“Este no es el mundo que los inventores de Internet ambicionaban hace 25 años, pero es el mundo en el que nos tocó vivir”.
Después del horror que supuso la Segunda Guerra Mundial, el mundo acordó la Cuarta Convención del Tratado de Guerra, la cual pretende proteger a las poblaciones civiles en caso de guerra. En esencia, el acuerdo limita los poderes de las potencias militares con las poblaciones civiles en las zonas ocupadas. Desde entonces, los Tratados de Ginebra han sido un canon (no siempre respetado) para intentar salvaguardar la humanidad en la peor de sus facetas.
Microsoft propone mantener los aspectos civiles de la política y la economía al margen de los hackeos entre estados
Los tiempos cambian y las guerras evolucionan. El ciberespacio se ha convertido un territorio tan disputado como la tierra, el mar y el aire. En una sociedad donde la información es poder, mantenerla alejada del enemigo es vital. Las compañías tecnológicas quedan en fuego cruzado y Microsoft lo ha comprendido bien.
La solución que han propuesto es la de unir al sector de la tecnología por un Tratado de Ginebra digital que haga de las compañías tecnológicas un espacio neutro y protegido de los conflictos entre naciones. Brad Smith, Presidente de la Oficina Legal de Microsoft, ha propuesto desde el blog de la empresa crear una versión del tratado que mantenga a los aspectos civiles de la política y la economía al margen de los hackeos entre estados. Smith menciona:
Tal como la Cuarta Convención de Ginebra reconoció que la para la protección de los civiles era requerido el involucramiento activo de la Cruz Roja, la protección contra los ciberataques entre estados-nación requiere de la asistencia de las compañías de tecnología.
Christoph Scholz
Smith propone seis pilares que deberían regir el Acuerdo de Ginebra Digital:
Las compañías privadas, el sector privado ni las infraestructuras críticas serán blancos de ataques por parte de gobiernos.
Será imperativo que los gobiernos ayuden al sector privado a detectar, contener, responder y reparar daños.
Reportar las vulnerabilidades en lugar de reservarlas, venderlas o hacer mal uso de ellas.
Reprimir la creación de ciberarmas y asegurarse que las creadas sean limitadas, precisas y no reusables.
Comprometerse al combate de las armas cibernéticas.
Limitar las ofensivas con el fin de evitar un ataque masivo.
Para Smith, el asunto es que las ciberguerras comprometen a los gigantes de la tecnología tanto políticamente como económicamente.
El sector de la tecnología juega un rol único como los principales respondedores del Internet, y debemos comprometernos a la acción colectiva para hace del Internet un lugar más seguro, afirmando nuestro rol como una Suiza neutral digital que atiende a los clientes donde sea y tiene la confianza del mundo.
Más allá del ciberespacio el hecho es que está producido, administrado y asegurado por el sector privado. Los Gobiernos obviamente cumplen toda clase de papeles críticos pero la realidad es que los objetivos en realidad están operados y son propiedad de civiles.
Smith refiere al ataque de Corea del Norte contra Sony en 2014 y por supuesto, a los ataques recientes que involucran la presunta intromisión del Gobierno ruso en las últimas elecciones de los Estados Unidos por medio de hackeos y filtraciones.
Finalmente, Smith pide la unión del sector para formar una entidad mundial de telecomunicaciones capaz de intervenir en las guerras informáticas:
Debemos unirnos como industria para hacer estos principios reales. Por ejemplo, debemos comprometernos a colaborar entre nosotros y a reforzar la defensa contra los hackeos de los estados-nación. Debemos prometer que continuaremos no colaborando en ataques ofensivos. Debemos hacer parches de software disponibles para todos nuestros usuarios sin importar quienes los atacan y cuáles son sus motivos. Debemos adoptar practicar coordinadas para manejar vulnerabilidades en el producto y en el servicio. Y todos debemos trabajar juntos para ayudar la defensa internacional como un nuevo órgano global.
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