Noticia Mazmorras infinitas, aventuras tridimensionales: Moonlighter 2 y la evolución del indie Made in Spain

Mazmorras infinitas, aventuras tridimensionales: Moonlighter 2 y la evolución del indie Made in Spain


Mazmorras infinitas, sueños tridimensionales y un sinfín de tesoros por descubrir. Moonlighter 2: The Endless Vault es mucho más que una secuela: es la confirmación de que el videojuego español hoy compite en la primera primera división del indie internacional. Porque, como los mejores, hay un empeño definido a la hora de aporta valor adicional: el extra de mimo y el genuino deseo de ir más lejos y mejor. Por volver a obsesionar a los fans del original tanto o más que con el primer juego.


Y es que este nuevo capítulo Moonlighter es una evolución ambiciosa que se atreve a abandonar un sensacional pixel art (uno de los puntos más fuertes del original) para abrazar un mundo que se siente más profundo. Y no por cuestiones estéticas, que también, sino para expandir tanto la gestión de la tienda como la exploración de mazmorras. Para llevar la legítima sensación de aventura todavía más lejos, y afianzar la gratificación de mejorar con el botín obtenido de ella. Acertando de pleno en cada una de las pretensiones e ideas.


De hecho, Moonlighter 2 suma nuevas sensaciones a lo ya conquistado en el juego de 2018 sin perder aquello que ya se hacía de maravilla. Destacando cómo se añade más profundidad a las partidas y el modo en el que su combate es mucho más robusto. Pero es que, en el proceso, se palpa constantemente que se ha logrado un salto de calidad. Uno audaz, de hecho: entiendo a quienes echen de menos la estética retro, pero en el proceso se gana la frescura que tenías al descubrir el primer título. Y eso, amigo mío, no te lo da cualquier secuela.

El delicioso punto intermedio entre la confiable rutina y la sensación de aventura​


Permíteme que parta desde una pregunta muy interesante: ¿Moonlighter necesitaba un segundo juego? Incluso habiendo pasado más de siete años desde su debut, el título del estudio valenciano Digital Sun continúa siendo un referente indie. Tanto entre los producidos en España como ampliando la escala a nivel mundial. Y ojo, que en VidaExtra jamás me cansaré de presumir de los juegos que se producen en Andalucía, Barcelona, Canarias o Galicia. Independientemente de su escala y presupuesto, es para estar orgullosos.

Y es que Moonlighter (el de 2018) ya destacó por su pixel art encantador, su bucle adictivo de explorar mazmorras de noche y vender el botín cuando brilla el sol, y su capacidad para conectar dos mundos aparentemente opuestos: la aventura y la economía. Una fórmula que no tarda en atraparte. Sobre todo si, como yo, lo juegas en modo portátil.


De hecho, tanto el original como la secuela toman prestadas muchas sensaciones de los clásicos, especialmente de las primeras entregas The Legend of Zelda, y las cristalizan en algo propio. Ofreciendo una mezcla propia de mazmorreo roguelike y gestión de tienda. Logrando que algo tan rutinario como tratar de que resulten atractivos los frutos de tus incursiones para los clientes se complemente de maravilla con enfrentarse a un sinfín de monstruos en las profundidades.


El primer juego se hizo más grande apenas un año después de su lanzamiento, en 2019, con la expansión Between Dimensions. De modo que, en el caso de haber seguido la tendencia de otros indies que apostaron por el roguelite desde enfoques diferentes (como Dead Cells, Vampire Survivors y tantos otros) hoy tendríamos una especie de "Moonlighter 2.0". Y eso, precísamente es lo que esquiva la secuela: Digital Sun regresa dando un salto técnico y narrativo que busca ahondar en su identidad y, desde ahí, elevarla. Establecer un nuevo capítulo y recordarnos qué le debemos exigir a una genuina secuela.

Más que una secuela: la evolución de Moonlighter​


La primera gran diferencia se aprecia a golpe de vista: la secuela no se conforma con refinar el exquisito pixel art, sino que apuesta por un mundo tridimensional. Desde ahí, se ofrece una narrativa más ambiciosa y un sistema de juego que amplía las posibilidades tanto en combate como en gestión. Y todo lo logra sin ceder un ápice del terreno conquistado y los aciertos del original. El resultado: una experiencia que se siente familiar para los veteranos, pero que también transmite la sensación de estar ante un universo nuevo, más grande y más arriesgado.

Permíteme que me repita: en Moonlighter 2, la evolución visual es evidente y su salto a las 3D con perspectiva cenital recuerda a clásicos como Zelda: Link's Awakening, pero con un estilo propio y no se trata de una decisión superficial o artística. el combate es más dinámico y robusto, y eso gana todavía más matices con enemigos más variados en comportamiento y escenarios que aprovechan mejor la verticalidad.


De hecho, las mazmorras generadas proceduralmente cuentan con más variedad de retos, lo cual aumenta generosamente el afán por curiosear, estrenar nuevas armas y meternos en líos. Y sí, en lo que respecta a las recompensas, las armas y la gestión de la tienda también se ha enriquecido: en Moonlighter 2 no solo vendemos objetos, sino que debemos negociar, mejorar el local y atender a clientes más exigentes, lo que añade capas de estrategia.

Moonlighter 2


La narrativa, porque la tiene, retoma la historia de Will y su pueblo. Lo divertido es que dejamos atrás (por circunstancias de la trama) todo lo conseguido en el primer juego y, tras un exilio forzado, toca empezar desde el principio. Sin embargo, y esto es un acierto, en Digital Sun quieren que vayamos más allá de lo que logramos en el original y le añaden ese extra de profundidad que impera con la secuela introduciendo una nueva amenaza: Moloch, un coleccionista universal que arrasa dimensiones enteras.


Y es que la gran novedad más allá expandir cada uno de los apartados clave pasa por en el artefacto que da título al juego: The Endless Vault, un cubo misterioso que plantea retos y recompensas, convirtiéndose en el motor narrativo y mecánico de la secuela. De modo que, a todos los efectos, en Moonlighter 2 el ritmo y la progresión se sienten más ágiles, la conexión entre mazmorreo y comercio se siente más orgánica, el tono también es más épico, y la escala de la aventura se amplía considerablemente. Siendo una secuela en la que no solo es más y mejor, sino en la que todos los cambios son aciertos. Una legítima evolución.

Moonlighter 2: mazmorras infinitas, sueños tridimensionales​


Moonlighter 2: The Endless Vault es una secuela que arriesga y gana. Amplía la escala, moderniza la fórmula y ofrece una experiencia más completa. Y aunque en Digital Sun son perfectamente conscientes de que el sacrificar parte del encanto retro que definió al original significa una dejar atrás uno de los máximos atractivos, han logrado sacarle partido a ese extra de profundidad que se buscaba ofrecer en este nuevo capítulo para que la sensación de exploración, aventura y hasta las pujas se sientan tan frescas y novedosas como lo fueron en el original en su día.


Con todo, puedo llegar a entender a quienes prefieran la nostalgia por el pixel art del original, que tenía un encanto especial y una identidad visual muy marcada. Y quizás las nuevas capas de gestión, perfectamente fundamentadas y que establecen de maravilla la evolución que se busca, dejen atrás la sencillez que hacía tan accesible al primer juego. Pero, incluso ante esas, el primer Moonlighter siempre estará ahí. La segunda atrás se apoya en el auténtico corazón del juego y, de hecho, esto es solo el comienzo de un punto y aparte.

Moonlighter 2: The Endless Vault hoy se juega en calidad de acceso anticipado, y eso refleja esa filosofía moderna y la predisposición a mejorar a base de escuchar a la comunidad y ajustar el diseño en tiempo real. Fue el ingrediente secreto de maravillas como Baldur's Gate 3 o Hades 2, acerca al jugador al proceso creativo y, en el proceso, posiciona a Digital Sun como un estudio capaz de dialogar con su público

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Que no se me malinterprete: no vas a tener la sensación de que estás ante un juego inacabado: Moonlighter 2 ya expande los límites del primer juego y del indie español. Su propuesta mantiene la magia del original, pero la amplía con nuevas capas narrativas y mecánicas. Un título que no solo invita a explorar mazmorras infinitas, sino también nos recuerda que no hay que salir de España para encontrar la chispa creativa y la genuina pretensión de evolucionar en la industria del videojuego.


De modo que la sensación al jugar a Moonlighter 2: The Endless Vault es la de estar ante un título más ambicioso, con un bucle roguelike que sigue siendo adictivo pero que introduce más variedad en misiones secundarias, personajes y recompensas. La de una continuación directa que no se conforma con repetir la fórmula. Y, más allá de todo lo anterior, un título que reafirma a Digital Sun como uno de los estudios indie más prometedores de Europa al dar lecciones de cómo ha de ser una buena secuela. De afianzar mejor los cimientos de una saga aún tiene mucho que ofrecer en el futuro.


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