberar espacio (dejando copias en baja resolución mientras que los originales están en la red) cuando tengamos poco espacio. Algo realmente útil si tenemos en cuenta que por 0,99€ tenemos 20 GB de espacio en iCloud o 200 GB por 3,99€. Más que de sobra para guardar todas nuestras fotos.
El hecho de que todas las fotos que saquemos sigan estando dentro de la app de fotos supone una gran ventaja, puesto que podemos seguir editándolas con nuestra app preferida o subiéndolas a redes sociales. Y si tenemos varios dispositivos de Apple (como un iPad, un Mac e incluso el navegador) todas nuestras fotos aparecerán como por arte de magia en ellos. Y esta es quizás una de las mayores pegas, que si no vivimos dentro del ecosistema Apple quizás no le saquemos todo el provecho.
Google Fotos nos ofrece almacenamiento ilimitado a cambio de una pequeña compresión Y si somos usuarios de Android la primera opción a considerar tiene que ser si o si Google Fotos. Presentado casi por sorpresa en el Google I/O de este año el servicio nos ofrece almacenamiento ilimitado si no nos importa que se compriman algo nuestras fotos y si no tenemos 15 GB para fotos sin perdida de forma gratuita o 100 GB por 1,99 USD. Como en el caso de iCloud, Google Fotos también se encarga de subir nuestras fotos y videos de manera automática a la nube, por lo que no tenemos más que preocuparnos de encontrar un punto Wifi para no gastar nuestra tarifa de datos.
En el caso de que ninguna de estas opciones nos termine de gustar también podemos recurrir a otras nubes como Dropbox (con su app Carousel), Box, o OneDrive de Microsoft puesto que casi todas ellas ofrecen la opción de guardar nuestras fotos de manera automática a la nube. El único punto en contra, al menos en iPhone, es que muchas de estas apps simplemente se encargan de subir las imágenes a la nube pero no nos liberan espacio al mantenerse todos los originales en el carrete (tenemos que ser nosotros los que nos encarguemos de borrar).
Discos duros móviles
Si la nube no es lo nuestro la mejor opción es recurrir a los llamados discos duros para móviles. Algunos tienen un formato que recuerda a un pendrive y otros son más parecidos a los HDD externos a los que estamos acostumbrados pero su función es la misma en todos ellos; guardar archivos. Algunos de ellos funcionan de manera directa, conectadose al puerto de carga de nuestro móvil y otros funcionan de manera inalámbrica. Estos últimos son algo más caros, pero ofrecen ventajas como poder conectar varios dispositivos a la vez o poder acceder a nuestros datos sin tener que conectar nada a nuestro terminal como si fuese un PC.
En el caso de iPhone la mayoría de estos accesorios funcionan con su propia app, por lo que no estaría de más bajarlas y jugar un rato con ellas para ver si nos convencen antes de comprar, aunque claro está no podemos probar todo sin el disco en cuestión. Sea como fuere, su funcionamiento suele ser bastante sencillo: simplemente nos conectamos a la red Wifi que generan, abrimos la app y ya podemos empezar a ver y mover archivos. El único punto negativo de muchos de estos discos inalámbricos es que llevan una batería incorporada (con la que generan el punto de acceso WiFi), lo que supone un nuevo "chisme" a cargar y del que estar pendiente. Si queréis optar por este método productos como el LEEF iBridge, LaCie Fuel, SanDisk Connect Drive, o SanDisk Connect Flash son los más recomendables.
Sea cual sea el tipo de disco por el que nos decidamos es importante no llevarlo siempre encima, puesto que no sirve de nada pasar todos nuestros recuerdos a uno si después se acaba rompiendo o lo perdemos. Y sobre todo, tenéis que tener en cuenta que elegir un método no excluye al otro, puesto que cuantos más métodos usemos para proteger nuestras fotos más seguras estarán.
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